viernes, 29 de septiembre de 2017

RECTAS CÍCLICAS (y VI)

Al ver estas imágenes del mismo lugar podemos pensar en una catástrofe: o inundación o sequía, y las dos cosas son ciertas solo que el ciclo es corto, ocurre varias veces al día y los organismos que habitan ahí no solo están adoptados sino que muchos lo necesitan.
         Nos guste o no, la naturaleza tiene dos tendencias contrapuestas, que a la vez se anulan y a la vez necesitan una de la otra, una especie de Yin-Yang. Como ahora no esta muy de moda esto del Yin-Yang explicare lo que este símbolo viene a significar en el  taoísmo: dos fuerzas fundamentales opuestas pero complementarias presentes en todas las cosas, los ejemplos típicos son masculino/femenino, tierra/cielo, etcétera.  
         En un ecosistema de un determinado lugar se puede ver algo parecido, por un lado tiende a la estabilidad de manera que las comunidades de seres vivos se suceden hasta alcanzar un climax, una situación ideal con las condiciones ambientales del momento, que se tiende a prologar en el tiempo, pues las variaciones pueden ser absorbidas de forma progresiva, para eso un ecosistema tiene una serie de mecanismos que permiten  adaptarse a determinados cambios.
       
             Pero ocurre que la naturaleza es cíclica todo lo que sube baja y todo lo que empieza acaba en algún momento para volver a empezar.  Pero estos ciclos son tan largos que a escala humana nos parece que son trayectorias rectas, pues solo apreciamos una parte del mismo y nos parece que algo es nuevo cuando en verdad es que se vuelve a repetir. En el arte a un periodo estético clásico le sigue uno barroco, al que le sucede uno clásico que nos parece novedoso. De un forma más cercana en nuestro vestir se nota: la falda larga es sustituida por la corta que lo será  después por la larga, y los cuellos grandes de las camisas pasaran a ser diminutos; todo esto si quieres ir a la moda, si siempre vas de fondo de armario lo ves como un problema ajeno.
              En la naturaleza ocurre lo mismo, al periodo estable le sigue uno inestable, donde cambios del clima como consecuencia de la alteración de la órbitas planetarias  (ver los ciclos de Milankovich) o por manchas solares, etcétera o simplemente por  eventos como riadas, incendios, tormentas, crean en un primer momento destrucción y devastación, pero la vida lleva ya muchos de estos periodos y se recupera,  más rápido cuanto menor halla sido la intensidad y menor su duración, y volverá a entrar en un periodo de estabilidad aunque no necesariamente con el aspecto exacto anterior, puede que algunos cambios sea permanentes  y ella lo refleja.
La creación de nuevos espacios pasa por la destrucción de los anteriores, la playa y la isla fluvial son una oportunidad para los organismos que se encargan de recuperar la ribera del rio, pero han supuesto la desaparición de los que mantenían la orilla estable.
         El problema es que nosotros lo vemos de forma diferente, una zona incendiada difícilmente la veremos en su estado anterior aunque la naturaleza progrese para conseguirlo, y lo consiga seguramente cuando no estemos ya para verlo, si dependíamos para vivir del estadio previo al incendio este es un catástrofe para nosotros.  La otra es el problema de ser necios, hemos logrado alterar el planeta lo suficientemente como para que los eventos aumenten en intensidad y seguramente seremos, aunque no nos lo parezca, una de las especies más perjudicadas.
         Pero como ya he dicho antes la naturaleza tiene experiencia en recuperarse de los desastres, incluso son una oportunidad para muchas especies de organismos.  En el límite entre el Cretácico y Terciario cayo un meteorito en la zona del Yucatan, fue la puntilla final de los dinosaurios, a partir de esa catástrofe unos pequeños animales evolucionaron aprovechando el hueco dejado por los dinosaurios eran los mamíferos, en aquel tiempo del tamaño de una musaraña. La oportunidad, y mucho tiempo después,  les permitió llegar a convertirse en las criaturas de mayor tamaño que han habitado sobre la tierra ( la ballena azul ) e incluso dentro de nuestra perspectiva los seres más inteligentes, nosotros los humanos;  aunque sobre esto habría que preguntar al resto de los organismos que opinan  viendo como tratamos, la mano que nos alimenta, nuestro planeta Tierra.
      La inestabilidad es una oportunidad para aquellos que están preparados para aprovechar los vacíos dejados.


viernes, 8 de septiembre de 2017

ARDER DE PASIÓN, O POR NECESIDAD ( y V)

 En unas pocas semana después del fuego las especies rebrotadoras como la carrasca emiten los primeros brotes.
      Si los incendios son algo habitual en el clima mediterráneo, las plantas que viven en estas zonas deben de ser capaces de convivir con ellos. Y aunque todas pueden arder, la mayor son capaces no solo de recuperarse sino se ser beneficiadas por el paso del fuego; incluso los incendios han conseguido que la diversidad de especies de dispare en estas zonas.
       Pero antes de continuar tenemos que dejar claro que todos los incendios no son iguales, y lo que más va a influir en la vegetación va a ser su régimen, es decir su intensidad (cuanto más tiempo esta actuando el fuego o mayor es la temperatura que alcanza peor para la plantas) y su frecuencia (normalmente cuanto más tiempo hace que ha pasado un incendio y sin grandes herbívoros que consuman la vegetación la cantidad de combustible será mayor); y su tipo, no es lo mismo un incendio que solo afecta a la superficie del suelo (normalmente hierba y pequeños matorrales) y no llega a prender en las ramas de los árboles, que uno que afecte a las copas de los arboles.
        

