viernes, 9 de diciembre de 2022

DE BOSQUES Y SELVAS DEL PIRINEO (y II)

En primer plano ladera de umbría con pino silvestre,  al fondo laderas de solana en la que domina el roble quejigo, en este momento del año con la hoja seca.

        Todos sabemos que no todas las plantas necesitan las misma cantidad de agua ni las mismas temperaturas, así de una forma natural tienden a situarse en las zonas donde el clima les favorece. Igual le ocurre a los árboles y a los bosques que forman, así, podemos representar esta sustitución de unas plantas por otras, según cambian las condiciones climáticas en pisos climáticos o de vegetación, los más bajos son los más secos y cálidos, y según ascendemos pasan ser más húmedos y más fríos. Y, según nos movemos en altura, los pisos vegetación cambian; y de igual forma si nos alejamos a acercamos hacia las costa y al origen de los frentes de nubes, o cambiamos de orientación solana/umbría.

 

         La limitación en altitud de los árboles vendrá dada por el frio, mejor dicho por el tiempo en el que las temperaturas les permita crecer y completar el desarrollo de las hojas; pues si estas llegan al invierno sin la “cubierta” que las protege del frío y la desecación, morirán por las heladas. No ocurre lo mismo con arbustos leñosos rastreos y herbáceas, que quedaran en invierno protegidos por la nieve dada su menor talla, y les permitirá poder vivir a alturas mayores, siempre al amparo de la nieve. En nuestra cordillera la limitación en altitud de los árboles esta en unos 2700 m en ladera de solana y en la zona central de la cordillera, donde hay menor nubosidad, son pinos negros que crecen separados unos de otros, y que según bajamos van creciendo cada vez más juntos hasta formar un bosque, ¿a que altitud? Pues dependerá de la orientación, suelo y de otras muchas cosas; podemos decir una altitud de referencia de unos 2000 metros que como explicaremos raras veces se cumple. Respecto al límite del bosque, como vemos, éste según ascendemos se va aclarando pasando progresivamente a árboles dispersos, por lo que a la hora de situar el límite en altura, también influirá lo que consideramos que es un bosque, desde una definición estricta, donde la luz captada por los árboles limita el desarrollo de la vegetación bajo ellos, a un conjunto de árboles más o menos juntos.

 

Pisos de vegetación, tomado del Atlas de Flora del Pirineo Aragonés, 1997. Zona central,  rio Cinca.

330-999 m Basal: pino carrasco. Montano inferior: carrascal.

1000-1699 m Montano superior: quejigar; en zonas mas secas y pedregosas: pino larício; con más frío: pinar de silvestre y con más humedad: hayedo y bosque mixto.

1700-2299 m Subalpino: pinar de pino negro.

2300-3404 m Piso alpino y subnival: solo arboles aislados.         



        Partimos de una imagen idílica de nuestro Pirineo completamente forestado, salvo en las zonas de cumbres donde el frio no lo permite, o las zonas rocosas donde el suelo, reducido al que se encuentra en grietas y pequeños rellanos solo deja existir a árboles aislados. En el resto cada tipo de bosque ocupa su lugar a veces como franjas altitudinales, en otras son parches dentro de otras masas, que reflejan los cambios de condiciones ambientales, esta sería la llamada vegetación primaria o  clímax. Pero la naturaleza es algo dinámico esta sujeta a continuos cambios y el bosque se va adaptando a ellos, y para ello tiene sus mecanismos.  

         Así, estos bosques primarios sufren pequeñas oscilaciones climáticas que pueden ser absorbidas, mejor cuanto más compleja es la comunidad vegetal, pero perturbaciones como desprendimientos, aludes de nieve o incendios dejan huella. Los aludes hacen bajar la cota superior del bosque pero no de una forma uniforme, los incendios pueden llevar a una perdida de suelo, sobre todo si después de ellos vienen grandes tormentas que arrastran cenizas y suelo. 

