La gran pedrera de Guara, A Glera, una de las de mayor tamaño del Pirineo |
Si bien podemos concebir y entender que haya vida sobre la roca, a modo de una pátina que la cubre como los tapetes de bacterias y de algas, o los líquenes y los musgos, o incluso que en sus grietas puedan enraizar las plantas y hasta los árboles, la vida en una piedra, dado su menor tamaño y el encontrarse suelta y “móvil” se hace difícil de concebir.
Pero cuando las piedras se acumulan bajo los escarpes de roca de donde se han desprendido, crean un habitat diferente y muy original debido a sus especiales condiciones; lo primero las piedras se calientan la sol y enfrían rápidamente en cuanto deja de darles, con cambios bruscos de temperatura, siempre esta la posibilidad de que la pedrera se mueva, y tiene un continuo caer de piedras encima que puede tapar o dañar a los organismos que ahí viven; pero una pedrera tiene algunas ventajas, bajo las piedras se puede acumular polvo que lleva el viento, la materia orgánica que cae desde el escarpe y la humedad de las precipitaciones, por lo que se puede formar suelo, y si la capa de piedras no es excesiva, las semillas de las plantas y sus raíces pueden llega a ella, de esta forma, en las pedreras más estables llegan a cubrirse con matorrales e incluso de arbolado.
Las pedreras de gran tamaño son un mundo aparte, dado que no son adecuadas para la mayoría de organismos, son un lugar donde lejos de competencias pueden refugiarse y evolucionar, al menos las plantas con flores (seguramente ocurrirá con hongos, e invertebrados pero no tenemos tanta información sobre ellos) a salvo de otras especies dominantes que les quitarían los escasos recursos.
Las otras dos joyas botánicas de la zona, Aquilegia pyrenacia subsp, guarensis y Linaria alpina subssp guarensis |
Es el caso de la pedrera de la umbría de la sierra de Guara, llamada A Glera, seguramente será una de las de mayor extensión del Pirineo y en ella se descubrió una pequeña planta Cochlearia aragonesis y durante mucho tiempo fue su única localidad donde vivía, hoy se ha encontrado en otras pedreras del valle del Ebro pero siempre muy localizadas; planta de aspecto frágil su estrategia es sencilla, es bianual, al primer año desarrolla la parte vegetativa, al segundo se reproduce y muere, su corta vida el permite que no le afecten tanto los desplazamientos de grava. El resto aunque son subespecies quedan limitadas poco más de estas sierras, como Aquliegia pyrenaicasubsp. guarensiso Linaria alpina subsp. guarensis ambas de flores muy llamativas que contrastan con la dureza del medio y otras plantas típicas de pedreras, como Crepis pygmaea y Rumex scutatus que tiene potentes sistemas radiculares y capacidad de rebrote en caso que las piedras dañen su parte aérea.
Y estas plantas no están solas, entre las piedras se desplazan arañas lapidícolas que no cazan con telas sino de forma activa, a veces esperando a las moscas atraídas por excrementos, y algunas lagartijas se aventuran en esta océano de piedras para capturar los insecto que arrastra el viento y se depositan entre las piedras. El mar de piedras que se extiendo ante nuestra vista no es tan vacío cae vida como parece.
Nota: A Glera esta dentro de la zona de reserva y su acceso esta restringido, por lo que es necesario el correspondiente permiso del parque
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