martes, 18 de diciembre de 2018

UN MUNDO BAJO LA HOJARASCA

       
Hongos creciendo en una ramilla unos 3 mm de diámetro escondida bajo capas de hojarasca.
       Lo tengo que reconocer esta es una de esas cosas en las que debía de  haberme dado cuenta, pero como tantas me había pasado desapercibida.
         Fue hace pocos días en una charla de Pablo Pérez Daniëls en la feria micológica de Ayerbe, el ponente hablaba sobre la ecología de los hongos (mas allá de las setas y la gastronomía)  y menciono la importancia de los hongos para reciclar la hojarasca y liberar sus nutrientes. Pensémoslo, lo qué ocurriría con todas las hojas que caen de un árbol en otoño, sino hubiera un mecanismo que las eliminara; se acumularían en especial donde las lleva la gravedad, el viento y el agua, en esas zonas habría metros y metros de hojas muertas impidiendo la llegada de la luz al suelo y con ello imposibilitando que crecieran plantas, incluso los animales tendrían que “nadar” en ellas, y las masas de agua seguramente estarían taponadas por las hojas. 

Hifas de un hongo cubriendo una hoja muerta de haya
      Recordemos, un animal herbívoro se alimenta de las hojas de las plantas, y las prefiere recién formadas porque son ricas en agua, vitaminas y proteínas, y de la parte indigerible, la celulosa y algo de lignina, se encarga la flora microbiana de su sistema digestivo, ¿pero alguien ha visto a algún animal herbívoro comerse la hojarasca? La repuesta es no.  Los árboles cuando van a desprenderse de las hojas extraen todas la sustancias que pueden aprovechar y usan la hoja para depositar sustancias de desecho de su metabolismo, por lo que la hojarasca es celulosa y poco más. Por lo tanto no es una fuente de alimento para los animales, pero si para otros organismos como las bacterias y los hongos, su acción es lo que solemos llamar pudrición y ahí nos quedamos, estos organismos son los que no solo eliminan la hojarasca sino que además liberan los nutrientes que el árbol ha usado y los vuelven a poner a disposición, especialmente de las plantas. 
         
El hongo se encuentra en el interior de la hoja de haya, y para reproducirse emite fuera los carpóforos (las setas) de donde saldrán las espora que caerán en el interior de la hojarasca del haya. 
      Si tenemos la oportunidad, y si no la buscamos, de agacharnos en el suelo de un hayedo, vamos retirando las hojas recién caídas, están secas y reconocibles, a poco que profundicemos las hojas están cada vez más deterioradas y húmedas, y podemos distinguir un buen numero de invertebrados de muy pequeño tamaño que deambulan por ellas, en esta zona podemos ya encontrar las hifas de los hongos, un entramado de filamentos blancos muy finos algunos dispuestos en forma de abanico o radialmente; un poco más abajo las hojas están saturadas de humedad y mas abajo lo que queda de ellas una masa negruzca ya el producto final. De camino si hemos tenido suerte encontraremos algunos hongos de la hojarasca que se están reproduciendo con sus órganos fructíferos (setas), algunos ni siquiera se molestaran en llegar a la superficie, no lo necesitan están rodeados, inmersos, en su alimento; formando delicadas de setas blancas y traslucidas, algunas de dimensiones de alfileres entomológicos del 000, que son más finos (como un cabello) y más estilizados que los de costura. El encontrar alguna de estas colonias de setas  nos permite hacernos una idea de las dimensiones, pues algunas hifas de hongos se desarrollan en el interior de una de las hojas de haya y solo emerge una parte para reproducirse.
         Estamos como tantas veces ante un mundo que permanece oculto por su tamaño, aunque cuanto más nos acercamos más se expande, pero sin embargo de su presencia no solo nos beneficiamos sino que sin él la vida seria de otra manera de como la conocemos.


martes, 4 de diciembre de 2018

ARRIBA, MÁS ARRIBA, EN EL "QUINTO PINO".

        
 Por encima de los 2500 metros de altitud los asteriscos marca la situación de los últimos árboles, en el "quinto pino"
       Cada vez que levantaba la mirada ella seguía ahí, impasible, pétrea, la ladera de la montaña parecía inacabable; la línea del falso collado al que me había propuesto llegar no aumentaba de tamaño, y lo peor, a cada paso parecía que se alejaba. Jadeaba, me dolía el cuello y los hombros por lo que caminaba encorvado y con la cabeza agachada que era como más alivio sentía, lo que hacia mi aspecto más penoso aún, menos mal que estaba solo en la montaña, y más en un lugar por el que algunos suben corriendo al pico (el problema esta claro no era la montaña, era mi cuerpo). Mi objetivo era un diminuto pino negro que había visto desde abajo con los prismáticos, sentía curiosidad por conocer como era el lugar en el que prosperaba ese árbol, pues el emplazamiento parecía un yermo que asustaba a la vida.
         La curiosidad es una dulce condena que te hace ir a los lugares más increíbles  (y a veces aparentemente absurdos), y el esfuerzo es el pago por satisfacerla. Por eso para mi esa ladera era (a pesar de mi penoso estado) un lugar fascinante donde satisfacer la curiosidad, aunque seguramente para el resto de las personas, no era más que un yermo pedregoso, estéril y muy empinado, un mero transito que solo tiene valor si llegas a la cima.
        
