viernes, 29 de julio de 2016

EL MUNDO PERDIDO (BARRANCOS DEL PREPIRINEO)

Aspecto de un rincón umbrio de un barranco, todo lo que se eleva del suelo esta cubierto de musgo, que crece así para evitar ser tapado por la hojarasca
En la novela de Arthur Conan Doyle los exploradores van en busca de un “mundo perdido” donde la naturaleza es única, totalmente diferente a la de los alrededores porque ha quedado asilada en lo alto de una meseta inaccesible por las paredes de roca que la rodean. La novela El mundo perdido es un relato imaginario que se desarrolla en un lejano y exótico territorio, (aunque recuerda a los tepuis de Venezuela), pero nosotros podemos encontrar cerca de nosotros enclaves de naturaleza única con especies de orígenes lejanos representantes de antiguos climas, pero con dos diferencias, aquí las paredes de roca aíslan un mundo hacia abajo, y en lugar de ser una fantasía son reales. Los barrancos crean para nosotros mundos perdidos en el interior de las redondeadas sierras prepirenaicas exteriores.
Nos vamos a imaginar que bajamos al fondo de un barranco ideal con la mayor pate de tipos de vegetación que podemos encontrar. Si entramos por la vertiente orientada al sur tendremos una vegetación de tipo mediterráneo con plantas adaptadas a la sequía veraniega y en gran parte a los incendios, el fuego las destruye pero rebrotan desde las raíces, como la coscoja, el boj o la misma carrasca; o desde las semillas que sobreviven al fuego como las jaras y los pinos. Aunque el bosque no se acabará de regenerar hasta pasado un siglo, y si los incendios se repiten con demasiada frecuencia imposibilitarán su vuelta por la pérdida de suelo manteniéndose el matorral de forma casi permanente. En las zonas más resguardadas, al pie de cantiles y por encima de las nieblas invernales, encontramos la vegetación más friolera, lo que queda de las selvas de laureles que ocuparon esta zona durante la era Terciaria cuando el clima de la zona era subtropical y por lo tanto más cálido y húmedo que en la actualidad, ahora representadas por madroños, lentiscos, cornicabras, olivaretes y una enredadera: la zarzaparrilla. 
Contraste de vegetación entre la solana (arriba) y la umbría (abajo) en La Pillera, 
Por el contrario, frente a nosotros, en la orilla opuesta, orientada al norte, la vegetación es más espesa, no solo recibe menos los rayos de sol en invierno y por lo tanto hay menor evaporación, sino que coincide con la vertiente donde chocan los vientos cargados de nubes que traen las precipitaciones, y aunque no llegue a llover empapan las vegetación con la condensación, por eso encontraremos robles, quejigos y pinos silvestres como respuesta a la mayor humedad.
El barranco del Vero separando Quinzans de la Peña Bobin, la erosión ha suavizado los relieves de la sierra, los barrancos han cortado la roca creando relieves abruptos
Como el barranco es bastante estrecho en la parte más baja, cerca del curso fluvial no llegan bien los rayos solares, a lo que se suma el aire frío y húmedo que es más pesado y la humedad del agua, por lo que aparecen árboles con grandes necesidades de humedad como las hayas. Los pisos de vegetación se han invertido, las especies de zonas secas que solemos encontrar en la base de la montaña se encuentran en las crestas soleadas y venteadas, con menor humedad en el suelo por ser rocosas; mientras que las especies que encontramos en las zonas altas donde aumentan las precipitaciones por la altitud ahora las encontramos en el fondo del valle. En pequeños rincones muy umbríos encontramos bosquecillos de grandes bojes, con sus troncos y el suelo completamente cubiertos de musgo, que cuando están húmedos su verde intenso nos evocan a un paisaje de cuento.

viernes, 22 de julio de 2016

SEMILLAS "APEGADAS"

