sábado, 19 de marzo de 2022

LA FLECHA DE CUPIDO

          

         

Calima, el polvo del Sahara transportado por el viento, enturbia la atmósfera del Pirineo y hace aumentar la sensación de distancia con la montaña del fondo.

          Si comenzábamos con el juego, discutible, de la palabra erosión, como la fertilidad que va, la flecha de Cupido (la versión romana de Eros) seria entonces el transporte de los materiales, donde va la fertilidad. 

         Una vez que la erosión ha hecho su trabajo arrancando materiales de diversos tipos de la roca, ya tenemos los sedimentos, estos van a sufrir un proceso de trasporte que puede ser mínimo, como un fragmento de roca que cae unos pocos centímetros, o en el caso de algunas partículas muy ligeras, en forma de polvo, puede ser transportadas por el viento por todo el planeta.

         Como hemos apuntado uno de estos medios es la gravedad, como en el caso del fragmento de roca que cae de una pared de roca y se queda en su base formando un canchal, estos pueden quedarse así un largo tiempo o bien deslizarse, activados por la caída o bajada de nuevos materiales hasta estabilizarse de nuevo. 

En este caso el transporte por gravedad es bien reducido, de la pared de roca a su base donde se acumulan los sedimentos formando un canchal, pedrera o glera.

         El otro elemento, el viento, solo podrá transportar partículas de pequeño tamaño, y cuanto más sea su velocidad mayor peso podrá transportar; pero muchas veces el transporte se limita a baja altura, como podemos comprobar en nuestras piernas si andamos por encima de una duna playera un día de fuerte viento, o pequeñas traslaciones de materiales a modo de saltos, o simplemente empujarlos  sobre el suelo sin levantarlos. A pesar de sus limitaciones no podemos menospreciar al viento, la arena y el polvo que forman las dunas de costas y desiertos han sido trasportados por el viento, y a veces llega muy lejos, recordemos las imágenes de las tormentas de polvo de Australia, la neblina de Beijing que a parte de contaminación es el polvo de los desiertos de  Gobi, o nuestra calima que es parte del las tormentas de arena del Sahara y que pueden a cruzar el Atlántico y llegar hasta el Caribe y las selvas del Amazonas.

El color delata el cauce que recoge el agua de una tormenta y los sedimentos que ha generado.

         Pero tal vez sea el agua el mayor transportista, (por su capacidad de mover pesadas cargas)  tanto en forma líquida, como solida con el hielo de los glaciares.

         En las arroyadas la escorrentía no solo erosiona materiales blandos y sueltos sino que los trasporta, más eficaz cuanto mayor es la pendiente y por lo tanto mayor velocidad lleva; en los cauces ocurre algo similar, el aumento de caudal hace que aumente la velocidad y con ello el transporte; y fácilmente lo comprobamos cuando el agua del río aparece turbia, de color chocolate decimos, por la cantidad de sedimentos que transporta, aunque los más pesados solo los empujará en los momentos de máximo caudal con las riadas. En cambio los materiales que no van en suspensión como limos, arcillas o arena, y van disueltos como el carbonato cálcico y la sales  podrán llegar mucho más lejos.

         Cuando los sedimentos lleguen al mar, será este, a través del oleaje, de las mareas y de las corrientes marinas los que se encarguen de su transporte, como es evidente los más ligeros serán los que lleguen más lejos, de hecho las corrientes marinas los pueden redistribuir por todo el océano. 

         Otro elemento a tener en cuenta es que la erosión arrancó también nutrientes de la roca y del suelo, el río los transporta de ahí sus agua verdosas en la parte final y a la llegada al mar sirve de alimento a infinidad de organismos en la zona de desembocadura, que son a la vez el origen de las pesquerías de estas zonas. 

 

         En el caso de los glaciares estos son capaces de transportar impresionantes bloques de piedra de muchas toneladas, al igual que grandes cantidades de rocas sueltas, en especial los que quedan en la parte superior no sufrirán un desgaste, por lo que mantendrán cantos bastante agudos, lo que nos permite diferenciarlos de los materiales transportados por el agua de los ríos con los que pueden coincidir en algunos valles, sus formas poco trabajadas a diferencia de los cantos rodados del río y también su ubicación nos permitirá diferenciarlos. En el caso de los glaciares pirenaicos el recorrido fue de algunas decenas de kilómetros, pero en los glaciares que llegan al mar, los sedimentos sobre el hielo pueden adentrarse varios kilómetros dentro del mar. 

Texto y fotografías: Miguel Ortega