 Los pinos negros de aspecto más viejo y maltratado pero no los que viven a mayor altitud en la zona.
        El lugar al que la final llegue movido por la curiosidad, no estaba nada mal: relativamente llano, poder descansar, comer algo, con una buenas vistas para dibujar y hacer algunas fotos. Envuelto por el sol de otoño que me permitía secar el sudor de mi ropa, disfrutaba del premio al esfuerzo, había llegado hasta el árbol más alto, al yermo rocoso, empinado, de aspecto seco, quemado por el Sol, helado en invierno, de apariencia casi estéril que era su hogar; entonces fue cuando los vi. 
         Yo creía haber llegado al pino más alto y lejano, y entonces vi otros tres árboles aún más arriba, y lejanos, “en el quinto pino”. La pregunta es que hacían árboles tan altos  (al que yo llegue estaba a 2500 metros de altitud y los situados por encima a unos 2600 metros o más) y cuanto tiempo llevan ahí, la verdad es que una pregunta se responde con la otra. Lo que hacían era vivir, porque las condiciones climáticas se lo permiten, su periodo vegetativo llega a ser lo bastante largo como para formar nuevas hojas y poderlas proteger convenientemente con cutículas y otros tejidos para soportar el frío del invierno; eso si nunca serán ejemplares de gran talla, y pude tener una idea de su edad pues mientras son jóvenes incorporan un nivel ramas cada año, así contándolos puedes hacerte idea de su edad, y el resultado era que eran muy jóvenes.  Lo que da una idea de que los árboles van expandiéndose en altura, esto de ser así pues no se pueden dar conclusiones con una sola observación, podría ser por un aumento de las temperaturas, la disminución de la nubosidad en verano que haría que el suelo se calentara más o la falta de herbívoros, como las cabras, que se coman los pimpollos y renuevos como ocurre en otras zonas; o simplemente por la combinación de varias de ellas. 
         
El arbolado se va recuperando en las zonas de alta montaña y según parece ascendiendo de cota
       Así mientras bajaba mentalmente recordaba los lugares donde había árboles creciendo a la mayor altura posible, seria interesante ver que edades tenían y…….lo dicho:  la curiosidad es una dulce condena que te hace ir a los lugares más increíbles, y el esfuerzo es el pago por satisfacerla.

sábado, 17 de noviembre de 2018

TEN CUIDADO CON LO QUE DESEAS, NO SEA QUE SE CONVIERTA EN REALIDAD

       

La exposición: la memoria de los árboles en el Espacio Pirineos de Graus
        Toca ya parar un poco y echar la vista atrás, hace 5 años comenzamos con la primera microexposicion del Espacio Salto de Roldán, se llamaba “la memoria de los árboles” y contaba con unas pocas rodajas de troncos, prácticamente exponíamos todas las que habíamos conseguido en la estantería- expositor que teníamos para ello.  
         Hoy la colección conseguida se denomina ARBÓREO, cuenta con 406 ejemplares de 65 especies de plantas leñosas especialmente espontáneas del Altoraragón; si contamos que de cada ejemplar hemos obtenido 2 ó 3 rodajas y  también incluimos troncos enteros de hasta 4 metros de altura, y otras piezas de más de 90 kg. de peso, os podéis hacer una idea del volumen que manejamos y los consiguientes problemas de almacenamiento, de ahí el titulo de la entrada pues cuando empezamos deseábamos conseguir piezas grandes e interesantes, justo lo que ahora tenemos pero no pensamos en eso podía ser un problema para guardarlas.
         Ahora mismo, mientras escribo esto tenemos dos exposiciones en exhibición y cada una diseñada con unos fines muy concretos:
 -La memoria de los árboles,en el Espacio Pirineos, Graus hasta el 5 de enero del 2019.  Esta exposición se transporta en un coche normal, la puede montar una persona sola en una hora, sobre mesas o colgando a modo de cuadros y esta pensada para centros de enseñanza y locales pequeños, ocupa 20 metros lineales.
-Los árboles nos cuentan su vida,en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza hasta el 26 de enero del 2019. Aquí ya necesitamos un camión pequeño para su transporte pues es una exposición grande, compleja (hay piezas que por sus dimensiones hay que ensamblar en el lugar), pensada para espacios grandes y largas permanencias. La mayor superficie que hemos cubierto es de 300 m2, pero podría ser mayor ( y no es una fanfarronada).          
La exposición: los árboles nos cuentan su vida, en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza
       Con estas son ya 35 exposiciones en total, y hemos pasado por colegios, institutos, centros culturales, salas de pueblos pequeños y ferias, pero también por el Jardín Botánico de Valencia o el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, este bagaje nos ha aportado valor a la colección de ARBÓREO y mucha seguridad en lo que hacemos; especial mención a las ferias, tienes que montar y desmontar rápido, independientemente del volumen que lleves y normalmente sin ayuda, además estas continuamente hablando sobre las piezas y observando al publico, por lo que aprendes lo que funciona o lo que no, que sobra y que falta; esa experiencia aunque agotadora es imprescindible para conocer el valor de tu trabajo y defenderla  en lugares más digámoslo…. complejos.


