viernes, 17 de febrero de 2023

PAISAJE EN TRES ACTOS


Paisaje de las Sierras Prepirenaicas Exteriores, Bentué de Rasal, valle del Garona, Huesca.

    Tal vez pensemos que con la tecnología podemos vivir de forma independiente al medio natural, pero fuera de las ciudades las cosas se ven mucho mas claras, el medio determina nuestra forma de vivir y nosotros influimos en él. No somos solo espectadores de la obra teatral de la naturaleza, también actuamos.

         

         Primer acto, el soporte geológico

El valle se desarrolla de este a oeste, su fondo es de una roca blanda denominada marga (una mezcla de arcillas y caliza) delimitado por dos grandes alienaciones de relieve uno al sur (izquierda), constituido por roca calizas formadas en el fondo marino y otro al norte, (derecha) donde ya aparecen materiales de tipo deltaico y continental como las areniscas. Todo el conjunto como consecuencia del levantamiento del Pirineo se encuentra inclinado, en el fondo del valle los sedimentos acumulados enmascaran esta disposición. Como vemos cada tipo de roca va tener unas características físicas y químicas, y un tipo de relieve, condiciones que influirán en los recursos disponibles para la población. 

El fondo de valle plano ha permitido el cultivo en pequeñas parcelas y solo se  mantienen en las que la maquinaria puede entrar. El resto poco a poco vuelve a su origen forestal.

         Segundo acto, el clima y la vegetación  

La altitud de estas sierras permiten el interceptar los frentes de nubes, con lo cual las precipitaciones  son mayores en las zonas altas que en el valle o el la cercana Tierra Plana (el Valle del Ebro). Pero aquí entran las características de la roca, mientras las margas, y también aunque menos las areniscas, son rocas impermeables que permiten los cursos de agua superficiales, las calizas del flanco sur son permeables, el agua de las precipitaciones desaparece rápidamente, los barrancos son secos salvo en casos de muy intensas precipitaciones y a veces ni eso; y el agua aflora,  si lo hace, cuando ya no puede profundizar más al llegar a rocas impermeables o a nivel del acuífero del rio. 

El relieve nos solo va a interceptar las nubes sino que por su orientación, la zona orientada la norte recibirá más precipitaciones y  estará en invierno menos soleada, de ahí su nombre de umbría, mientras la otra cara, la orientada al  sur, recibirá menos precipitaciones y tendrá mayor insolación de ahí el nombre de solana. La solana es seca y soleada,  y la umbría es húmeda y sombría, tendrán pues unas condiciones climáticas muy diferentes a pesar de estar una junto ala otra de otra, separadas solo por la línea de cumbres y estas diferentes condiciones  se reflejaran en la vegetación.

Si nos centramos en el arbolado de la sierra situada más al sur, veremos que la ladera de solana estaría cubierta de vegetación mediterránea, de hoja perenne adaptada a vernos secos, dominando la carrasca;  mientras que la umbría dominarían especies centro europeas de hoja caduca como robles quejigos y en algunos puntos las hayas y tejos. 

 

Casa tipica de la  zona: paredes de sillarejos y mampuesto, tejado de losa de arenisca y gran  chimenea de tosca

         Tercer acto,  la acción de los animales, y sobre todo la humana 

El uso que se ha hecho del territorio ha sido utilizar las zonas de fondo de valle, más llanas, para los cultivos y las zonas altas, los collados sometidos a fuetes vientos y menos arbolado, como zonas de pasto veraniego. Las laderas de los montes se dejarían como bosque con sus aprovechamiento de madera, leña, etc.. Pero al aumentar la población, recordemos que todo el Pirineo ha sufrido épocas de sobrepoblación, se roturaron campos en zonas de ladera, bien cultivos itinerantes o con bancales, se elimino gran parte del bosque para crear nuevos pastos, así como se incremento la extracción de leñas y carboneo. De manera que a mediados del pasado siglo, el bosque era mucho más escaso que en la actualidad; y el abúndante ganado impedía la regeneración del mismo.

Y las rocas también tenían su utilidad se hacían hornos de cal y de yeso, para usarlos en la construcción. Las edificaciones se hacían de piedras, no muy trabajadas (mampuestos y sillarejos), salvo en esquinas, y vanos de puertas y ventanas, usándose la arenisca preferentemente al ser “de trabajo mas fácil”, por ser más blanda que la caliza; y la tosca una piedra “que crece” en los rezumaderos, que  al ser ligera, poderse cortar con serrucho y ser lo suficientemente resistente se empleaba en bóvedas y las campanas de la grandes chimeneas de la zona. La arenisca incluso se usaba en los tejados, como las lajas de esta roca son gruesas los tejados se reforzaban con la “en tiempos” abundante madera de la zona, para que aguantaran el peso de propio tejado y de la nieve que solía caer en toda esta zona.

Antes de la fabricación industrial del hielo y coincidiendo con un periodo frio llamado PEH (Pequeña Edad del Hielo), la nieve se recogía y almacenaba, en las cercanas hay varios pozos de producción; y luego en forma de hielo se baja y se distribuía en las zonas de llano.

 

Las épocas de sobre población humana tuvieron su impacto sobre el medio, especialmente sobre la vegetación y los grandes animales (incluso los jabalíes escaseaban),  la reducción de recursos supuso migraciones  de sus pobladores, el sistema de “la casa”, favorecía que los no herederos migraran, en una economía autárquica tenia que haber un equilibrio entre recursos y necesidades. Y a mediados del siglo pasado las migraciones fueron de no retorno, no solo de personas, sino de poblaciones enteras. Lo primero que se abandonaron fueron los campos y pastos menos productivos y los situados más lejos. La vejación se fue recuperando poco a poco, primero con matorrales como el boj y el erizón, y ahora poco apoco el arbolado, muchos a partir de rebrotes o de árboles solitarios que habían permaneció con alguna función, huega, refugio del ganado, o que simplemente se encontraban demasiado lejos e inaccesibles etc.  

Así una vez cesada la presión humana, la naturaleza retorna, pero de forma diferente, hay suelos agotados, erosionados, el clima no es el mismo y hay nuevas especies, pero poco a poco cierran las heridas, y el espectáculo continúa. 

Texto y fotografías: Miguel Ortega

 

 

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