         El bosque se puede recuperar, recoloniza el territorio con una sucesión vegetal que empieza por herbáceas, pequeños matorrales y árboles pioneros, la llamada vegetación secundaria, hasta que el suelo no se restituya no volverá el bosque primario; pero si las perturbaciones se repiten demasiado frecuentemente, no volverá nunca. Y será sustituido por ese bosque o solo matorrales con plantas pioneras, acostumbradas a menos humedad en el suelo, y que pueden ser permanentes porque son reflejo de las nuevas condiciones.   

 

         

Pasillo abierto en el bosque por los aludes, si estos se espacian mucho en el tiempo el arbolado tiende a cerrarlos. 

         Y el resto de seres vivos también influye en los árboles y el bosque. Hongos e insectos pueden matar algunos árboles; en especial ejemplares viejos, con una fertilidad ya muy limitada, con la degradación posterior de la madera permiten que los nutrientes del árbol vuelvan al ecosistema y dejan espacio para otro árbol. Un rodal de árboles muertos en nuestros bosque ideal no es perjudicial pues permite la existencia de árboles de diferentes especies (las del bosque primario y la colonizadoras de la vegetación secundaria) y edades, diversificando y creando una mayor complejidad, lo cual es bueno apara el propio bosque. Le ayuda a ser capaz de recuperarse tras una perturbación.

         Pero si la mayoría de los árboles están debilitados, por ejemplo a consecuencia del estrés por sequia, hongos e insectos parásitos pueden extenderse por grandes extensiones, ayudando a un cambio de especie dominante de árbol en ese territorio. 

 

 Texto y fotografias: Miguel Ortega


martes, 22 de noviembre de 2022

DE BOSQUES Y SELVAS DEL PIRINEO (y I)

En el Pirineo, la orientación  de la cordillera de oeste a este, va a determinar una diferencia de temperaturas, en especial en invierno, entre la solana y la umbría.

Los bosques los asociamos siempre con el misterio, con el miedo a perdernos pues la vegetación no nos deja ver el horizonte, con lo marginal pues se hallan lejos de las poblaciones, y en él hacemos habitar a los seres de nuestra imaginación. Pero poco a poco vamos comprendiendo como funciona este superorganismo donde todo esta relacionado y que es mucho más que a suma de sus partes. Pero para entenderlo tenemos que empezar por el principio.

 

         Para entender la vegetación y en nuestro caso el arbolado de los Pirineos, tenemos primero que considerar la posición y ubicación de la cordillera, y lo vamos a hacer pensando en su extensión geográfica, pues si consideramos la geológica nos saldríamos del ámbito esperado.

         Situada sobre el istmo que separa la Península Ibérica de Europa es evidentemente una zona de paso para la dispersión de organismos terrestres, y hasta cierto punto y por simplificar, frontera entre lo mediterráneo, al sur, y lo atlántico, al norte, es decir entre organismos adaptados a veranos secos o no; reconozco que es un versión muy simplificada, pero nos ayudara a entender la complejidad posterior. Aunque el desarrollo transversal de esta cordillera, de oeste a este, con inexistencia de valles que la atraviesen completamente de norte a sur (salvo las zonas costeras), hace que tenga más un papel de barrera que de zona de paso. 

         Esta característica, su disposición transversal a modo de barrera, tomó gran relevancia durante las glaciaciones, pues los organismos se encontraban siempre un muro, la propia cordillera, que dificultaba o imposibilitaba las migraciones tanto hacia el sur como hacia el norte. Esto, y centrándonos ya en los árboles, redujo el numero de especies que pudieron dar el salto y cruzarla; de hecho podemos comparar el número de especies de esta cordillera con la de los Apalaches en Norte América que dispuesta de norte a sur, dispone de un número mucho más  elevado, por ejemplo de caducifolios, pues durante las glaciaciones las migraciones se veían favorecidas por la disposición de valles y crestas que en términos generales, no se oponían sus desplazamientos.

 

Las pendientes pronunciadas más proclives a sufrir erosión, la escasez o ausencia de suelo, o la excesiva permeabilidad como en las zonas de roca caliza, imposibilitan que exista agua a disposición de las raíces de las plantas y por ello el desarrollo de la vegetación, en especial de bosques.  