         Hay museos con rodajas de árboles de mayor tamaño, en Nueva York, Londres o  París, pero las historias que podemos contar nosotros con las piezas de ARBÓREO no las cuenta nadie más, por muy museo de gran capital que sea. Así podemos hablar de la longevidad de la sabinas negras (4 ejemplares de más de 600 anillos de crecimiento), sobre eventos como aludes, incendios, riadas, el efecto de la competencia con otros árboles o de parásitos y depredadores, y de cómo también las actividades humanas quedan escritas en la madera.  Y por fin hemos podido conseguir una rodaja de un árbol al que le cayo un rayo, como atestigua su cicatriz con madera calcinada y siguió vivo; y aún nos falta alguna cosa más pero estamos en ello.

         Aunque la itinerantica es una forma de llegar a muchas personas, ya toca buscar una exposición permanente, lo más difícil es encontrar las piezas, el que pasen la mayor parte del tiempo almacenadas no tiene mucho sentido más si la colección funciona y las exposiciones suelen ser un éxito de publico; ahora solo queda  buscar el contenedor, y salir al extranjero el no ya lo tenemos.  










lunes, 1 de octubre de 2018

UNA MIERDA DE CAMUFLAJE

Camuflaje en blanco y negro de dos especies de polillas
          El camuflaje trata de intentar disimular nuestra presencia o que esta pase inadvertida bien a nuestras presas o a nuestros depredadores, disimular con apariencia falsa. El método mejor es imitar al entorno con colores texturas o con el comportamiento.
         Con el color tenemos insectos que pueden ser de color rojo si el sustrato sobre el que viven es de ese color, o es de varios colores para una misma especie o un mismo ejemplar; incluso esos colores pueden cambiar, recordemos a camaleones y los pulpos. El animal puede tomar la forma de algún elemento como una piedra o una hoja y en muchos casos el comportamiento complementa el camuflaje, pasos vacilantes como si fuese movido por el viento, posturas que imitan a ramas secas. En algunos casos más que el color se utilizan el contraste entre tonos, como la combinación de blanco y negro, en este caso a todos nos ha venido a la mente el caso de las cebras, según parece esta combinación de colores y dibujos sirve para hacer más difícil el diferenciar a un individuo dentro de la manada, un león no ataca a bulto, selecciona un individuo que considera más fácil, si reducimos la capacidad de fijar un objetivo seguramente reducimos la eficacia del ataque. Hay algunas polillas con diseño alar de manchas blancas y negras bastante llamativas en cualquier situación, la explicación es que en las zonas boscosas el contraste de la luz  y sombra dificulta la visión de su perfil, otros dicen que podrían recordar al excremento de un pájaro, y ahí quería llegar yo.
        
Adulto del escarabajo Cassida
        Las larvas del escarabajo Cassida, como las de tantos insectos, se parecen muy poco a los adultos, bueno no se parecen en nada. Los adultos son de color verde y recuerdan a un plato sopero puesto del revés los bordes de su tórax y abdomen se prolongan hasta el suelo, de forma que ni desde arriba ni de lado diferenciamos su cuerpo,  ni siquiera vemos las patas. En la misma hoja de cardo que vemos al adulto podemos encontrar a su larva con un aspecto completamente diferente: de cuerpo alargado, de color negro, con un reborde de apéndices en forma de espina ramificada  que rompen su silueta y ayudan a estabilizar su delicado camuflaje, sus propios excrementos. La larva hace lo que toda larva: comer y digerir la comida, pero así como en otras especies se deshacen rápidamente de sus excrementos para evitar ser localizadas a través de ellos por sus depredadores; estas tiene el extremo del abdomen curvado hacia arriba, y así sus excrementos son depositados sobre dos largos apéndices que se encuentran sobre su cuerpo pero que evitaran que los excrementos lo toquen.
         
Larva del escarabajo Cassida, camuflada bajo sus propios excrementos
         Nosotros vemos una hoja de cardo con marcas de que alguien se lo esta comiendo pero no vemos a quien, seguramente pensemos que se ha ido, o que tiene otro horario, de hecho hay pequeños montoncitos de excrementos que lo evidencian. Pero si nos si fijamos los excrementos se mueven y  si nos fijamos un poco más vemos los excrementos, un reborde de apéndices y una diminuta cabeza que remata el conjunto y no hace más que comer, y cagar. 
         Así en la planitud de la gran hoja de cardo donde no hay escondite el recurso es ocultarse en algo que nadie quiere, vamos un camuflaje de mierda, propia eso sí.