Diferente aspecto de la ladera después de un año del incendio, en primer plano rebrotes de coscoja, en la parte del fondo menor cobertura con el dominio del lastón. 
        Pero veamos que estrategias usan las plantas:
-Rebrote, el suelo es buen aislante térmico por lo que tallos subterráneos, bulbos y raíces no mueren y partir de ellos, la planta rebrota; aunque si la intensidad del fuego no ha sido muy alta puede que también lo haga desde las ramas. Estas especies invierten en acumular sustancias de reserva y yemas en las partes subterráneas; después al mantener el sistema radicular intacto son capaces de crecer rápidamente, y en muchas especies de florecer tras el fuego.
 -Germinación, estas plantas disponen de un importante banco de semillas resistente al calor y que solo salen de la dormición ante determinados estímulos como las altas temperaturas o los compuestos químicos presentes en el humo. Estas plantas tienden a ser  poco longevas e inflamables pues acumulan esencias, resinas e incluso hojas o tallos finos secos; después del fuego sus descendientes se encuentran sin competencia por el agua y la luz,  y con la abundancia de nutrientes presentes en la ceniza. Son las plantas pirófitas, y si los incendios se espacian mucho tienden a desaparecer pues no soportan bien la competencia con otras especies.
- Resistentes, árboles con corteza gruesa no le afecta el fuego mientras este no llegue a la copa.
-Oportunistas, no tiene ninguna adaptación relacionada con el fuego pero son plantas con una dispersión muy eficaz desde las zonas no incendiadas.
         

Después de un año del incendio diferente aspecto de la ladera, la parte izquierda fue la afectada.

     La importancia del régimen de los incendios viene dada porque tanto la capacidad rebrotadora como la fertilidad del banco de semillas de las plantas pirrófitas se pierde con el tiempo, incluso la capacidad de formar cortezas gruesas viene estimulada por la experiencia del fuego.  Así pues determinados fuegos son imprescindibles para las plantas que se han adaptado a vivir con ellos y han contribuidos a la diversificación de la especies.


sábado, 2 de septiembre de 2017

ESTOY QUE ARDO (y IV)

       
Nocito vista de la Selva y el Puntón de Guara al fondo, Briet 1906 y Ortega 2015. Se aprecia el cambio de uso, los campos del primer plano son ahora pastos, los campos abancalados se encuentran cubiertos por robles y pinos y al fondo las manchas oscuras del bosque han aumentado de tamaño. 
         Para que se de un fuego hacen falta tres elementos, un agente oxidante que es el oxígeno, un foco de calor o de fuego y un combustible, que en el caso de los incendios forestales es la propia vegetación; esta relación es permanente de hecho los paleontólogos tienen constancia de la existencia de incendios desde el mismo momento de la aparición de las plantas, incluso hay un periodo geológico en el que la concentración de oxígeno en el aire era mayor que la actual y había incendios espontáneos en condiciones humedad y temperatura que hoy día seria imposible.
         A la vegetación igual le da que el foco del fuego sea por causas naturales que provocado, lo que si influye es la cantidad de combustible y su características, en los tamaños finos (hojas, ramilla, hierba) hay una mayor superficie donde prender por lo que favorecen el fuego; también influyen la condiciones meteorológicas, el viento hace aumentar la cantidad de oxigeno de que dispone el fuego, y la sequedad y el calor va favorecer la ignición y facilitan la propagación.
        
Campos de la Paul de Nocito y al fondo el pico de Guara, Montserrat 1947 y Ortega 2013. En la primera fotografía se aprecian los hormigueros ( pequeñas carboneras con broza del monte para fertilizar los campos) y los efectos de un incendio reciente. En la segunda los matorrales y el bosque es continuo, y en los pastos de Guara incluso ha subido el limite del arbolado al casi desaparecer la cabaña ganadera
       Actualmente y como consecuencia de la despoblación rural con el consiguiente abandono de campos y la recuperación de la vegetación silvestre, y el cambio de uso de los combustibles, antes la leña suponía la extracción de gran parte de las ramas finas y arbustos (los hogares y hornos  de zonas como el somontano la leña era de matorrales como la coscoja, la aliaga y el boj) y en muchos lugares había que traerla de lejos; ahora ha sido sustituida por derivados del petróleo.  La reducción de la cabaña ganadera también influye no solo por los pastos herbáceos abandonados que se convierten el arbustivos, sino también por eliminación de fuegos pastoriles, los pastos se quemaban para eliminar las partes muertas y embastecidas y así estimular los renuevos que eran más apreciados por el ganado al ser más ricos en agua, proteínas, vitaminas y más digestibles al tener menos cantidad de celulosa y lignina; esto fuegos a veces se descontrolaban y se convertían en pequeños incendios que no se consideran malos mientras no se quemaran árboles.
         
Efecto inmediato del fuego, rebrote de la vegetación con tallos nuevos más nutritivos para los herbívoros y erosión en las zonas de pendiente
     Todos estos cambios en el mundo rural han ocasionado el aumento de combustible en el monte. No es que  antes se limpiara el monte para que no hubiera incendios, la gestión de su recursos estaba sobreexplotada por lo que había menos que quemar, no había grandes incendios pero si muchos incendios pequeños, un informante que estuvo de pastor en los pastos de Guara me contaba que cuando se despertaba antes de la madrugada por el frío, en los 360º de horizonte que podía divisar se veían innumerables pequeños incendios.
         Antes había pocos incendios grandes, consecuencia de la escasa vegetación espontánea (no hay más que ver las fotos de la primera mitad del siglo XX) pero había graves problemas de erosión. Ahora hay menos fuegos pero de dimensiones mayores y peores efectos, consecuencia de que hay mas vegetación pero hay menos problemas de erosión, al menos en las zonas de montaña, esta claro que no se puede tener todo, pero si trabajar para conseguir el mejor de los escenarios posibles.