Mata de muérdago en un pino 
Parece contradictorio en esta época de sobre protección a los hijos, que para muchas plantas lo ideal de ser buen progenitor sea mandar a su descendencia lo más lejos posible usando desde el viento, el agua o los animales entre otras técnicas. Así mientras que algunas semillas van a cualquier lugar,  otras son en cierta forma encargadas a un transportista de confianza, gracias al “apego” que tienen algunas semillas hacia las aves.
Así algunas de ellas se pegan a las patas de las aves acuáticas como la semilla de la Ruppia, una planta aguas salobres con una semilla con forma de espermatozoide rígido que se adhiere a sus patas, lo único que tiene que hacer el ave es hacer lo que suele hacer, visitar otra zona húmeda y si el agua es salobre la semilla encontrara el ambiente ideal, así puede viajar largas distancias a través de las rutas migratorias de las aves.
Los frutos del muérdago, a pesar de su apariencia son muy pegajosos
Otras especies también tienen “apego” a las aves mejor dicho tienen apego con los excrementos de las aves y parece que prefieren recorridos más cortos, es el caso del muérdago, planta parásita pero de color verde (acordaos de los fitodráculas) que encontramos sobre árboles.  Su fruto de color blanco, muy apreciado por las aves como los zorzales pero es muy pegajoso, de hecho esta planta se usaba para hacer la liga o besque. El fruto es tan pegajoso que hace que los excrementos también lo sean, de hecho el ave llega a tener problemas al defecar, de manera que llega a tener que limpiarse la cloaca con una rama ( vamos lo que viene siendo limpiarse el culo con un tarranco). El excremento queda pegado a la rama y con él la semilla, si es la especie adecuada partirá una raicilla (haustorio), que se introducirá a través la corteza y chupara la savia bruta del hospedante.
1 Semilla de muérdago después de pasar por el tubo digestivo de un ave, 2 haustorio, la raicilla que penetra en la planta hospedante, en este caso otro muérdago
Suele coincidir que debajo de las ramas con muérdago encontraremos semillas de otros muérdagos adheridas al tronco y ramas, de esta forma un árbol infectado recluta más ejemplares de muérdago por las costumbre de las aves de defecar en cualquier lugar, esto es en perjuicio para el árbol aunque no perece por el muérdago pero si que afecta a su crecimiento, como se aprecia en sus anillos de crecimiento muy estrechos.

Como curiosidad el muérdago es una especies con pies macho y pies hembra (dioica), aunque hay algunos que tienen los dos sexos, la explicación bien sencilla una semilla que cayo sobre otro muérdago, lo que ya no puedo decir es a quién parasita si al muérdago sobre el que ha caído o al árbol que ya esta parasitado.

jueves, 14 de julio de 2016

¿CUANTOS AÑOS TIEN UN ÁRBOL?

 Rodaja de sabina negra Juniperus phoenicea, con 632 anillos de crecimiento, el diámetro mayor son 40 centímetros 
Es cierto que hay árboles milenarios, se sabe que en Nevada y en California los Pinus longeavea llegan a los 4500 años; concretamente el record lo tiene un árbol llamado Prometeo su última estimación da 4862 años aunque se estiman los 5000 años por los anillos perdidos en el centro del tronco, estos pinos son árboles enjutos con gran parte de su tronco muerto pero debido  a la composición de su madera y a lo rudo del clima, están a más de 3000 metros de altitud, la conservan con un aspecto ajado pero con la belleza que confiere la pátina del tiempo (en este caso tienen mucha pátina); a pesar de su edad o más bien por ella no son árboles estilizados y altos sino todo lo contrario.
Aspecto de las cercanías donde vivía la sabina de la fotografía anterior, una pared de solana de la sierra de Guara
Pero como podemos saber la edad de un árbol?, de una forma bastante fiel lo podemos saber contando sus anillos de crecimiento, para ello no tenemos que cortar el árbol, bueno Prometeo el árbol más viejo conocido si que fue cortado, sino que se empela una barrena especial que nos permite sacar una muestra de madera del tronco con los anillos, es difícil que salgan todos pero sirve para hacer una estimación fiable. Así sabemos que en los Pirineos, los árboles más longevos son pinos negros que sobrepasan los 1000 años, pero tampoco destacan por su tamaño.
Pero los anillos nos dará la cifra de los años que ha crecido que no siempre es la misma de los años que ha vivido, pues los años secos o fríos si el árbol no crece no genera anillos, y los ejemplares más longevos suelen encontrarse en lugares limitantes en cuanto al clima o al escaso suelo. Así se da el caso de un estudio sobre sabinas negras que crecían en paredes extraplomadas  del sur de Francia, donde se contabilizaban los anillos y también se calculaba la edad en base al carbono 14 dando cifras superiores por este último método; lo más curioso es que el estudio de los anillos (dendrocronología) se usa para ajustar las estimaciones por carbono 14.
Comparación de crecimiento entre dos especies de las Sierras Prepirenaicas que crecían a altitudes parecidas:
Delante, sabina negra de 120 años procedente de un solana rocosa.
Fondo, abeto procedente de una umbría con suelo profundo, observese que solo cuatro de sus anillos (años) equivalen al crecimiento total de la sabina:
El tamaño no tiene que ver con la edad, cuando las condiciones son buenas los árboles crecen mucho y muy rápido, el problema es que si no tienen un periodo de descanso no forman anillos, que es lo que ocurre en algunas zonas tropicales. Pero los árboles longevos pueden ser muy pequeños, como ejemplo una sabina negra que pereció al desplomarse la pared de roca donde crecía en la sierra de Guara, dio la cifra de 632 anillos de crecimiento, la sección del tronco de forma alargada medía 40 cm en su diámetro mayor, y el arbolito debió superar en poco los tres metros de altura, el lugar donde vivía tampoco daba para mucho más.