jueves, 16 de agosto de 2018

LOS ÁRBOLES DE LA DESOLACIÓN

         
Un pino negro se alza sobre la superficie rocosa del karst, resistiendo la duras condiciones ambientales y el tiempo
        Estoy ante una isla mineral, de roca áspera y seca, que esta rodeada de prados y de bosques de pinos, de hayas, de abetos; un territorio desolado que emerge en una de las zonas más húmedas de los Pirineos .
         Aquí la roca caliza se enseñorea de la superficie, con escarpes que se desmenuzan creando pedreras y el karst aflorando dejando a intervalos los pequeños cráteres de sus dolinas. Entre ellas la roca fisurada y erosionada por la acción química del agua deja tramos llenos de cuchillas pétreas por donde caminar se hace complicado. Esta roca toma para sí toda el agua de las precipitaciones, la absorbe como una esponja y la hace desaparecer de la superficie. En el camino el agua parece que se resiste aferrándose hasta el punto que la deshace llevándosela disuelta con ella, como consecuencia una montaña llena de galerías, túneles y pozos muchos de ellos sin conexión con la superficie, compararla con una esponja no es una metáfora. Al final la roca devuelve el agua en forma de manantial abajo en el valle o en otro valle; como consecuencia si la parte alta parece un desierto la baja es un vergel.
         De manera que este lugar es un lugar contradictorio: un vallecito por el cual no ha discurrido nunca el agua o una “llanura” acanalada, cóncava, y dado que esta en una abrupta montaña las gentes del lugar la denomina La Plana, el llano.
         
Vista de La Plana hacia su cabecera, los árboles de la desolación viven en la parte de la derecha
       El color de las rocas calizas dan una patina al lugar entre gris claro y beige según el estrato, nada diferenciable pues solo cuando están juntos nos damos cuenta del cambio de color; de manera que solo los núcleos de sílex que aparecen de vez en cuanto rompen la uniformidad, más que nada por un liquen amarillo que solo crece sobre estas rocas ricas en sílice.

         Pero la vida cuando decide establecerse en un lugar lo hace sin vacilaciones, aunque nosotros no nos podamos imaginar ni como se atreve. 
         Algunas lagartijas corren entre el universo de piedras a la caza de las arañas lapidícolas y estas de los invertebrados que han aterrizado llevados por el viento a este mundo mineral. Incluso vemos las conchas vacías de algunos caracoles que tienen en este mundo frío y seco su hogar. 
         Pequeños, diminutos, parches de hierba aparecen entre algunas rocas, desde la austeras y poco llamativas gramíneas como la festuca a la aguileña con atrevidas flores azulonas, grandes y complejas, tanta flor para una planta tan pequeña, la nota de derroche vital en un lugar tan austero. Cuatro árboles desafían a este lugar, y cuando digo cuatro no son algunos árboles, son: uno, dos, tres y cuatro pinos negros de aspecto cansado por los años y demacrados por las condiciones en las que tienen que vivir, pues parece que la montaña a cambio de dejarles crecer aquí los tortura con la sed y el frío. Por eso deben tener muchas ramas secas, nudos huecos de ramas desgarradas, heridas nunca cicatrizadas, e incluso partes de los troncos muertas como evidencia la corteza que no cubre amplias zonas de los mismos. Estos árboles tienen el peor castigo para un organismo, no morir y sufrir cada día su atrevimiento de vivir. Pues en invierno el agua permanece en forma de nieve y así los árboles no la pueden usar, tienen que esperar a que se derrita y entonces esta desaparece rápidamente; y en verano el sol inclemente borra cualquier atisbo de humedad, y el agua de las tormentas ha de ser capturada antes de que desaparezca en la roca. Y también por el frío por la altitud, pues a cerca de 2000 metros la época de crecimiento se reduce notablemente; y sino el viento, las exiguas copas en bandera creciendo en una dirección concreta nos dan la idea que de que no todos los días son apacibles.
         
La raíz de uno de los pinos sobre el lapiaz
       Y en la base de todo el suelo de roca, sobre el que se arrastran las raíces de los árboles cogiendo migajas de nutrientes; pero las raíces no se pueden desarrollar bajo la luz del sol, por lo que esto evidencia suelo perdido.  
         Es un lugar tan desamparado que los troncos de la árboles muertos, antiguos compañeros de nuestros cuatro árboles permanecen momificados ahí donde cayeron, ni para leña se han usado y su madera poco a poco va cediendo las moléculas que la forman para crear nueva vida. Vida que se sigue atreviendo a desarrollarse en este lugar, pequeños pimpollos de pino rodean a nuestros cuatro pinos viejos, tal vez sea que la propia dispersión de sus piñones no da para ir mas lejos; o tal vez aunque no lo parezca en su cercanía tienen mejores condiciones para crecer. La esperanza continúa, la vida se sigue aventurando con los árboles de la desolación. 

domingo, 12 de agosto de 2018

HOLA QUE OLA ...DE CALOR (yII)