         Suelo

         El Pirineo es una cordillera reciente, con relieves muy marcados, y  pendientes y paredes muy desarrolladas, y estos no son lugares muy favorables para los bosques, no tanto por una cuestión de ph del suelo sino de la permeabilidad. A las plantas no les resulta tan importante el agua de las precipitaciones como la cantidad de agua que queda disponible en el suelo. En suelos en pendiente, esqueléticos, poco desarrollados o muy permeables, como la roca caliza, el agua no permanece, por lo que a las plantas les resulta como si hubiera menos precipitaciones, bastante menos.

 

La orientación de la cordillera también influye en las precipitaciones, la ladera de barloventeo recibe los frentes de nubes donde precipitan el agua que llevan. La ladera de sotavento, no solo es más soleada y recibe menos precipitaciones, sino que ademas es recorrida por vientos secos como consecuencia del efecto Foehn, o sombra pluviométrica.

         Clima 

         Una de la características de las montañas es que modifican el clima general de la zona. Al ascender en altitud disminuyen las temperaturas, las laderas orientadas hacia los frentes de nubes son más húmedas, y en nuestra latitud las orientadas al sur, solanas, son más  cálidas, en especial en invierno, que las orientadas al norte, umbría. En las laderas de solana al ser más cálidas en ellas la evaporación es mayor por lo que tienden a ser más secas. Luego están los vientos, que si no vienen cargados de nubes, tienden  aumentar la evaporación con lo cual hacen aumentar la sequedad, este efecto se nota muy bien en las crestas, donde los árboles son sustituidos por matorrales como el erizón. 

         Al final la vegetación será fiel reflejo de estas modificaciones del clima, (y de otras muchas más cosas como veremos). Si combinamos, y tal y como ocurre en muchas zonas, que la ladera de umbría (recordemos más fresca y con menor evaporación) es donde llegan los principales frentes de nubes y por lo tanto de precipitaciones, tendremos un gran contraste de clima y por lo tanto de vegetación, de atlántica a mediterránea solo con cruzar de norte a sur el collado, o la cresta.  (continúa) 

Texto y fotografias: Miguel Ortega.

martes, 25 de octubre de 2022

CUANDO LA SED APRIETA

     

Hojas colgantes del almez, de esta forma reduce la superficie expuesta al sol del medio día.

           Siempre que puedo, me gusta recordar que, como las plantas no se pueden desplazar, no tienen más remedio que soportar las condiciones del medio en el que viven con adaptaciones y su crecimiento; los animales lo solucionamos desplazándonos a un lugar mejor.

         En otras ocasiones he contado como, con respecto a la escasez de agua algunas plantas pasan la estación seca en forma de semillas, o simplemente pierden la parte área y bajo el suelo esperan la humedad de la próxima estación en forma de raíces, rizomas, tubérculos y bulbos.

         Otras plantas han desarrollado un sistema radicular más eficaz, de manera que si llegan a un acuífero profundo el efecto de la sequia les llegara con retardo o ni eso, mientras que los ejemplares con raíces superficiales estarán más predispuesta sufrir las irregularidades del clima;  en especies como el romero y la sabina negra creciendo sobre suelo poco desarrollado sobre sustratos rocosos, la irregularidad de la profundidad del suelo y con ello la cantidad de agua que pueden contener se manifiesta con ejemplares agónicos junto a otros lozanos.

         Otra estrategia es reducir la perdida de agua en la fotosíntesis, con un fisiología más eficiente como las plantas C4que fijan más carbono por molécula de agua y la plantas CAM que abren sus estomas por la noche y toman el COque usaran cuando tengan luz solar; o bien dado que les sobrara luz solar modificaran de diversas formas las hojas:  curvamiento, enrollamiento, barnices brillantes que las impermeabilizan, pilosidades que cubren la superficie las protegen de rayos solares y a los estomas de un exceso de evaporación, concentrar los estomas en el envés donde da menos el sol, o la reducción del tamaño de las hojas, hasta en algunos casos perderlas, y que sean los tallos los que realizan la fotosíntesis.

 

A veces la distancia entre un ejemplar sometido al estés hídrico, (romero al fondo de color amarillento) y otro que no lo esta (primer plano y con flor) puede ser muy reducida; y se explica por la variaciones en el grosor del suelo y por consiguiente su capacidad de retener el agua de las precipitaciones. 

