jueves, 12 de febrero de 2015

PASEANDO POR LA NATURALEZA Nº2. EROSIÓN Y RELIEVES DEL SOMONTANO


Panorámica del recorrido por las serretas entre Piracés y Tramaced (Huuesca), en el centro destaca el relieve llamado "El Abuelo Roque"

     Recorrido de algo menos de 8 km y poco desnivel acumulado (70 m de subida y 140 de bajada), aunque la mayor parte discurre fuera de sendas marcadas y algún tramo cerca del borde de los escarpes. Atención a los paseantes con articulaciones sensibles, no olvidar los bastones.
     Nuestra ruta va entre las carreteras que, partiendo de la de Sariñena, van a parar respectivamente a las poblaciones de Piracés y Tramaced. Y discurre por el talud creado por la erosión, de manera que, en la parte alta del mismo tenemos amplias llanuras dedicadas al cultivo de cereales de invierno, y en la parte baja, en un terreno ya más accidentado, pequeños olivares, intercalados entre yermos y la roca desnuda que constituye el talud.
 
"El Abuelo Roque", lo que la erosión ha respetado del banco de areniscas
      Los relieves que encontramos en el valle del Ebro como sierras, serretas, muelas, coronas y tozales, no son resultado de las mismas fuerzas que levantaron los Pirineos. En este valle ha sido la erosión con su labor de vaciado la que ha ido retirando los materiales más blandos creando los desniveles, taludes y escarpes, de manera que las elevaciones que jalonan este territorio y las espectaculares formas que vamos a ir encontrando no son más que las partes más resistentes del terreno y que la erosión ha respetado por el momento.
     Toda la roca de la zona tiene su origen en los depósitos de sedimentos originados en los Pirineos, y está dispuesta en capas horizontales e intercaladas de arcillas y de areniscas, sin embargo estas últimas no las encontramos de forma continua sino en bancos alargados y su disposición es la que da carácter a la zona. La diferente dureza de estas dos rocas, unida a la presencia de sales en la arcilla que facilita su erosión por el agua, crea los resaltes de arenisca. Algunos de ellos forman voladizos hasta que superan la resistencia de la roca, entonces caen, y los grandes bloques generados quedan esparcidos a pie del escarpe. La erosión puede continuar hasta que no quede más que un bloque de arenisca aislado sobre una columna, (más o menos grande) de arcilla, como es el caso de la Peña del Mediodía o del Abuelo Roque.

La planta crasa uña de gato ( Sedum sediforme), creciendo en una grieta de la arenisca
     Este no es un territorio especialmente seco, pero su pendiente unida a la falta de suelo, en parte como consecuencia de la intensa actividad humana desde hace ya mucho tiempo, hace que la arcilla y la arenisca afloren en muchos tramos, de tal forma que las raíces de las plantas no encuentran suficiente humedad. Por estos motivos las especies de plantas que abundan son las propias de lugares más secos, con las hojas cada vez más pequeñas para reducir la perdida de humedad por la transpiración como el romero, el tomillo, y el albardín, hasta que incluso las hojas desaparecen y su trabajo lo realizan los tallos, como ocurre con la efedra y la retama. Aunque discreta, destaca la flora que se desarrolla sobre la arenisca, primero los líquenes (algunos de más de  un metro de diámetro), musgos duros, y entre ellos y aprovechando fisuras de la roca una planta crasa, la uña de gato y el té de roca. Las grietas más grandes que se forman antes de desprenderse los bloques de roca, sirven de maceteros a pequeños arbolillos que muestran sus copas a ras de suelo.
     La posición resguardada de vientos y la orientación sur permiten la presencia de plantas que soportan mal las nieblas heladas propias de este valle como son la coscoja, el aladierno, la ruda, la madreselva o el espino negro.
     El pasado ganadero de la zona queda patente en los restos de corrales y balsas para abrevar, así como por la presencia de plantas típicas de suelos ricos en nitrógeno y por los excrementos del ganado, como la ontina y el sisallo.
    Un paisaje de aspecto más árido de lo que en verdad debería ser pero un buen ejemplo de cómo la naturaleza se adapta a cualquier circunstancia.

BIBLIOGRAFÍA
PELLICER CORELLANO, FRANCISCO y ECHEVERRÍA, ARNEDO, Mº TERESA, 1989, Formas de relieve del centro de la Depresión del Ebro, Ed Institución Fernando el Católico, Zaragoza.
SANCHO MARCEN, CARLOS y BELMONTE RIBAS, ANCHEL, 2000, Bases geológicas, geomorfológicas, paisajísticas y arqueológicas para el aprovechamiento cultural de la Plan de Mobache y los Torrollones de Gabarda (Monegros, Huesca), Ed Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón, Zaragoza.



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