     
Un forma de evitar el calor y la sequía consiguiente, acabar el ciclo y permanecer en forma de semillas hasta el año siguiente;  como estas plantas efímeras de color rojizo entre la perennes en verde.
     La segunda estrategia para evitar el calor es evitarlo, ¿cómo?,  sencillamente no estando cuando llega. Las plantas como no se pueden desplazar procuran haber acabado su ciclo antes de la llegada del calor y de la sequía que suele conllevar. Las plantas anuales y en especial las efímeras acortan su ciclo o empiezan muy pronto en pleno invierno, en climas secos las dos cosas. Las plantas geófitas hacen lo mismo pero en lugar de semillas dejan bulbos y rizomas bajo el suelo a salvo del calor y de la sequía. 
         En muchos árboles y arbustos si el calor coincide con sequia, de manera que no pueden hacer la función clorofílica, las hojas no les van a servir de nada, es más pueden ser un problema pues pueden perder agua a través de ellas, por lo que los más efectivo es desprenderse de ellas, y así vemos en zonas áridas una sinfonía de ramas peladas durante la parte más dura del año. Esta es un estrategia que usan muchas plantas leñosas mediterráneas perder hojas en los momentos más secos y calurosos del año.  
Otra forma para plantas de varios años, la parte aérea muere pero rebrota después desde las raíces cuando llega el otoño, Peganun alharma
         Con los animales es diferente, desplazase les evita el exceso de calor. Algo tan sencillo como ponerse a la sombra, o en un lugar donde corre el viento, guarecerse en la madriguera, o enterrarse. Algunos insectos trepan por los arbustos para así evitar el calor extra del suelo recalentado, cuentan que los cuervos del desierto pasan las horas de más calor planeando gran altura donde el aire es más frío. 
            Pero en la naturaleza siempre hay organismos que sacan provecho de las circunstancias menos favorables, en el Sahara hay un hormiga que sale precisamente en las horas de más calor así puede capturar otros insectos afectados por las altas temperaturas y en ese momento del día esta libre de depredadores pues todos están a resguardo del sol. En los desiertos americanos hay un roedor, creo que es una ardilla terrestre, que hace algo parecido, sale con todo el calor a recolectar comida pues en esa parte del día los depredadores están menos activos. Eso si tanto hormiga como mamífero hacen salidas cortas y rápidas evitando sobrecalentarse para después bajar su temperatura en el frescor de sus guaridas subterráneas, la ardilla además al igual que vemos hacer a los perros para enfriarse se coloca con el vientre sobre el suelo de la madriguera y abre las patas poniendo la parte interna de los muslos sobre el suelo.
Otro medio drástico si la parte más afectada y por donde se pierde humedad son las hojas; el remedio es simple desprenderse de ellas como en este caducifolio estival que crece entre las coscojas, Onononis tridentata
        Volviendo al inicio de la entrada, no tenéis calor ?, con el calor que hace, y que ganas de que llegue el otoño.  

domingo, 5 de agosto de 2018

HOLA QUE OLA........DE CALOR

     
Ilustración que aprece en la obra: "Drylands, the desert of North America", inspirada en las pinturas rupestres de esta zona. 
         Acabo de “coger un capazo”, para los que vivimos en Huesca esta expresión viene a significar: encontrarte en la calle con una persona conocida y pararte a hablar independientemente de que llegues algo tarde a tu destino, pues la disculpa de “he cogido un capazo” es suficiente para redimirnos de la tardanza, ventajas de las ciudades pequeñas. Bueno menos mal que estábamos a la sombra y así comentamos el calor del verano, mientras por el rabillo del ojo podía ver en la acera de enfrente a dos operarios que estaban agujereando el suelo para instalar las marquesinas de la parada del bus, y al pleno sol del final de la mañana, ellos si podían hablar de calor.
         Bueno estamos en verano, y en verano hace calor; otra cosa es que los servicios informativos no hagan más que estar repitiendo que va a hacer calor, o que hace mucho calor, esta bien que informen pero el machaque psicológico no ayuda a sobrellevarlo. Bien es cierto que cada vez se registran máximas mayores, aunque también las mediciones son más abundantes y más fiables.
         Pero veamos en la naturaleza como se defienden del exceso de calor. Hay dos estrategias: protegerse y evitarlo, y la estrategia depende del tipo de organismo. 
        
El color claro de este saltamontes no solo le proteje de las altas temperaturas sino que ayuda a camuflarlo en el suelo.
      El protegerse pasa por tener colores claros, brillo, superficies lisas que reflejen los rayos solares, o pilosidades blancas que recubren el epitelio de las plantas. En las plantas además  ira asociado a que tengan suficiente agua en el subsuelo, de no ser así cerraran los estomas (y no podrán realizar la fotosíntesis) y procuraran exponer la mínima superficie a los rayos solares, son las hojas colgantes del eucalipto o las del almez en las sequias. 
         En los animales una solución es bajar la temperatura sudando, el sudor sobre la piel se evapora y eso hace bajar la temperatura, (el agua para cambiar de estado toma energía del ambiente en forma de calor y por eso se reduce la temperatura), nosotros sudamos por toda la superficie de nuestro cuerpo y las personas con adaptaciones a vivir en zonas muy cálidas tiene más glándulas sudoríparas. En animales sin glándulas sudoríparas se recurre al jadeo como en los perros o en el caso de los canguros se humedecen los antebrazos con saliva y así enfrían la sangre que corre por ellos al igual que los elefantes con sus enormes orejas por las cuales irradian excedentes de calor. En los pinos, cuentan algunos investigadores, como en las horas de más calor evaporan determinados compuestos químicos que el ayudan a bajar la temperatura 
         
