jueves, 23 de abril de 2015

VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA, EN AUTOBÚS ( Paseando por la Naturaleza nº 4)



Rocas sedimentarias metamorfizadas, Balneario de Panticosa
Todo hay que decirlo, no se puede llegar al centro de la Tierra ni a través de un volcán como en la novela de Julio Verne, ni en autobús, ni de ninguna otra forma; ni siquiera se puede acceder a zonas medias como el manto terrestre. Pero sí podemos llegar a los materiales de las zonas profundas de la corteza terrestre gracias a las montañas. Es el viaje que nosotros vamos a realizar por carretera entre la ciudad de Huesca y el Balneario de Panticosa, un viaje que nos permitirá no solo retroceder en el tiempo, pues vamos a ver algunas de las rocas más antiguas de los Pirineos (unos 430 millones de años), sino también adentrarnos bajo la superficie terrestre hasta el magma. El truco es sencillo, el levantamiento de los Pirineos (orogénesis) acercó a la superficie estos magmas, y la erosión nos permite entrar en ellos a través del valle del río Gállego.
Antes de continuar con el escrito hay que tener una cosa clara, vamos a hablar en una escala geológica (y dentro de ella el tiempo de los humanos no llega ni a ser un suspiro) por lo tanto:
-Las rocas no son inmutables se transforman unas en otras.
-Las rocas no se están quietas, se están moviendo y solo las de la superficie están frías y duras, el resto sometidas a altas presiones y temperaturas son plásticas y están muy calientes. Esto que hace que la corteza terrestre en unas zonas se estira y en otras se encoja. Para que nos hagamos una idea, salvo en eventos catastróficos como los terremotos, deslizamientos de laderas o la erupción de volcanes, los movimientos pueden ser del orden de escasos milímetros anuales para un continente, pero como suceden durante miles y millones de años al final los desplazamientos pueden ser de muchos kilómetros.

Granito con nervaduras, Balneario de Panticosa
Cuando la corteza se estira, se adelgaza, crea en la superficie una depresión donde se acumula el agua formando una cuenca marina. Ella es el punto final de los materiales arrancados por la erosión y transportados por el agua, el viento o la gravedad, y hablamos de espesores de miles de metros de sedimentos. Cuando la corteza se contrae lo hace ahí donde se había adelgazado con anterioridad, ahora ocupada por la cuenca marina y las orillas de la misma se van acercando. Los materiales acumulados en ella se van comprimiendo, plegando y apilando por falta de espacio, hasta que emergen de la superficie del agua y se elevan muchos metros, unos cuantos miles de metros; y ya tenemos nuestra montaña.
Pero los movimientos de la corteza terrestre también influyen en las capas más profundas. El adelgazamiento de la corteza hace que la menor presión que ejerce hacia el interior terrestre el magma situado a gran profundidad ascienda, y que se valla enfriando cerca de la superficie en contacto con las rocas formadas por los sedimentos más antiguos de la cuenca, que con las altas temperaturas se transforman en una rocas nuevas, las rocas metamórficas.
En la contracción el magma que se estaba enfriando al ser presionado asciende pues es la única salida posible, y lo hace con las rocas metamórficas con las que estaba en contacto.

Pliegues de Ordás, Nueno
Esta es la estructura transversal de una cordillera como los Pirineos, un núcleo central de granitos y rocas metamórficas, el Pirineo Axial, y a ambos lados rocas sedimentarias de origen marino como: calizas, areniscas, margas,…muy plegadas que forma las sierras tanto interiores como exteriores. Todo el conjunto queda acotado por sendas llanuras al norte y al sur (Aquitania y valle del Ebro), formadas por los sedimentos arrancados por la erosión de la cordillera y depositados ya fuera del mar.
Así a partir de ahora cada vez que vayamos al Pirineo sabemos que vamos al centro de la Tierra, o lo más cerca que podemos estar sin bajarnos del autobús.