A los árboles viejos se les reconoce por su aspecto más que por su tamaño: ramas inclinadas hacia el suelo, casi perpendiculares o incluso apoyadas en él, escaso follaje en relación a la cantidad de madera acumulada en el tronco y ramas principales, abundancia de muñones y heridas; normalmente situados en lugares lejanos de los asentamientos humanos y de difícil acceso, en zonas con escaso valor agrícola o ganadero, pueden coincidir en lugares rocosos donde el fuego tenga dificultades para llegar, pues muchos ejemplares longevos son coníferas que no rebrotan después.   

miércoles, 6 de julio de 2016

LOBO CON PIEL DE CORDERO (O DE HORMIGA)

Araña-hormiga, familia Salticidae, a este ejemplar la falta una pata
Por la bancada de arenisca avanza una fila de hormigas, a pesar de estar el sol en lo alto y la superficie de la roca recalentada las hormigas la atraviesan en fila, a veces de forma fluida y otras como a empetones pero nunca se salen de su carril no visible para nuestros ojos, pero claramente marcado para ellas por las feromonas que han dejado las hormigas anteriores. Pero parece que hay una hormiga con ideas propias y se encuentra cerca de la fila pero no en ella, no es una exploradora y si nos fijamos bien es una hormiga diferente que incluso….salta, y las hormigas no lo pueden hacer, es una araña.
Las hormigas como todo insecto tiene seis patas y dos antenas, la araña ocho patas y carece de antenas, para convertirse en hormiga la araña reserva el primer par  para imitar a las antenas y anda como los tres pares restantes, además su tamaño se parece al de una hormiga, (esto es lo  más fácil dado la gran cantidad de tamaños que hay de ellas) y por último su coloración es prácticamente negra como las hormigas.
Vista dorsal araña-hormiga
Pero para que quiere alguien hacerse pasar por lo que no es?. Si nos lo preguntásemos en el caso de los humanos lo explicaríamos recurriendo a la manifestación de algún complejo con nombre de divinidad, a las manifestaciones de una personalidad cambiante o tal vez la más segura: por que se lleva, porque me apetece y además voy a una fiesta de carnaval, así sin más. Pero las explicaciones a través del la biología son mas funcionales, un organismo se camufla para pasar desapercibido ante sus depredadores y ante sus presas. Se puede camuflar imitando el ambiente donde vive o a otro animal que le aporte algunas ventajas; en nuestro caso de “ser” una hormiga:  
-Aunque hay animales especializados en comer hormigas, muchos insectívoros no les prestan atención, caparazones muy duros, se defienden en grupo y además llevan ácido fórmico que también usa como defensa.
-Las posibles presas de las arañas bajan la guardia cerca de hormigas granívoras, junto a ellas no hay peligro salvo que sea un araña camuflada de hormiga.

- También se cuenta que estas arañas son capaces de introducirse en los hormigueros y ahí devorar hormigas; pero para eso más que parecerse a una hormiga hay que oler como una hormiga, y es que para ellas la comunicación con los olores es básica. De hecho hay insectos que viven en hormigueros son aceptados por ellas, a pesar de que se alimentan de las larvas de sus hospedadoras pero son incapaces de reconocerlos por que huelen a hormiga de ese concreto hormiguero.  