Tricomas (pelillos) del epitelio de una quenopodidácea, forman algo de sombra para evitar el sobrecalentamiento de la hoja
       Un buen aislante también puede servir, según el dicho “lo que va bien para el frío va bien para el calor”, como el pelo o las plumas mientras no produzcamos calor y permita evacuar el exceso, consecuencia se reduce la actividad. Esto desesperaba a los jesuitas cuando están evangelizando a los indígenas de las zonas desérticas de Nuevo México, una de las adaptaciones al calor, sequia y falta de alimentos consiguiente era hacer lo menos posible, y los religiosos se quejaban de que pasaban el día tumbados bajos la sombra de los techados sin hacer nada, bueno si que hacían, no recalentar el cuerpo y ahorrar reservas corporales en forma de su propia grasa.
         Grasa corporal y calor es una combinación curiosa, los bosquimanos del desierto del Kalahari son los humanos mejor adaptados al desierto y al calor, van prácticamente desnudos por él y la grasa corporal como es un buen aislante térmico para que no les dificulte la evacuación del calor excesivo la concentran en las nalgas, en su canon de belleza unas nalgas prominentes es lo máximo, señal de que esa persona se alimenta bien luego es hábil en la caza-recolección. A los camellos también les ocurre algo parecido concentran la grasa en la espalda en las características jorobas, además donde dan con más intensidad los rayos solares. 
         Otro remedio es meterse en el agua, el agua si esta a menor temperatura siempre nos va a enfriar, en su defecto tumbarse en un charco, pero si no hay agua de nada nos sirve.

sábado, 30 de junio de 2018

CRÓNICA PERSONAL DE ARBÓREO EN EL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES


Previo.
         Las oportunidades hay que cogerlas al vuelo así que cuando surgió la posibilidad de ir a Madrid con la expo de ARBÓREO no fue cosa de pensárselo, la exposición estaba montada lo único que había que hacer era adaptarla a los espacios de museo y sobre todo a las vitrinas.
         Se lo cuento a algunos amigos así como si me hubiera tocado la lotería, o al menos sus expresiones coincidían como si hubiera recibido un premio; aunque yo ya me hacia una idea del esfuerzo que faltaba. Por eso lo mejor organizarse, viaje en el día para conocer a Soraya, la coordinadora ( menos mal que conectamos en seguida), ver la sala, hacer un planteamiento mental y comprobar alguna medida, así como el acceso ya que se iba a llevar piezas grandes y pesadas; y disfrutar mentalmente con el “fregao” en el que me estaba metiendo de forma consciente y feliz, por lo que debo tener un punto masoca se ve.    
         

           En la preparación hubo que desmontar las piezas más significativas de los paneles en las que estaban para adaptarlas a las vitrinas, controlando tamaño y peso de las mismas. Y como siempre tener una idea muy clara de donde iba cada cosa como se iba a situar y con una serie de piezas que pudieran ir en más de un sitio para así equilibrar contenidos con el espacio. Además de eliminar aquellas piezas que pudieran significar peligro para los visitantes o que no se pudieran situar de forma adecuada, por mucho que a mi me doliera y que las hubiera recogido y preparado para una exposición como esta. Revisar concienzudamente las piezas para ver que no había insectos xilófagos y hongos activos, así como lavar con agua a presión las piezas más grandes que se almacena en el exterior y donde los pájaros siempre tienen la costumbre de señalar con su excrementos. Y embalar todo lo embalable.


 La descarga
         Era algo previsible y Quique, el conductor del camión con el que ya hemos transportado las piezas para otras exposiciones, me lo confirmo: “si vieras la cara que han puesto los de seguridad cuando hemos empezado a bajar los troncos y las ramas”, pues las más grandes van sin embalar.
El montaje
         Normalmente lo suelo hacer yo solo o con una pequeña ayuda, pero esta vez y dado que llevamos la pieza más grande de la colección, que son ocho partes y tres de ellas tiene una media de 30 kg cada una y la última vez a mi solo me costo una hora su montaje, se vino mi hijo Guille conmigo, y así en un día y medio intenso solucionado.
         
         Bueno lo que yo no sabia es como es un montaje en un museo de este calibre, y más cuando este va aportar algunas de sus valiosas piezas a la exposición, por lo que a mi me pareció al principio una jaula de grillos, pero al final todos sincronizamos nuestros cri…criis y hasta disfrutamos con el trabajo. Me explicaré en términos de ecología: yo trabajo habitualmente como si fuera un organismo en una isla pequeña, hay pocas especies muchos nichos ecológicos y no puedes especializarte (haces un poco de todo); un museo como este es como si fuera una selva tropical con mucha diversidad de especies, con más nichos ecológicos de manera que cada especie se especializa en algo concreto (normalmente en algo muy concreto). El MNCN colaboraba con una serie de piezas de mamíferos, aves, insectos y fósiles de árboles, cada grupo es responsabilidad de una persona conservadora que es la que lo puede manipular y transportar (cosa lógica dado el valor y la fragilidad de algunas), además iban en una vitrina especial que abría el guarda de seguridad y que permanecía junto a ella el tiempo que estaba abierta, pues estaba en una zona de paso; además estaban los que montaban las otras vitrinas, los que las limpiaban, los que limpiaban el el suelo, también la empresa que se aseguraba de la correcta colocación de las piezas más delicadas (algunas de ellas tenían más de100 años) y finalmente los que iluminaban. Para mayor confusión mía, la sala conecta con la zona de personal, por lo que había un continuo trasiego de gente que me costo identificar. 