         Pero que ocurre si a pesar de todas estas adaptaciones continua escaseando el agua y la sequia se mantiene más allá de lo habitual?  Bueno entonces deben usar otras estrategias algunas de las cuales pueden afectar a hojas y tallos.

 

         Algunas especies el estrés hídrico coincide con un cambio de color, de verde a rojizo, como el boj, si no tiene suficiente agua para hacer la función clorofílica el exceso de luz las puede dañar, entonces un pigmento que hace de filtro solar, que aporta el color rojizo) reduce su exposición, podríamos decir que se “desconecta” de la luz. En el romero las hojas palidecen, aparentan estar secas pero al tocarlas aun conservan flexibilidad.

En otros caso es hacer que las hojas reciban menos rayos solares, en especial a medio día cuando son más intensos y el calor y la evaporación es mayor, el almez que suele tener las hojas en posición horizontal, gira la inserción de sus peciolos con la ramilla donde crecen y así las hojas cuelgan, como las del eucalipto, así expondrán menos superficie al sol de mediodía pero recibirán suficiente luz con el sol bajo, cuando el calor y la evaporación sea menor; cuando reciba suficiente agua volverá a elevar las hojas hasta la posición horizontal. En otras como la salvia y la carrasca aumentara el curvamiento-enrollamieto de la hoja.

 

Rebrote de hojas del asnallo (Ononis tridentata) a finales de agosto. La planta se desprendió de las hojas para reducir la perdidas de agua, y rebrotó tras una tormenta. 

         Hay opciones más drásticas, si por las hojas se evapora el agua con la transpiración, a menos hojas menos perdida de agua;  y así la planta deja morir y caer las hojas más viejas, las que peor realizan la fotosíntesis, como hace la carrasca, la coscoja, y el cornicabra, en algunos casos puede caer la totalidad de hojas como en el asnallo, y en el caso de guillomo, que es caducifolio pueden volver a brotar las hojas y florecer antes del otoño, a pesar de que su floración es en primavera; la explicación es sencilla usa las yemas preparadas para la primavera que ya contienen las flores. Las coníferas como los pinos también pierden hoja y en el caso de sabina negral y enebro se desprenden del extremo de lagunas ramillas.

         En el caso más extremo podría perder la parte aérea y volver a rebrotar como  pueden hacer las carrascas.

 

         Lo importante es superar el momento de crisis con la esperanza de la recuperación, el problema que la sequia llevada a estos extremos produce una perdida del carbono acumulado, la planta ha reducido la fotosíntesis y va usando las reservas. Y también de órganos  de órganos (hojas, ramillas) lo cual puede debilitar a la planta y ser entonces más vulnerable a los patógenos, la planta puede morir pero es posible que lo haga varios años después. 

 

Texto y fotografías, Miguel Ortega

jueves, 29 de septiembre de 2022

LA OLA QUE VIENE

¿Un futuro pesimista donde la naturaleza no es capaz de adaptarse tan rápido a los cambios del medio?

         Ya me lo decía mi padre a través de sus sentencias y de los refranes: “ver las orejas al lobo” y “cuando la barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. La primera es que no sirven las advertencias, solo nos ocupamos de un problema cuando lo tenemos encima y ya no lo podemos evitar; y la segunda se refiere a que cuando vemos un problema cercano es conveniente que nos preparemos, pues podemos ser los siguientes. 

         Este podría ser el resumen de este verano que acaba: olas de calor y sequía, a lo que se suman los eventos climáticos cada vez mas extremos. Y todo esto ya nos lo habían advertido los científicos como algo inminente, algo que no solo podía pasar sino que pasaría seguro.

         Este verano las olas de calor se han ido intercalando con días calurosos, de manera que más que olas hemos tenido de marejada a fuerte marejada térmica de continuo, desde antes de la llegada del verano, y lo que aún nos queda. Si tienes la suerte de no tener que hacer un trabajo físico intenso peor aún si es a pleno sol, y de no pertenecer a la población vulnerable, seguramente todo se reduzca a una situación incomoda que se soluciona con beber más agua, ventilador y aire acondicionado, sin llegar a una situación de esteres térmico. 

