martes, 17 de enero de 2017

...PERO FRÍO DE VERDAD


La
Linaria alpina como otras plantas de alta montaña es capaz de soportar la congelación de sus flores y hojas
Quien me lo iba a decir, a pesar de ser verano, con el calor que hacia en el fondo del valle y la sudada para llegar hasta aquí, el frío que he pasado esta noche echando de menos un saco “que no calque el frío”, cada vez que me despertaba me ponía una prenda más hasta que se acabaron, y entonces a esperar el día;  pero lo peor es que a pesar de que el sol ha salido hace rato sus rayos parecen no calentar, aunque la plantas de por aquí parecen indiferentes a estas temperaturas pues estoy en mitad de un exuberante aunque ralo prado verde con flores; las plantas parecen acostumbradas al frío pero los animales no tanto, los insectos no vuelan es más se les ve escondidos en el interior de las flores más grandes, y solo a medio día veré a las lagartijas tomando el sol en los lugares protegidos de la “fina” brisa que ha empezado a correr, si este es el verano de aquí, que será el invierno.
En la alta montaña el periodo vegetativo suele ser corto, (este se considera cuando al temperatura media supera los 7ºC y en los Pirineos disminuye a razón de un mes por cada 300 metros que ascendemos) por eso dado el escaso tiempo para crecer en estas zonas tenemos plantas (y árboles también) de porte reducido, postrado, rastrero o creciendo en apretadas formaciones que recuerdan a un cojín. En estas densas formaciones incluso constituidas por varias especies, en el interior la temperatura puede ser hasta 10º C superior a la exterior, por lo que merece el apretarse unas plantas con otras, y así frente a estas condiciones ambientales en lugar de competir por los recursos se facilitan la vida.
Debido a que el verano no esta garantizado, la reproducción de una forma convencional puede ser un problema por lo que suelen tener un “plan b” reproductor; así determinadas especies pueden: formar semillas sin fecundación (apomixia), autopoloinizarse (autogamia) o reproducirse vegetativamente mediante bulbilos, rizomas o al enraizar tallos desprendidos. Además son escasas las plantas anuales, varios malos años de veranos fríos sin reproducirse adecuadamente podría suponer el gasto del banco de semillas del suelo y la desaparición de esa especie en esa zona, por lo que dominan las plantas perennes con potentes sistemas radiculares donde almacena reservas alimenticias. Además las plantas más adaptadas este clima de alta montaña son capaces de pasar varios años tapadas por la nieve de un ventisquero y cuando este por fin desaparece florecer como si el tiempo bajo la nieve no hubiera existido.

Los bosques de pino negro se van clareando según ascienden por las laderas más favorables, aquí en el Valle de Cregüeña, Benasque los últimos árboles alcanzan los 2600 metros de altitud
Pero la nieve invernal lejos de ser un problema es una ventaja, al quedarse las plantas bajo ella, y aunque estén a una temperatura bajo cero, no estarán tanto como en el exterior (a -30ºC en el exterior, bajo una capa de nieve de 50 cm. se puede estar un poco por debajo de los 0ºC), ni tampoco estarán expuestas a los efectos desecantes y los daños mecánicos del viento. La nieve además evita  que el  suelo se descongele demasiado pronto, la congelación-descongelación del suelo hace que este cambie de volumen, y este movimiento (crioturbación) daña las raíces de las plantas.
Estas condiciones son las que limitan el crecimiento de los árboles en altitud, pues han de desarrollar completamente las protecciones de las hojas antes de la llegada del frío, pues siempre quedarán por encima del manto de nieve, sino se desecarán e impedirá el crecimiento del árbol; por eso según ascendemos los árboles se van haciendo más raros, crecen más aislados y su porte es cada vez menor. En el Pirineo el bosque llega hasta los 2000-2200 metros y los árboles aislados de pino negro que es al especie de árbol que más frío soporta llega en lugares favorables como solanas de la zona central de la cordillera  hasta los 2600-2700 metros. 

Efecto de un helada tardía de primavera sobre las hojas recién salidas de un haya 
Pero el problema del frío no es él de los programados sino cuando se presenta en circunstancias no habituales, como las heladas tempranas en otoño antes de que las plantas se hallan preparado o peor aún las tardías en primavera, cuando la planta ya ha “movido”, se han abierto las yemas, y sus nuevas hojas están tiernas, son muy ricas en agua y aún no han desarrollado tejidos que las protejan; entonces cuando las vemos desecadas de forma irregular decimos que “el frío las quema”, bueno en vedad el frío lo que ha hecho ha sido congelar el agua de sus células, al aumentar esta de volumen rasga las membranas celulares y por esas roturas la célula se deshidrata, y con ella el tejido entonces la hoja aparece seca. Para evitarlo algunas plantas poseen anticongelantes como la glucosa, esta al ser una molécula muy grande “secuestra” muchas moléculas de agua y evita que se congelen.

El frío es un problema para las plantas superiores, pero ellas han encontrado soluciones que les permite vivir en lugares con condiciones muy limitantes.

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