La presentación
         Antes de la misma me explicaron muy bien como se hacia: hablaba el director, hablaba la coordinadora y hablaba yo. Después hacíamos un recorrido por la exposición durante el cual yo atendía las preguntas que me iban haciendo los asistentes. Bueno la primera parte bien, la segunda me salté un poco el protocolo, más que un comisario al uso soy un “divulgador feriante”, por lo que no me iba a ir sin promocionar mi producto y el recorrido se transformo en una de la visitas guiadas que suelo hacer, eso si corta, aunque la presentación se hizo más larga de lo previsto. Interés y sorpresa me dijeron que fue la reacción, pero al final del recorrido había más gente que cuando se empezó y eso es lo que cuenta.

La exposición 
         Bueno yo ya he hecho mi trabajo, satisfecho aunque siempre ves algo que se podía mejorar; a partir de aquí veremos si continuamos itinerantes y almacenándola entre viaje y viaje, o encontramos un lugar para  tener una exposición permanente que seria lo deseable, la colección se lo merece y no hay otra igual. 

domingo, 24 de junio de 2018

ARBÓREO EN EL MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES DE MADRID

Del 22 de junio a finales de agosto

        Son 290 metros cuadrados de exposición con 72 piezas de 24 especies diferentes.  
         En el 2013 comenzamos con una microexposicón: La memoria de los árboles en el Centro de Naturaleza Espacio Salto de Roldán de Nueno con unas pocas piezas y en estos años hemos crecido en cantidad (más de 700 piezas), tamaño (la más pesada son 95 kg y la más grande 5 x 2 x 2 metros)  y calidad (con información sobre aludes, riadas, liberaciones, decaimientos,…. y al menos tres con más de 600 anillos de crecimiento, una de las cuales nació según el C14 hace unos 925 años).
         Todo esto no podría haber sido posible si el apoyo de todos vosotros, a todos mi más sincero agradecimiento; los principales culpables son :  Alejandro Alfaro, Antonio y Toño Alfaro, Nacho Arizón, José Mª Aquilué, José Luis Buisac, Chechu Camarero, Tomas Escartín,  José María Ezquerra, Miguel Gil,  Vicente Laliena, Álvaro Lardiés, Ramón Lasaosa, Dominique y Joaquín Leyva, Emilio Luengo,  Sergio Marco,  Jorge Mayoral, Pedro y Roberto Moreno, Adrián Navarro, José Miguel Navarro, Paco Navas, Guillermo Ortega, PachetasNacho Pardinilla, Gabriel Sangüesa, Javier Sardiña,  José Antonio Sese.
Casa Franco de Fornillos de Montearagón, Fundación Hospital de Benasque, Ayuntamiento de Biescas, Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara cuadrillas de Nocito y de Loporzano, Colectivo de Agentes de Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón en Huesca,  Espacio Salto de Roldán, ayuntamiento de Nueno.
         A todos gracias, y ahora............ a ver en el extranjero. 

jueves, 17 de mayo de 2018

EL ESPINAZO DEL DRAGÓN

Panoramica de la parte final del pliegue de Guara: 4 estribaciones del Frachinito, 3 Borón. Conglomerados del Valle del Ebro: 2 mallos de Ligüerre. 1 río Guatizalema
          La brisa chocaba contra el escarpe que había por debajo de mis pies y esa corriente de aire era aprovechada por una pareja de chovas que se desplazaban lentamente, sin mover apenas las alas, y si lo hacían era más para guardar el equilibrio que para avanzar; así recorrieron a mi altura el escarpe una o dos veces de manera que yo podía ver el rojo anaranjado de sus picos y sus patas plegadas bajo la cola como diminutas ascuas entre el negro una noche oscura. Yo las miraba y ellas me devolvían la mirada, y no creo que fuese por la curiosidad de saber qué hacía yo en un lugar tan apartado, simplemente esperaban a que yo me sentara a comer y les dejara algún presente en forma de migajas de bocadillo.
         El lugar donde estaba se encontraba fuera de las sendas habituales, pues estaba cerca de un pico sin importancia por no ser de los más altos, pero proporcionaba una vista diferente de los lugares conocidos por mí y tantas veces andados; y en especial de la senda que remonta el río y que tanto transité el invierno pasado. Desde este lugar podía ver los escarpes de roca bajo los que discurría el camino y que tanto me acompañaron en el ir y venir por la senda, desde ella parecía una sucesión de paredes verticales sin más, pero ahora las podía observar de tú a tú y darles un sentido. 
Contacto entre las calizas de Guara (2) y los conglomerados del Valle del Ebro (2) que son más modernos y resultado de la erosión del Pirineo.
       El lugar permitía visualizar la convulsa geología de la zona, un gran pliegue que venia de lejos, retorciéndose por la ladera de la sierra, pliegue de estratos verticales que la erosión había “descabezado”, eliminado la charnela donde se juntaban los flancos del mismo, era como si cogiéramos un libro lo pusiéramos con el lomo hacia arriba y se lo arrancáramos. El resultado recordaba más al espinazo de un dragón que se ondula para al final sumergirse por debajo de una capa de rocas más jóvenes, sus propios sedimentos petrificaos. Pero esta nueva capa de rocas era como tortugas redondeadas de aspecto inerte, sin tensiones y ni convulsiones que las hubieran despertado del sopor de los primeros rayos de sol, solo una leve inclinación por el ímpetu del dragón de rocas mas antiguas. La juventud, tranquila sosegada frente a la madurez impetuosa y expresiva, con la geología ocurren estas contradicciones.
         Los huecos que había creado la geología eran rellenados por la vegetación, la roca solo era cubierta solo una pátina de líquenes, pero allí donde las grietas permitan penetrar a las raíces crecían pequeñas plantas y algún arbusto atrevido; aún así las grietas mayores y las repisas llenas de sedimentos permitían la existencia de bosquetes colgados sobre el vacío, creciendo como jardincillos desbordados a modo de pequeñas selvas, en lugares inaccesibles donde no llegaban ni las cabras la única limitación era la competencia entre las plantas por el más escaso recurso del agua. 
Robles olvidados
          Donde la roca era más blanda, como en los collados y las laderas llenas de derrubios, un tapiz de verde cambiante según la especie dominante y la época del año lo iba cubriendo todo; el bosque iba recuperándose despacio, después de una larga época de explotación humana. Hasta estos lugares aislados y remotos llegaron los carboneros, no buscando la fortuna sino la mera supervivencia de los suyos. 
         El vallecito que se encontraba bajo mi escarpe siempre debió ser un lugar apartado pues se veían grandes robles, añosos y retorcidos, sin muestras de haber sido podados, como era costumbre por la zona con los más accesibles. Incluso se apreciaban árboles muertos en pie, troncos aún erectos pero ya sin ramas a la espera que la labor de hongos e insectos les permitieran tumbarse y descansar al fin, aportando los nutrientes de su madera al suelo, y por lo tanto sus moléculas comenzando de nuevo la rueda de la vida. La rueda de la vida convertida en la rueda de la fortuna que siempre toca, aunque no sabemos en que organismo se encarnarán sus moléculas ya libres, tal vez árbol de nuevo, o tal vez en un animal que se alimenta de él.
         Estos retazos de bosque es lo más cercano que tenemos hoy día de un bosque viejo. De ellos es donde debemos aprender como funciona la naturaleza, y cuanto más aprendemos más nos sorprende, pues nos rompe nuestra idea de algo inamovible para mostrarse como algo dinámico y que no se ajusta a las sentencias con que solemos describirla, como la juventud sosegada y la madurez impetuosa de las rocas.    


