sábado, 29 de octubre de 2016

LOS TIEMPOS DE LAS RANAS

Diferencia de tamaño entre un sapo corredor recién metamorfoseado y la larva a mitad (aún sin patas) de un sapo de espuelas
El tiempo seguramente es la posesión inmaterial más deseada de nuestra sociedad, al menos si escuchamos a nuestro alrededor: no he tenido tiempo, me falta tiempo o  no me ha dado tiempo. Tal vez por eso intentamos hacer varias cosas al mismo tiempo, tenemos abiertas varias pantallas en el ordenador a la vez que vemos la tele de reojo o escuchamos (pero no oímos) la música que hemos puesto de fondo, mientras nuestros pensamientos están en otro lugar; incluso hay personas que hacen una tarea más: estar convencidos de que a pesar de la expresión “quien mucho abarca poco aprieta”, todas las tareas simultaneas que hacen están bien realizadas.
En los anfibios el tiempo que pasa y el tiempo que hace (la meteorología) son decisivos y van relacionados. Cualquier ser vivo tiene futuro si es capaz de trasmitir sus genes, y para eso esta el sexo y la reproducción. Los anfibios, para reproducirse y salvo curiosas excepciones, ponen huevos dentro del agua y estos son incubados por el calor del sol. Es una estrategia de madres y padres despreocupados, tipo r que dirían los científicos, pongo muchos huevos y compenso esa inversión en materia orgánica con un nulo esfuerzo al cuidado de los mismos y de las larvas que salgan de ellos. El caso contrario seria el de progenitores muy preocupados y esforzados por su descendencia, compensan un numero bajo de descendencia con muchos cuidados y protección durante largos periodos de tiempo, hasta que pueden valerse por si mismos, es la estrategia K.
Larva de sapo partero nadando por debajo del hielo 
En los anfibios domina la estrategia r, y hay especies más despreocupadas que otras; este comportamiento se manifiesta en los lugares que eligen para realizar la puesta, y esto se ve con más facilidad en ambientes extremos bien por sequedad bien por temperatura.
En los secanos del Valle del Ebro el sapo corredor es del tipo despreocupación total, a veces da la impresión de que cualquier charco de escasa profundidad, aunque sea de creación creciente y con un futuro dudoso como las rodadas de un vehículo en el barro de un camino de tierra es un lugar adecuado; sus larvas crecen rápido y son de pequeño tamaño por lo que necesitan poco tiempo, pero han de haber completado la metamorfosis antes de que desaparezca el agua y el charco se seque. Las lluvias ocasionales son una alivio para la situación, si los lugares elegidos tienen poca capacidad de almacenar agua, aún así hay lugares donde no se si los mismos ejemplares o diferentes han llegado realizar la puesta  en el mismo charco tres veces en una misma primavera sin llegarse a completar el ciclo en ninguna, pues el charco se seco antes. En el mejor de los casos sus crías cuando salen del agua, son tan pequeñas que están expuestas a un gran numero de depredadores.
 En la misma zona vive otra especie de sapo de progenitores más preocupados, el sapo de espuelas, sus larvas son enormes, más de 10 cm, y necesitan de un largo tiempo para metamorfosearse, por eso la elección del lugar de la puesta es sumamente importante, y aún hacen algo más, muchos se reproducen en otoño para que así las larvas puedan aprovechar los días favorables del invierno para alimentarse y crecer, de esta forma en charcas con la superficie parcialmente helada se ve a su larvas nadar libremente; aún así a veces los cálculos fallan y las larvas se quedan sin tiempo pues la evaporación las deja sin agua. Aquí la relación tiempo-tiempo es sencilla: cuanto más sol, más calor y más rápida es la metamorfosis pero antes se seca el agua de la charca.
Larvas de rana roja aprovechando el agua más caliente de la orilla 
En las zonas de alta montaña ocurre algo parecido, el tiempo meteorológico es un factor importante no por el agua que suele estar asegurada pero sí con la temperatura. Para que las larvas se desarrollen necesitan de una cantidad determinada de energía en forma de calor del sol, hay especies que no consiguen ese total de energía en un solo verano y sus larvas pasan el inverno aletargas en el fondo de las masa de agua tranquilamente bajo el hielo, parece que pueden necesitar de varios años para completar la metamorfosis.
El problema es si el lugar elegido no es lo suficientemente profundo para escapar del hielo; en un ibón no hay problema, las larvas usan la orilla con el agua más calida y con más alimento por el sol y pueden invernar a mayor profundidad donde hay agua libre en invierno. El problema es si hay peces depredadores en esas aguas las larvas son un alimento para ellos. Si los padres son protectores buscaran lugares sin peces que coinciden con pequeños charcos, es lo que parece que hace rana roja, que tiene larvas relativamente pequeñas, en cambio el sapo partero que recordemos que no deposita los huevos en el agua sino que los transporta encima el macho y todas las noches los humedece sumergiéndolos en agua, tiene larvas de gran mayor tamaño, se supone que ya con varios veranos de vida, y parece que pueden convivir con peces como el piscardo, que es un pez pequeño.
Se acabo el tiempo para estas larvas de anuro, el agua se evaporó antes de concluir la metamorfosis
Aquí la relación tiempo-tiempo es un poco más complicada: si me quedo sin tiempo porque el tiempo meteorológico no ha sido lo bastante cálido para acabar la metamorfosis, necesito suficiente profundidad para que no se hiele el agua donde estoy y perezca, pero si en esa agua más profunda y hay peces, seguramente no acabaré la metamorfosis, aquí el tiempo también es importante, no porque se evapore el agua sino por que se congele.


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