sábado, 19 de noviembre de 2016

ARÁNDANO MENTAL

La imagen mental de los arándanos  buscados
Llevo un rato deambulando por uno de mis bosques favoritos, aunque no lo considero que sea especialmente bello con sus pinos silvestres de altos y rectos troncos, con sus copas pequeñas y dispuestos de forma algo laxa, el sotobosque es bastante monótono bojes ahilados y moixeras que con el cambio de hoja crean la nota de color, esta monotonía al menos permite que el deambular no sea un acto físico de apartar y desengancharte de las ramas de los arbustos y si un agradable paseo. El suelo es aún más sorprendente con grandes zonas descubiertas sin plantas y cuando estas aparecen no son especies extraordinarias; a pesar de ser una zona umbría y lluviosa el musgo no forma grandes tapices, aparece por aquí y por allá pero siempre discreto, no queriendo quitar el protagonismo a los pinos.
La pregunta es ¿entonces que tiene este bosque que me atrae tanto?.
La primera es su rareza es un pinar viejo con árboles de más de doscientos años (comprobado dendrocronológicamente) que se salvo de la tala en los años cincuenta. Lo segundo es su aislamiento un bosque rodeado de otro bosque que lo esconde, de hecho no hay camino para entrar en él y menos para recorrerlo, no aparece en los mapas y menos aún en recorridos turísticos.
       Entrar en él exige cierto compromiso: no alterar nada, saber “navegar” para desplazarte y después encontrar la salida, disfrutar con el aislamiento, y saber que esconde maravillas, curiosidades o al menos rarezas, aunque aún no sepa cuales son.
El bosque escondido dentro del bosque, el lugar de la búsqueda
Una de sus curiosidades es su suelo, aunque esta es una sierra caliza aquí la roca es una arenisca con cemento calcáreo, una vez disuelto el cemento que une los granos de arena esta domina el suelo. La combinación de suelo silícico con las agujas de pino y una pluviosidad elevada para su situación geográfica hace que su suelo sea acido, y ahí es donde van apareciendo sus otras joyas, plantas muy comunes en el Pirineo pero extremadamente raras en estas sierras prepirenaicas como  la brecina, un peralillo Pyrola chlorantha y sobre todo los arándanos del cual solo había una única observación en una zona cercana.

Encontrar arándanos aquí no fue problema, simplemente me tropecé con ellos cuando buscaba otra cosa, el problema fue después cuando supe la importancia de este arbustillo y volví, esta vez sí, para buscarlo; lo dí por fácil pero no lo encontré, otra visita y tampoco. Fue ya cuando me encaminaba a salir del bosque cuando algo llamo mi atención, la umbela roja, inconfundible, de la Amanita muscaria, al acercarme a verla mejor me fije en unos raquíticos tallitos con escasas hojas verdosas que había delante, y ahí estaban los arándanos.
La imagen real de los arándanos encontrados 
En mi cabeza la imagen mental era de un arbusto escaso de altura pero denso y ahora en otoño con la hoja rojiza por no decir roja.  A veces no encontramos las cosas por que las buscamos con un aspecto muy diferente al que de verdad tienen; nosotros llevamos una imagen en nuestra cabeza, nuestro cerebro interpreta la información visual con los patrones que llevamos, y creo que a veces incluso de manera inconsciente o muy poco consciente va buscando coincidencias. Imagino que nos ocurre a todos, miramos y no encontramos algo hasta que nuestro cerebro sabe que tiene que ver, y a veces la imagen que proporcionamos como modelo no es de lo más representativa. Al final mis arándanos encontrados poco tenían que ver con mis arándanos mentales, menos mal que la casualidad vino a echarme una mano.


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