domingo, 15 de abril de 2018

TOUR DE LA MEMORIA DE LOS ÁRBOLES


       Esta exposición es la primera que diseñamos ya con una idea clara de que fuese itinerante, de manera que además debía poder ser usada a modo de charla. Por lo que debía contener todas las piezas necesarias para el relato (unas 61 piezas de 21 especies) sobre como la madera almacena información sobre el territorio, pero se debía transporta en un utilitario, con la posibilidad de ser enviada por una agencia de transportes (por lo que las dimensiones de la misma vinieron determinadas por el embalaje de las cajas de plástico en las que se transporta), la debía poder montar y desmontar una sola persona (en poco más de una hora) y se debía poder adecuar a cualquier espacio desde una sala de exposiciones, a un pasillo.
         Para ello las piezas van sobre paneles de  cartón de madera pintados de azul (para que resaltase más el color de la madera), de 43 x 43 cm (la mediad viene dada por el embalaje), con amplias cartelas explicativas (así evitamos los carteles con texto para las paredes, pues en no todos los lugares hay posibilidad de colgarlos), de esta manera se pueden tocar si temor a caídas ni cambios de piezas y/o cartelas, pues se anima a tocarlas para que perciban las diferentes texturas de las maderas. Así, aparte del espacio lo único que necesitamos son mesas para colocar los paneles (unos veinte metros lineales en total), así han estado sobre pupitres, mesas plegables de comidas populares con manteles blancos de papel, mesas varias con telas de colores, etc.
        Por lo tanto hemos podido exponer en colegios, institutos, asociaciones, ferias, y sobre todo pequeños ayuntamientos.  Dejando bien clara la filosofía, llegar al mayor número de lugares y de personas posible.
         Este año empieza una nueva andadura con la Diputación Provincial de Huesca y está en campaña dentro de la exposiciones itinerantes, a continuación os pongo el calendario de este año: 
GURREA DE GÁLLEGO del 16 al 29 de abril
ALCAMPELL del 1 al 17 de junio
ARÉN del 1 al 30 de agosto
LANAJA  del 8 al 28 de octubre
GRAUS del 15 de noviembre la 6 de enero del 2019
        Además el día 1 de mayo y solo por ese día estará en el Molino Aceitero de Casbas durante la Romería de la Virgen del Viñedo. La verdad este es un lugar muy significativo para la exposición pues fue la primera salida de “la memoria de los árboles” y hubo que desmontar la microexposición que estaba en el Espacio Salto de Roldán y añadir el resto de piezas que teníamos para poder rellenar un poco el espacio disponible en el molino.  Además hubo que estar con la exposición todo el día, por lo aprendes lo importante que es el explicar en vivo, y sobretodo la enorme satisfacción que es ver las expresiones de: sorpresa, admiración y disfrute de los visitantes. 
 
Primera instalación de la exposición ya sobre los paneles azules
         Para despejar dudas, hay una segunda exposición de la que ya os he hablado en este bolg que es “ARBÓREO, los árboles nos cuentan su vida”, más grande y compleja de instalar pues esta pensada para espacios mayores, más adecuados y largas permanencias.