miércoles, 4 de noviembre de 2020

LA SENCILLA COMPLEJIDAD DE LA VIDA: LLEGA LO ORGÁNICO

         

A partir de átomos y moléculas la vida se despliega ante nosotros. Brote del fronde de un helecho.

        Y si ya tenemos la química orgánica y los genes ¿cuándo empieza la vida?, la respuesta a esta pregunta es difícil, la vida se definía antes como la capacidad de nacer, alimentarse, desarrollarse, reproducirse y morir. Pero la naturaleza se resiste a ajustarse a las definiciones tajantes. Si tomamos fragmentos de ARN o de ADN (de uno u otro, nunca de los dos a la vez) y los envolvemos con una cubierta de proteínas tenemos un virus, que no se alimenta ni puede reproducirse, pero sus genes si se perpetúan. Para ello el virus entra dentro de un célula, la infecta y la obliga a realizar copias de su genes, miles, cuando salen de la célula la revientan y la célula muere como es de imaginar. Pero hay virus no letales, que pueden introducirse en una célula y mezclar su ADN con el de la célula, de manera que cuando la célula se divide replica al virus; pero ocurre que algunos llevan tanto tiempo integrados en la célula que ya no pueden salir de ella incluso pasan a la descendencia de la célula, y los genes que aportan pueden ser inútiles (basura) o puede que sean imprescindibles para la célula y el organismo que forman. 

         Algunos virus que si logran salir de la célula pueden trasportan genes de esta e introducirlos en otra célula cuando la infectan, a modo de “intercambiador de genes”, una especie de herencia en horizontal, pero no por desde tus progenitores que seria en vertical, sino de otras células que están cerca. 

         El siguiente paso sería a esa cubierta y genes añadir unos orgánulos para que pueda alimentarse y reproducirse por sí misma. Tendríamos las bacterias (protistas), a las que ya las consideramos seres vivos de pleno derecho. Hemos llegado a los seres vivos que dominan el planeta no solo en los lugares adecuados para la vida sino en los que parecía que esta era imposible, por excesos térmicos, de radiación, presión, tóxicos etc. Y lo llevan haciendo el 80% del tiempo de existencia del planeta. La Tierra esta dominada por las bacterias, tanto por variedad, cantidad y peso total, y han creado las condiciones de vida en el planeta.

Tapete microbiano en un charco hipersalino. Las bacterias pueden vivir y prosperar en entornos que definimos como hostiles a la vida.

         Y la vida continuó, y continuó aumentando en complejidad, seguramente una bacteria que intento alimentase de otra se quedó con “la digestión a medias”, la bacteria “alimento” se quedó a vivir dentro de su captora y fue tan bueno para ambas que nuca más se separaron, (como hemos visto que hicieron algunos virus también). Esta es la idea general de la endosimbiosis, por la que las células con núcleo (eucariotas) como las que forman nuestro cuerpo no son más que agrupaciones de bacterias, en las que cada una tiene una función que aporta y beneficia al grupo, la célula; y cada parte tiene un ADN diferente: núcleo, citoplasma, mitocondrias y cloroplastos, por lo que tendrían su origen en bacterias diferentes pero que hoy día ya no pueden vivir separadas, dependen de otras para determinadas funciones vitales.  Así los humanos, no solo tenemos más bacterias que células en nuestro cuerpo, y que nos ayudan con la digestión de los alimentos y la inmunidad (aparte están las bacterias patógenas), y equivale a un peso entre 1 y 2 kilogramos, sino que nuestras propias células vendrían a ser agrupaciones de bacterias.

         Ya el paso final, y como no podía ser de otra forma, en el viaje hacia una complejidad mayor, las células se agrupan, pegándose con el colágeno y especializándose formando tejidos cada uno con una función, de manera que ninguna de esta células puede vivir de forma individual. Y los tejidos se agrupan en órganos, que forman un ser vivo pluricelular, como nosotros mismos. 

         Pero la cosa no acaba así, muchas especies de seres pluricelulares se agrupan formando poblaciones, donde lo importante no es el individuo, que ya no puede vivir se forma individual sino el colectivo, como las colonias de: hormigas, abejas o termitas. 

Aunque la mayor complejidad se da en seres pluricelulares, siguen siendo un conjunto de células, bacterias, moléculas y átomos; estos últimos pueden adoptar cualquier configuración de la naturaleza.

         Y la complejidad sigue aumentando hay seres vivos que dependen de las condiciones creadas por otra especies de seres vivos, por ejemplo todos los animales sin excepción dependemos de las plantas verdes, estas producen el oxígeno y materia orgánica de la que nos alimentamos de forma directa o indirecta. Aunque somos seres individuales no podemos vivir fuera de un colectivo concreto de seres vivos, formamos parte de un ecosistema, y cuanto más diverso, cuanto más especies diferentes lo forman más estable, nuestro futuro depende de la salud del ecosistema en el que vivimos.

         En definitiva de las partículas subatómicas, vamos sumando complejidad y llegamos a la diversidad actual. Se conocen 1,3 millones de especies de seres vivos (si contar bacterias) y se cree que la cifra de los existentes pero aún no encontrados ascendería a 8,7 millones. Pero todos los seres vivos tenemos en común un grupo de genes en nuestro ADN que lleva en el planeta desde el principio de la vida. Como dicen algunos científicos, la vida es la forma que tiene los genes de perpetuarse. 

         Lo siento por aquellos que se creían “él no va más de la evolución”, pero la vida es así, sencillamente compleja, pero sincera, de manera que al final pone a cada uno en su lugar.