Este árbol era una silueta inconfundible en la carretera hacia Lierta (Huesca). En la publicación: “Árboles notables de la provincia de Huesca” (SANZ y AGÓN, 1997) aparece descrito su porte como: “muy bello, aparasolado, hemisférico, con algunas de sus ramas casi tocando el suelo.” Y le da unas medidas de: 11,81 m. de altura un diámetro de copa de 22 m. y la circunferencia del tronco de 3,67 m. a la altura del pecho y de 5,18 m. en la base.
A pesar de su aspecto saludable, y como consecuencia de la tormenta Filomena en enero del 2021, colapsó, sus dos gruesos camales se desgajaron, y el tronco abierto hasta casi el suelo es lo único que quedó en pie. Su rotura descubrió el problema de pudrición que tenía originado a partir de un orificio sin cicatrizar debajo de uno de sus camales. Ahora de nada sirve decir que la culpa fue la herida mal curada, o que si la copa se hubiera descargado de ramas habría pesado menos y se habría evitado el colapso.
Pero el haber podido obtener una rodaja de su tronco (de unos 150 cm de diámetro), nos ayuda a conocer su vida a través de la información contenida en su madera.
En esta rodaja, su forma es debida a que estaba situada cerca del suelo, donde el árbol recibe la mayor tensión, especialmente por el viento, y para contrarrestarlo desarrolla contrafuertes que le dan el aspecto lobulado.
La gran grieta de la rodaja (fenda) es consecuencia del rápido secado, la madera reajusta su volumen y se contrae, agrietándose. Destaca una gran herida completamente cicatrizada pero ya con pudrición, posiblemente por un golpe con un apero de labranza, y una segunda zona de pudrición que parece tenía su origen en la herida abierta de uno de los camales que colapsaron, la zona del corazón, el duramen, de color rojizo presenta unas gruesas líneas oscuras que son la separación entre la madera sana y la ya infectada con hongos; a pesar de todo ello, presenta parte de la zona de la médula (la parte más vieja del árbol) sana, este hecho es lo que le da tanta importancia a esta pieza, pues nos permite contar la totalidad de sus anillos de crecimiento y conocer su edad de forma segura, 187 años, y no con especulaciones por su tamaño.
Aunque los anillos en esta especie son difíciles de ver, y en esta pieza lo es especialmente en la zona más externa y más clara, en la albura, aún así podemos ver como en sus primeros años tuvo un buen crecimiento como indican sus anillos anchos, por lo que podemos suponer que estaba ya sola o no competía con árboles vecinos. Cuando se eliminó la vegetación de alrededor (en la fotografía del llamado Vuelo Americano de los años 1956-1957 ya aparece solitaria) se la respetó, pues seguramente ya debía ser un árbol buen productor de bellotas, y proveía de alimento a ovejas y otros animales.
Además, estos árboles aislados de buena copa, se usaban para resguardar al rebaño del calor del mediodía del verano, y donde duermen las ovejas siempre dejan “presentes” en forma de orina y excrementos, que son un excelente abono para los árboles. Si además se le había eliminado la competencia de otros árboles por el agua del subsuelo, eso explicaría el buen crecimiento que ha tenido durante toda su existencia.
Su futuro, aparte de ayudarnos a comprender con datos como viven estos árboles, será que desde la cepa emita renuevos, que es lo habitual en una carrasca que ha perdido el tronco. Nosotros nunca volveremos a ver este árbol como lo vimos, pero sabremos que sigue ahí, vivo, y que perdura. Eso es lo importante.
Texto: Miguel Ortega. Fotografías: Javier Sardina, Santiago Agón y Miguel Ortega.
Aunque son malas noticias para la carrasca, gracias por la infomación. Conoces exactamente dónde se encontraba (gps?)
ResponderEliminarNo tengo la referencia de GPS, la verdad no lo uso mucho, mas bien nada.
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