viernes, 1 de julio de 2016

EL HAYA PARA CUANDO NO HAYA

Hayas al trasluz en la umbria de Picón o Peña Mediodía, el hayedo más cercano a la ciudad de Huesca
La ladera que se extiende ante mi es verde pino silvestre, es decir obscura pero no tanto como el verde pino negro pues tiene un ligero toque cálido (tal vez por el anaranjado de sus ramas) pero si llegar al matiz amarillento del verde pino carrasco, salpicando encontramos manchas de un saturado verde primavera que destaca del fondo, en verano baja la saturación y el brillo, en otoño trasmuta a un ocre tostado hasta que caen la hojas, y en invierno aparece como un veladura grisácea de ramas desnudas, la causante de estas notas de color que tanto nos atraen son las hayas. Tal vez sea la especie que forma los más bellos bosques-bosques, es decir donde la sombra aleja a los oportunistas y permite a muchas especies vivir bajo ellas siempre que se conformen con las migajas de los rayos de sol que pasan a través de la fronda, como ventaja bajo sus copas en la tenue luz hay una alta humedad ambiental por la copiosa transpiración de los árboles.
Por eso el haya no aparece en cualquier lugar, necesita siempre unas altas precipitaciones y que en verano la sequía no llegue a manifestarse casi, sus finas hojas no tiene ninguna adaptación para evitar la desecación, por lo que solo se dan donde el agua es segura.
Por eso en el Prepirineo con sierras achicharradas por el sol del estío se la supuso siempre un árbol relicto, heredado de tiempos mejores en cuanto las precipitaciones; acantonado en umbrías expuestas a los frentes de nubes donde si al menos no llueve al menos las boiras dejan empapada la vegetación y evitan los rayos directos del sol, algo es algo en medio de la canícula del verano.

Recepe de haya en la Pillera: T tronco hueco, 1 a 5 nuevos troncos saliendo directamente de la toza, 6-7 posiblemente parten de la misma toza
Pero ha ocurrido algo inesperado, el haya en lugar de ir a menos en estas sierras va a más, ha demostrado no solo ser más resistente, sino que desde sus reductos donde las “hayas morían de pie”, es decir nadie iba ahí a cortarlas como en Gabardiella, en la umbría del Picón, en la umbría de Guara, entre otros lugares, se esta extendiendo por los enclaves propicios. Aunque todo sea dicho en estas zonas no fue un árbol muy valorado de hecho hay un dicho que lo resume “el haya para cuando no haya”, pues para la construcción se prefería el pino, más fácil de cortar, más ligero lo que facilitaba el transporte y de porte recto, en busca de maderas duras y que tuvieran gran potencia calorífica se prefería la carrasca y el roble quejigo siempre estaban más cerca de las poblaciones, mientras que el haya se solía encontrar “en casa dios” lejos de todo. Tal vez la gran cantidad de ganado que había por el monte se encargara de dificultar su regeneración al comerse los hayucos y los renuevos del suelo (las hojas jóvenes de haya se pueden comer en ensalada) y por eso era tan escasa. Ahora con la disminución de la presión humana y ganadera se extiende aprovechando el aumento de la superficie forestal, pues para germinar las semillas que portan los hayucos necesitan algo de sombra los primeros años, por lo que prosperan principalmente bajo los pinos silvestres de las umbrías, tal vez recuperando antiguos territorios.
Hayas en La Pillera, la del fondo ya muerta y con signos de haber sido trasmochada 
El haya como otros parientes como la carrasca y el roble quejigo (fagáceas) puede rebrotar desde la raíz (recepe), normalmente este hecho pasa desapercibido discretamente oculto bajo el suelo, pero en el barranco de La Pillera hay un gran tocón hueco, pero desde la cepa de sus raíces y gracias a la erosión que las ha puesto al descubierto se ven salir  cinco troncos jóvenes, vivos y vigorosos, lo que nos daría un “árbol” de aproximadamente de cinco metros de diámetro, ocho si contamos otros dos troncos cercanos que parecen salir de las mismas raíces.
En esta zona concreta y dentro del pinar de pino silvestre con zonas de bosque mixto, se esta formando un hayedo casi puro en lo que fue una zona talada en los años cincuenta, y concretamente en la sacadera, en su base unas grandes hayas atestiguan que esta formación esta volviendo a sus antiguos dominios. Incluso una de ellas ya muerta evidencia con su gran tronco que fue trasmochada, es e imaginar que para obtener leña, aunque lo normal era hacerlo solo sobre los robles quejigos. Cuando no hay nada mejor esta bien que haya hayas.