viernes, 24 de febrero de 2017

¿QUE FUE ANTES, EL HUEVO O LA GALLINA?

Musgos cubriendo los troncos de árboles y arbustos 
Esta es una pregunta trampa en la que contestes cualquiera de las dos posibilidades siempre te dirán: y entonces de donde bien el huevo o de donde bien la gallina. Sin embargo la pregunta tiene una solución sencilla y lógica, el huevo es una célula y la gallina un organismo pluricelular, según la evolución los seres unicelulares son anteriores a los pluricelulares, luego fue antes el huevo; además nadie dijo que el huevo tuviera que ser de la gallina.  Y al igual que pensamos que los organismos más sencillos son los de creación más antiguas, con las obras de los humanos pasa algo parecido.
Cuando vemos en el campo una caseta realizada íntegramente en mampostería, con piedras tal cual se encuentran solo seleccionadas y dispuestas sin argamasa, con la techumbre realizada con las mismas piedras por aproximación de hiladas que forman una falsa bóveda, con plana circular (a veces cuadrada), no podemos dejar de admirar que a pesar de su aspecto tosco y primitivo ha permanecido desde tiempos inmemoriales, bueno al menos “de toda la vida” que dicen mis paisanos.
La Caseta de Avellanas, desaparecida bajo las aguas del embalse de Montearagón, solo se uso la madera para el dintel de la puerta
La verdad es que es una tecnología sencilla, en la falsa cúpula que las cubre no hay una trasmisión de tensiones hacia las paredes, sino que simplemente cada hilada de piedras, se seleccionan las más planas, se va acercando un poco más al centro y el espacio se va cerrando sujetándose por peso y rozamiento. No se necesita trabajar mucho los materiales, ni herramientas difíciles de encontrar, en contra no permite cerrar grandes espacios ni tener muchos huecos en las paredes, carecen de chimenea y la puerta no se puede cerrar a no ser que empleemos otras técnicas constructivas, por lo que para vivienda tiene muchas carencias, pero como refugio ocasional esta bien, aprovecha un recurso del lugar y abundante, las piedras, es económico y si esta bien construido de mantenimiento prácticamente nulo.
Su distribución es curiosa, no lo hacen de forma uniforme sino como a golpes, al menos en la sierra de Guara, una zona en el noreste y otra en el suroeste. Esta última entre las poblaciones de Apiés y Nueno  (dejo fuera las construcciones que se apoyan en una pared o en una bloque de roca y todas aquellas que usan maderos para hacer el tejado, aunque sea de losas de piedra). Si las comparamos con otras construcciones como otras casetas con tejado a dos aguas y corrales dispersas por el campo es difícil no sucumbir a su primitivismo, lo que no quiere decir que necesariamente sean primitivas. En esta zona hay un corral, aunque carece de tejado se ve que es de de buen factura especialmente en el trabajo de los sillares de sus esquinas; adosado esta la caseta que usaban los pastores, desde un lateral vemos su forma cuadrada con el tejado a dos aguas, pero al mirar dentro, ¡sorpresa! encontramos dentro una caseta de piedras con su falsa bóveda aún en pie; tal vez se cayo el tejado original de la caseta o no llego a realizarse y en ese momento había por la zona alguien que conocía la técnica de construir falsas bóvedas, no lo sé; lo que si nos cuenta esta construcción es que a pesar de su aspecto primitivo coincidió con técnicas constructivas “más modernas”. 
Corral, a la derecha caseta de falsa bóveda construida en el interior de una caseta para tejado a dos aguas
Volviendo al titulo de la entrada que el huevo o la célula sea anterior a la gallina no impide para que organismos “primitivos” sigan existiendo, siendo eficientes en ambientes concretos y conviviendo con organismos más evolucionados, es la aplicación del “si algo funciona no lo cambies” de los ingenieros. Así por ejemplo los musgos que son los primeros vegetales que usaron la celulosa y la lignina, aunque sigan usando estas sustancias de forma limitada lo que ocasiona que tengan tallas reducidas y a pesar de su diseño que no ha evolucionado casi desde sus orígenes, para que van a cambiar si no les va mal y coexisten con los grandes árboles de los bosques, mucho más complejos y evolucionados, la sencillez funciona.



