martes, 28 de enero de 2014

MONTAÑAS QUE SON ISLAS y III



Pared de roca poblada de  Petrocoptis guarensis, cada punto rojo  es un pie diferente
Pero hay otras especies que, tal vez porque la limitada dispersión de su polen y la de sus semillas, evolucionan en zonas muy concretas creando especies con una distribución muy reducida, una determinada sierra, una garganta concreta, unos paredones específicos. Así ocurre con las plantas de genero Petrocoptis, unos clavelillos que crecen en paredes rocosas, son siete especies en el Alto Aragón, pero todas ligadas a zonas muy concretas, como ejemplo la Petrocoptis guarensis solo presente en la zona oriental de Guara y desfiladeros próximos.
Pero hay casos más significativos, tal vez el más conocido sea el de una pequeña planta con origen en la flora Terciaria, que de hecho es pariente del ñame, la Borderea chouardii, pero que se acantonó y evolucionó aislada en una única localidad, en el congosto de Escales en el río Noguera Ribagorzana, pero no en todo, solo en  una determinada zona de la pared derecha, la pared aragonesa, y esta es su única localidad en todo el mundo; aun así hay diferencias entre dos grupos de esta plantas que crecen cerca pero cada vez más lejos genéticamente.
Boredera Chouardi en un pared del congosto de Escales
Al ser plantas rupícolas muy especializadas donde habitan pueden ser la especie más abundante, lo que contrasta con su escasez (y ausencia) en el resto de territorio; y da que pensar que es precisamente su especialización a un medio y una condiciones ambientales determinadas lo que hace que no amplíen sus localidades, habiendo zonas cercanas aparentemente muy semejantes. Una de las explicaciones es la forma de dispersión de las semillas, hay especies que producen gran cantidad de semillas de manera que el viento o los animales se las lleven lejos de la planta madre, habrá semillas que encuentren un lugar adecuado y se desarrolle la planta, y otras que lleguen a un lugar inadecuado y perezcan. 

Petrocoptis crassifolia con los frutos pegados a la pared para dispersar las semillas
Las especies rupícolas que aquí nos ocupan usan una forma de dispersión bastante limitada, pues la planta madre invierte recursos para que sus semillas encuentren un lugar adecuado y siempre cerca de ellas, pues si ella crece en un lugar con las condiciones adecuadas sus descendientes también. Para ello, una vez según se van madurando las semillas la planta va moviendo el tallo donde esta el fruto para acercar el fruto a la pared de roca, con la intención de que ahí encuentre un lugar adecuado, que la semilla germine y se desarrolle una nueva planta (postcarpotropismo). Por supuesto que no todas las semillas encuentran la grieta adecuada, se estima que el 90% de las semillas no encuentra  lugar adecuado y aún encontrándolo solo se habrán alejado unos centímetros de la planta madre.

domingo, 19 de enero de 2014

MONTAÑAS QUE SON ISLAS y II


Coscojar, matorral termófilo en el vale del río Flumen

La  flora y la fauna de las islas pueden llevar mucho tiempo separadas de su origen, por lo que evolucionan de forma diferente creando variedades, subespecies e incluso especies diferentes, sobre esta diversificación recordemos los pinzones de las islas Galápagos y las observaciones de Darwin sobre el tamaño de sus picos en relación con su alimentación en cada isla.
Vimos (ver entrada anterior) que las montañas eran refugio de plantas que llegaron a nuestras latitudes durante las glaciaciones y después al retirarse el frío se quedaron acantonadas en las cimas más frías. Pero durante las glaciaciones las zonas bajas y soleadas de las montañas fueron refugio de plantas de climas templados e incluso subtropicales, donde evolucionaron creando nuevas especies pero con una distribución restringida a condiciones ambientales muy concretas.
Zarzaparrilla con frutos


De las selvas subtropicales de la era Terciaria, dominadas por plantas con hojas que recuerdan a las del laurel (laurisilvas), y que ocupaban los Pirineos antes del frío de las glaciaciones, nos quedan hoy día plantas frioleras (termófilas) y las encontramos en lugares donde la duración y la intensidad de las heladas es menor, como los relieves que quedan fuera de la inversión térmica del valle del Ebro y las solanas resguardadas de las sierras Prepirenaicas con algunas de las especies que forman actualmente los matorrales costeros del Mediterráneo, como la coscoja, que es un buen indicador de estas zonas de clima suave pero más precisas aún son otras especies como: el lentisco, los olivaretes (Phillyrea sp. ) y una enredadera espinosa: la zarzaparrilla. Todas ellas tienen frutos que pueden ser dispersados por las aves, lo que hace que su distribución sea amplia aunque solo crecen en las zonas más favorables.
Lentisco con frutos


miércoles, 8 de enero de 2014

ISLAS QUE FUERON MONTAÑAS, MONTAÑAS QUE SON ISLAS

"Islas en un mar de nubes"


Tendemos a creer que todo es absoluto, que siempre ha sido así y por eso lo tomamos como referencia, necesitamos un origen a partir del cual desarrollar nuestras vidas: nuestro nacimiento, el de una era o un punto geográfico, esto nos ayuda a concebir nuestro mundo. Lo que ocurre es que algunas de estas referencias son convecciones, por ejemplo las altitudes las situamos con referencia al nivel del mar, pero el  mar no esta siempre a la misma altura. Hay mareas, no todos los mares están al mismo nivel y estos cambian a lo largo del tiempo pues mares y océanos retroceden en las eras glaciares al congelarse el agua, para después expandirse como en la actual era interglaciar. De manera que en los momentos de retrocesos marinos algunas islas dejan de serlo al quedarse unidas al continente, o durante las transgresiones marinas zonas bajas costeras pasan a ser fondos marinos y algunas estribaciones montañosas pasan a ser islas.
La planta de origen ártico rompepiedras de hojas opuestas, Saxifraga oppositifolia.
Pero las montañas pueden ser islas sin necesidad de estar rodeadas del mar, si tienen suficiente altura el clima las aísla, sus cimas son islas frías rodeadas de zonas más cálidas. También son islas de verdor al menos en una de sus vertientes, pues son una barrera a los frentes de nubes, lo que hace que aumenten las precipitaciones. Las montañas se convierten así en islas climáticas, donde determinadas formas de vida de otras montañas o de climas más fríos que llegaron aquí durante las glaciaciones se refugian, aisladas y desconectadas del resto de poblaciones. Tanto en uno como en otro caso las especies montanas no pueden vivir en las zonas circundantes pues las condiciones ambientales no son las adecuadas, de lo contrario ya se habrían extendido fuera de sus santuarios.
Planta alpina flor de nieve, Leontopodium alpinum. 
Cerca de nosotros Guara es una de estas islas, su altitud hace que el clima de su cumbre atesore entre otras cosas plantas alpinas como la popular flor de nieve y también plantas que hoy se distribuyen por todo el Ártico, como una rompe-piedras con flores de color rosa la Saxifraga oppositifolia, las dos tiene aquí su limite sur en el Pirineo, aunque esta última aún baja hasta la sierra de la Demanda y Sierra Nevada.