martes, 17 de mayo de 2016

FITODRÁCULAS, LOS VAMPIROS VEGETALES

Flor de la orquídea parásita Limmodorum abortibum, de la planta solo es visible el vástago florido cuando se reproduce, el resto del tiempo vive bajo el suelo parasitando las raíces de la planta hospedante 
La sola mención de Drácula nos remite a la imagen de un señor pálido, un tanto sofisticado (lleva capa) y exclusivo (es conde), y al abrir su boca aparecen unos desarrollados colmillos (no los vestigios que portamos el resto) pues se alimenta de la sangre de otros humanos; al mencionar vampiro podemos pensar en un Drácula más genérico que solo tienen en común su consumo de sangre humana y su origen ficticio. Luego están los humanos que se alimentan con sangre, bien como rito para tomar el espíritu del animal recién muerto (caliente y líquida), como aprovechamiento de todo el animal: de la sangre encebollada a las morcillas y tortetas; o bien por una cuestión cultural, como es el caso de los masai de Kenia, para ellos la riqueza depende del número de vacas que se posee, la única forma de alimentarse de su ganado sin matarlo es con la leche y la sangre.
 Tallos con flores de cuscuta parasitando una aliaga
Aunque los vampiros sí existen en la realidad, son murciélagos que con uno de sus colmillos rasgan la piel de animales homotermos y lamen la sangre, su saliva evita que la sangre coagule con normalidad, seda al animal y de paso le pueden transmitir alguna enfermedad infecciosa. Los vampiros humanos o mataban a la gente o la transformaban en vampiros según el guionista de la versión cinematográfica, pero al menos no trasmitían enfermedades.
Muchos insectos son vampiros, pues se alimentan de la sangre de otros animales como los mosquitos, las pulgas, los chinches, los piojos, etc. Luego están los vampiros vegetarianos que se alimentan de la sangre de las plantas, la sabia, como los pulgones y los mosquitos de sexo femenino; los humanos que consumen jarabe de arce se podrían considerar vampiros de esta última modalidad.

Muérdago parasitando una rama de abeto, a diferencia de las dos especies anteriores, el muérdago si posee clorofila para transformar la savia bruta del abeto en su propia savia elaborada
Finalmente, están los dráculas vegetales o fitovampiros (el nombre hay que trabajarlo un poco más y ya veremos si prospera), y aunque suene redundante son plantas estrictamente vegetarianas pero no con su especie. Son plantas que en lugar de absorber agua y nutrientes del suelo lo hacen de otras plantas, a veces de la sabia bruta que luego transforma con su propia clorofila por lo que son plantas de color verde, como el muérdago; otras, las más draculianas, las que absorben la sabia elaborada, por lo que no necesitan ya de clorofila y por lo tanto no son de color verde, yendo desde morado (Linmodorum  abortibum), rojo (cuscuta), color carne desvaída (Orobanche sp. ) a blanco ( Monotropa monotropa), algunas ni siquiera tienen parte aérea. De las cuatro anteriores solo la cuscuta tiene un tallo aéreo, las otras tres, como parasitan las raíces (otra coincidencia con drácula y su querencia por los enterramientos) solo desarrollan un tallo floral para reproducirse, a veces con sofisticadas y elegantes flores, y es entonces cuando nos damos cuenta de que existen. Sin lugar a dudas son fitodráculas.

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