sábado, 18 de febrero de 2017

EL LIQUEN MAPA

El liquen mapa (amarillo) cubriendo las zonas de pedrera no activas(pardo-gris)
La vista era un tanto desoladora, un caos de rocas angulosas de todos lo tamaños dominaba esta parcela del Pirineo, a los colores blanco y negro del granito se unía un cielo nublado de un pesado gris, y un aire fino que se clavaba en la piel cada vez que se levantaba la más leve brisa, la vegetación no ayudaba mejorar la impresión triste del conjunto, pues pasado el verano estaba agostada y en espera del frío del invierno.
Solo los líquenes que cubrían algunas rocas daban una nota de color alegre, muy alegre pues uno de los más abundantes eran de un amarillo algo verdoso muy intenso, color  imposible que pasara desapercibido en un lugar y día en blanco y negro.
Este liquen no cubría todas la rocas, las de las pedreras activas donde aún había movimiento de las piedras o donde las rocas habían aflorado después de que el hielo que las cubría hubiera desaparecido hacia pocos años carecían de él; el crecimiento de este liquen, como el de tantos organismos de estas zonas altas y frías, es muy lento ( algunos calculan de 0,2 mm al año). Además es muy estricto en cuanto al ph de la roca en la que crece, solo lo hace en rocas ácidas, ricas en cuarzo como el granito y algunas otras rocas metamórficas que envuelven los afloramientos de granito.
Liquen mapa sobre un canto rodado de roca ácida (una arenisca con beta de cuarzo) que forma parte de un conglomerado calizo al sur del las Sierras Prepirenaicas Exteriores
Por eso al descender desde el Pirineo Axial a las Sierras Prepirenaicas va desapareciendo pero no es por un problema de clima, sino de la química de la roca cuando comienzan a dominar las rocas calizas. En estas roca sedimentarias lo volvemos a encontrar pero solo cuando estas contiene rocas ácidas como el sílex de la caliza con chert, o ya mas difícilmente en cantos de cuarzo o de arenisca en los conglomerados que encontramos a pie de sierra.
No se si es la misma especie que en el Pirineo, pues solo coinciden en el tipo de roca, aquí cuando vemos una mancha amarilla sabemos, que el canto rodado ese es de una roca ácida, rica en sílice (cuarzo o arenisca). Así un sencillo liquen nos ayuda a conocer algo más de las rocas. 

Detalle mostrando su aspecto que recuerda a las islas de un mapa
Por cierto si alguien quiere saber su nombre es  Rhizocarpon geographicum, y su nombre de especie hace referencia al aspecto reticulado que recuerda la representación de un archipiélago en un mapa.

sábado, 11 de febrero de 2017

ÁRBOLES VOLADORES

Sabina negra
Los lugares permanecen pero nuestros interés por ellos puede cambiar, así yo empecé buscando en las paredes de roca las manchas blancas de los nidos y dormideros de aves, especialmente rapaces que era lo que me molaba hace años, pero carecía de paciencia para ver si venían o si iban;  después pase a interesarme por las plantas rupícolas, no hay que hacer esperas solo hay que aprender cual es al mejor época para verlas y podían estar lo bastante bajas para no necesitar prismáticos. El siguiente paso fue la geología, ahora los paredones de roca volvía a verlos de lejos buscando estratos, pliegues, fracturas, etcétera.  Y ahora, a consecuencia de la sabina que encontré en la base de una de estas paredes después de que se desplomara la repisa en la que enraizaba, lo me permitido poder contar sus anillos para comprobar que era bastante vieja (632 anillos de crecimiento), busco sabinas con aspecto interesante: troncos retorcidos, enroscados, con crecimientos decididamente colgantes, pues algunos de estos rasgos es posible que estén relacionados con la edad. Así a base de mirar compruebas que hay paredes abundan sabinas y paredes  donde lo que abundan son carrascas y bojes, no hay árboles voladores pero parece dado la situación de algunos de estos árboles, si que debe haber semillas voladoras o que llegan volando.
La explicación de como llega la semilla de sabina a una grieta  de una pared es sencilla, sus frutos (gálbulos) son pequeños y diseñados para que las aves frugívoras se los coman y después en sus excrementos quede la semilla intacta, si el ave se posa en las paredes de roca es fácil que ahí queden sus excrementos y si el lugar tiene posibilidades ( una grieta o una repisa con algo de suelo) la semilla germinará  y enraizará, y seguramente que ahí tengamos una sabina durante mucho, mucho tiempo.
        

      Pero el problema es como llegan las semillas de las carrascas, las bellotas, a la pared rocosa; antes se decía que provenían de las carrascas que había en lo alto del cortado, una combinación de la gravedad y suerte posibilitaba que la bellota llegara a una repisa o grieta donde germinar. Cómodamente recostado sobre una piedra observo una pared con abundantes carrascas, se ve que la cosa es difícil, posible en algún lugar, pero imposible en extraplomos o simplemente cuando no hay carrascas en la alto del cortado y ni las ha podido haber pues la pared es parte de un peñasco rocoso. Las bellotas son semillas grandes, pesadas, sin “accesorios” para que el viento las transporte ni para engancharse a los animales y viajar con ellos, son masticadas y roídas por los mamíferos y aunque las aves se las tragan enteras no superan la prueba de sus jugos gástricos, por lo que no pueden ser llevadas de forma involuntaria por animales.
La evidencia entonces es que alguien las ha llevado de forma voluntaria, volando, y no para hacer un jardín vertical. Un candidato son las palomas, viven en cortados de roca, tiene un tamaño adecuado pero se alimenta de bellotas tragándoselas y ahí se acaba la historia. Hay que pensar alguna especie que las esconda, aprovechando que carrascas son veceras, es decir tienen una producción de frutos irregular con épocas de gran abundancia que es cuando aves como el arrendajo las esconden para comérselas en un futuro cuando escaseen. El arrendajo es un gran dispersor de bellotas y dado que no se acuerda del lugar de muchas de las bellotas escondidas estás pueden germinar; pero el arrendajo es una especies forestal, y no es muy frecuente verlos en roquedos.