lunes, 6 de abril de 2015

CRÓNICA DE: POR LAS ESTEPAS DE MONEGROS


Artemia todos los ejemplares de esta población son hembras, el abultamiento en mitad del cuerpos son los huevos.
     El recorrido se desarrolló por uno de los territorios  con más carácter y mayor interés científico de Aragón, y me atrevería a decir de Europa, pero sus espacios llanos y secos no ayudan a resultar atractivos a primera vista.  Aunque el clima de la zona es seco, incluso árido en verano, la escasez del árboles es consecuencia de la intensa utilización de este territorio por el hombre, y tanto las sabinas que vimos creciendo entre los campos de cultivo, como el sabinar de la Retuerta de Pina de Ebro que se insinuaba lo lejos nos daban una idea de lo que podría ser este monte negro de Monegros.
Uno de los dos pozos de agua salada donde viven las artemias
     Pudimos ver como la vegetación natural existente se organiza según cada tipo de suelo. En las zonas más altas donde la erosión ha descarnado el suelo dejando las manchas blancas de las rocas de yeso a la vista, encontramos los romerales con matas separadas de este arbusto entre las cuales aparece el suelo mineral muchas veces cubierto de líquenes; cuando llueve, la falta de suelo vegetal hace que el agua no tenga donde quedar retenida y escurra rápidamente. En las hondonadas, donde por gravedad se acumula algo más de suelo y humedad se desarrollan los albardinares, que forman un tapiz que frena el viento y retine el polvo y la arena que este transporta, por lo que contribuyen a acumular suelo, su fertilidad se ve manifiesta por el  gran número de plantas más pequeñas que crecen al amparo de las macollas de albardín. El albardín llega hasta el mismo borde de las lagunas donde la salinidad del agua hace que solo se pueda desarrollar una vegetación especializada, aquí las plantas “amantes de la sal” de tallos carnosos se van rarificando según nos adentramos en la laguna pues la salinidad es excesiva incluso para ellas. Y este precisamente es el lugar donde crecen dos de las especies que son unas de la joyas botánicas de la zona pues su origen se encuentra en los saladares del  Asia Central y entre medio solo las encontramos  distribuidas en escasas localizaciones alrededor del Mediterráneo,  a pesar de ser anuales y de su pequeño tamaño son capaces de soportar la mayor salinidad de entre todas las especies de plantas de Monegros.
Tapiz microbiano de color amarillo cubre el fondo del pozo de agua salada
     Pero sin lugar a dudas lo que más llamo la atención de los excursionistas fue un pequeño crustáceo de un centímetro de longitud y de color rojo, llamado artemia, que habita en los pozos de agua salada de la laguna de La Playa, en ellos se alimenta filtrando microorganismos que son los que le aportan su llamativo color. La artemia es la parte más visible de un ecosistema muy particular ligado a estas aguas mineralizadas, normalmente temporales y sometidas a un exceso de rayos ultravioletas, en ellas habita otro crustáceo exclusivo de algunas lagunas de Monegros y sobre todo variadas colonias de microorganismos que son las responsables desde el color del agua hasta la superficie gelatinosa del fondo de estas lagunas; en estas colonias de microorganismos los científicos pueden estudiar como se originó la vida en nuestro planeta.

Recordatorio de las especies de plantas vistas:
Adaptaciones a la sequedad: albardín, romero, efímera (estas son plantas anuales de familias diferentes pero que evitan la sequedad con un ciclo vital muy rápido, y para ello han de ser de tamaño muy pequeño)
Adaptaciones a la sal (halofilia) : hierba alacranera Arthrocnemum macrostachyum, salicornia enana Halopeplis amplexicaulis, Limonium


BIBLIOGRAFÍA
PEDROCCHI, C. (1998), Ecología de Los Monegros, Huesca, IEA y Centro de Desarrollo de Monegros.
CONESA MOR, J. A., Carmen CASTAÑEDA y Joan PEDROL, (2011), Las saladas de Monegros y su entorno, Zaragoza, Consejo de Protección de la Naturaleza.