jueves, 4 de agosto de 2022

LOS BOSQUES DE LOS MONEGROS (y II)

A la izquierda y abajo sabinas albares, en la zona donde se nota más la inversión térmica y las nieblas de invierno; a la derecha y arriba pinos carrascos donde hay mayor insolación en invierno y menor frío.


Ahora que ya sabemos que en Monegros si que debería haber más bosques y el porque no los hay, podemos pasar a ver que árboles los van a formar.

Las plantas y por supuesto los árboles son un fiel reflejo de las condiciones ambientales del lugar donde viven, y sobre todo del clima. Modificando la cantidad de agua de las precipitaciones (altitud, orientación, capacidad del suelo para acumular el agua) y también de las temperaturas (sobre todo por la altitud) veremos como unas especies sustituyen a otras, en un recorrido ideal desde las umbría de la Sierra de Alcubierre a las orillas del Ebro.

Aunque recibieran la misma cantidad de precipitación, la solana y la umbría de la Sierra, la menor insolación de esta última y por lo tanto menores temperaturas y menor evaporación hará que siempre sea un poco más húmeda, lo suficiente como para que en su parte más alta no solo encontramos, carrascas sino también robles quejigos e incluso arces de montpelier, que compensan la alta luminosidad de sus cielos (hay pocos días nublados que la atenúen) durante la época vegetativa, y unos recursos hídricos muchos años al limite, con hojas de menor tamaño pues cuanto menor es la superficie de la hoja menos pérdida de agua por transpiración, y por lo tanto mayor resistencia a la sequía.

Por debajo, en lugares con menor humedad, orientación sur o pendientes que no retiene bien el agua, va a dominar un árbol muy mediterráneo, seguramente el que es capaz de vivir con menos precipitaciones (150 mm) es el pino carrasco. Este es un árbol de “vida corta” eso quiere decir que no suele superar el par de siglos, y en parte es debido a su estrategia frente a los incendios, en lugar de rebrotar desde las raíces como hacen otras plantas leñosas de la zona (carrasca, roble, coscoja, boj, enebro), lo que hace es acumular semillas año a año (de ahí sus características copas repletas de piñas), cuando llegue el incendio el árbol perecerá pero quedaran sus abundantes semillas, que estimuladas tanto por la temperatura como por algunos compuestos químicos liberados con la combustión, germinaran en un suelo sin competencia por el agua, rico en nutrientes por la ceniza; y en tal densidad que compiten entre ellos y tienen que “auto aclararse” para desarrollarse convenientemente. El problema para este pino no es la existencia de incendios sino su frecuencia, demasiado pronto no tiene suficiente cantidad de semillas, si los incendios se distancian demasiado sus semillas es posible que ya no sean fértiles y no germinen.

Pinos carrascos en la solana de la sierra de Alcubierre 

En uno de estos pinares bien desarrollados, la vegetación que prospera bajo ellos, no difiere de la que hay en las zonas sin pinos (no seria un autentico bosque como hemos comentado en la entrada anterior) por eso los botánicos denominan a esta formación coscojar aragonés, y no pinar.

         Ya hemos comentado que este pino es muy mediterráneo, resiste las sequías y el calor, pero no así el frío, por eso en las zonas más deprimidas de Los Monegros, donde se produce la inversión térmica es sustituido por otro árbol aún más frugal y sufridor.

Cara norte de la sierra de Lanaja, la cantidad de masa forestal viene más determinada por el uso humano del territorio que por cuestiones ambientales. Aquí entre algún pino carrasco y alguna sabina aparecen robles quejigos y arces de Montpelier, mas visibles con el cambio de hoja.


         La existencia de un sabinar de sabina albar en Los Monegros es una de sus muchas singularidades, es el lugar del mundo donde vive con diferencia a menor altitud, y si esta aquí es por el frío invernal, lo de la sequedad simplemente lo soporta. Este es un árbol típico de las parameras ibéricas, lugares fríos que comparte con la carrasca y el roble quejigo, pero ocupando los suelos de peor calidad como los muy pedregosos; pues es un árbol de pleno sol y no soporta crecer bajo la sombra de otras especies de mayor desarrollo.

         La pregunta es ¿entonces como puede vivir en Los Monegros?, pues aprovechando donde no tiene competencia, como las depresiones donde se acumula el frío, con sus nieblas heladas y la escarcha formando el dorondón, aquí ningún otro árbol le hará sombra, y (nunca mejor expresado), demasiado frío para el pino carrasco y demasiado seco para la carrasca y el quejigo.

A través de sus anillos de crecimiento (de menos de 1 mm), podemos comprobar como es capaz de sobrevivir con esta sequedad, pues es un árbol que con buenas condiciones, en fondos de vales o los años lluviosos, puede tener grandes crecimientos (anillos de cerca de10 mm). Con las lluvias de primavera el árbol va creciendo pero llegando el verano deja de crecer, entra en descanso pues no tiene suficiente agua, y así espera hasta final del verano o el otoño, si cae suficiente agua vuelve a crecer, y no dejará de hacerlo hasta la llegada del frío cuando el resto de árboles ya están en descanso; en su tronco queda registrado con un falso anillo en cada momento de crecimiento a lo largo de un mismo año. Así  con esta frugalidad, plasticidad y sabiendo aprovechar el momento nos podemos encontrar especialmente n las zonas más bajas y llanas con estas grandes sabinas en Los Monegros (que por cierto, no se ha comprobado de una forma científica, contando sus anillos o con carbono 14, que ninguna sabina albar sea milenaria).

Texto y fotografías: Miguel Ortega

No hay comentarios:

Publicar un comentario