Como la pregunta me pica yo pregunto a los aficionados a las aves, me confirman lo del arrendajo pero también me hablan del cuervo que tiene una costumbre parecida, un tamaño muy adecuado y frecuenta mucho los roquedos, ya más satisfecho solo me queda ver a un cuervo escondiendo bellotas en una grieta, como origen de las carrascas voladoras pero, …. y ¿ el boj como llega a las paredes de roca? .

sábado, 4 de febrero de 2017

CHOPOS CABECEROS EN EL PANCRUDO

Chopos cabeceros después de un escamonda reciente
Mire donde mire solo veo un paisaje monótono de cerros redondeados, cubiertos de un ralo pasto y de matorrales bajos; de vez en cuando aparece alguna atrevida sabina albar en las solanas, sabinas negras en los pequeños escarpes, y un matorral de rebollos (Quercus faginea) en las laderas más umbrías aún salpicoteadas de blanco por la nevada del día anterior.
El aspecto agotado de estos cerros, más si vamos en invierno, es el resultado del exceso de pastoreo que hubo en estas tierras del Jiloca (Teruel); este fue un territorio de pastos para los rebaños de ovejas, y como en tantos sitios hubo más animales que comida, su relieve amable poco abrupto facilito el aprovechamiento de los recursos de todos los rincones de este territorio.
Pero estos cerros amables y agotados delimitan unos valles estrechos, por donde escurre el agua que dejan las escasas precipitaciones, y como dicen en esta zona forman un “oasis alargado”. Como es de imaginar no quedaron al margen de la explotación y los dedicaron a la producción de leña y madera para la construcción, aunque con un régimen especial, pues aunque no se mantuvieron salvajes conservaron cierta naturalidad, a pesar de ser casi un “cultivo industrial”.
El valle del rio Pancrudo
Se sustituyeron los sotos por chopos y en menor medida sauces blancos, ambas especies típicas de la orilla de los ríos, de haber llevado un manejo habitual se habrían ido talando, para obtener madera y la leña, y plantado para reponerlos; en lugar de eso se realizaba la escamonda (esmochaban, podaban) de forma que el árbol al mantener sus raíces intactas era capaz de recuperarse y la producción de madera se adelantaba, al podarlo a dos ó tres metros del suelo se evitaba que el ganado incluyendo los de labor pudiera comerse los brotes recién salidos y retrasar o impedir la recuperación de los árboles.
La escamonda de los árboles, por un lado adelantaba el envejecimiento de los árboles pues las heridas de la poda facilitaban la entrada de hongos e insectos xilófagos que ahuecaban los troncos, así como la formación de verrugas, huesas, duesas, y cabezas donde rebrotaban las ramas. Por otro lado el continuo desarrollo de yemas durmientes y epicormicas, fomentando el rebrote, favorecían una mayor longevidad del árbol.
Por poner un ejemplo de la importancia de estos árboles trasmochos, o chopos cabeceros, en la pequeña cuenca del Pancrudo  había hace pocos años 21570 ejemplares vivos, esto significa una línea, a veces más de una, a lo largo de cada orilla de forma bastante continuada.  De esta manera se obtenían vigas para la construcción, viguetas para leña y también brosta (forraje) para los animales partir de los rebrotes más bajos o de algunos ejemplares que se mantenían para este uso.
Los chopos cabeceros no solo eran la principal, por no decir única, fuente segura de madera y leña, sino que también permitía abastecer a otras localidades. 
Chopos cabeceros con las "vigas"  bien desarrolladas
Pero hay más estos árboles de aspecto senil y troncos huecos son en si mismo un ecosistema donde viven una serie de organismos especializados en descomponer la madera o alimentarse de los descomponedores y de su restos, así como los que aprovechan los huecos como escondite o lugar de reproducción, muchos de ellos tan especializados que sin estos árboles, desaparecerían de este territorio.
         Es curioso pero cuando se abandona la escamonda, cuando “se pasa el turno” de estos árboles, lo reflejan pues se vuelven puntisecos pues el árbol ajusta la altura de follaje con las posibilidades de su raíces;  sus largas vigas ofrecen resistencia al viento y es posible que al final cedan en su unión con el tronco, normalmente ya hueco, abriéndolo y acelerando su decrepitud.
         Así explotando un recurso natural se protegían las orillas de los ríos de la erosión, y permitía la existencia de una comunidad de organismos que no pueden vivir en arboles jóvenes, un ejemplo de sostenibilidad.

         Agradecimientos a Chabier de Jaime,  a Fernando Herrero y a todos aquellos que mantienen esta cultura.