 

         Pero en la naturaleza este problema es muy diferente, los animales silvestres con capacidad de desplazarse (las aves que estaban en plena nidificación no han podido) habrán buscado las zonas más favorables, dejando más vacías las zonas más cálidas. Mientras otras especies han podido ser beneficiadas, este año mucha gente comentaba la gran cantidad de mariposas que había a principios del verano volando por el campo, hace un par de primaveras el frío y las abundantes lluvias consiguieron lo contario, por ejemplo en la comarca del Serrablo.

         La sequia, en especial cuando es pertinaz, no se reduce a los problemas de regar el césped o llenar las piscinas, el principal problema es la reducción y empeoramiento de las masa de agua, con los problemas a los ecosistemas de las mismas, y la merma de acuíferos, no tanto como reflejo de las precipitaciones, pues los acuíferos no responden todos a la misma velocidad, sino más bien al aumento de las extracciones suponiendo que no estén ya contaminados por nitratos, y en las zonas costeras el vacío que queda es rellenado por la entrada de agua salada en los mismos. 

         Un problema que no solemos ver son las plantas, pues evitan el sobrecalentarse por altas temperaturas amentando la transpiración, con el enfriamiento que conlleva la evaporación; si el agua disponible para sus raíces escasea, entrarán en estrés por escasez de agua, y cada especie tendrá unas medidas para aminorar el estrés como: cerrar estomas, hojas colgantes, caída de la hoja (parcialmente o totalmente), aunque al final todo acaba en lo mismo, reducir la actividad fotosintética, y por lo tanto el desarrollo y reproducción. Para los ejemplares en los que estas medidas no sean suficientes, la sequia ocasionara la muerte de la planta. 

 

Fuego prescrito para evitar que un incendio alcance la población de Santa Eulalia de la Peña, el fuego controlado ha eliminado el combustible.

         Con calor y sequia si añadimos unos montes bien cubiertos de vegetación, solo nos falta la chispa para tener un incendio. El problema no es que existan los incendios, sino su intensidad, y a falta de herbívoros que consuman la vegetación y/o pequeños incendios que la elimine de algunas zonas, esta se acumula, y la vegetación es el combustible y cuanta mayor cantidad de combustible mayor peligro de un gran incendio. Hay plantas adaptadas a los incendios, no es que no ardan, su estrategia se basa en su capacidad de recuperación después de estos con rebrotes o con semillas; y cuanto mayores son las temperaturas y más tiempo dure el fuego consecuencia de la gran cantidad de combustible, más difícil se lo pone a la regeneración de la vegetación. 

         Deberíamos cambiar de criterios de explotación de los montes, pues hemos pasado de la sobre explotación a la sobre protección, no interviniendo para nada en ellos con abandono de campos de cultivo, reducción de la ganadería extensiva, talas y cualquier uso, ahora que aunque no han vuelto los bosques como tales, al menos hay una cubierta vegetal que reduce la erosión, toca una explotación sostenible en la zonas adecuadas, evitar que la vegetación se acumule por todas partes y que exista una continuidad de la misma; y ojo no estoy diciendo que el monte este sucio, ni que no existan los corredores naturales, pero ahora que vamos sabiendo más sobre la naturaleza es hora que empecemos a gestionarla, y ojo no estoy diciendo que la explotemos toda a cambio de beneficios económicos, solo que usemos la cabeza.

 

Perdida facultativa de hojas de Phillyrea angustifolia, es una planta de hoja perenne, para reducir la transpiración de la planta y con ello el consumo de agua durante una sequía.

         Y aún podemos añadir otro refrán de mi padre: “a pero flaco todo son pulgas”, que viene a decir que los problemas no viene solos, y cuando nos pilla en una posición frágil se acrecientan.  Así a los problemas térmicos ocasionados por el aumento del CO2y los incendios, ahora se suma una escasez, o mayor coste de la energía. La energía ha sido nuestra panacea, cualquier problema lo solventamos, que no solucionamos, con la energía, tanto para subir o bajar la temperatura como trasformaciones en el territorio. Nos hemos acostumbrado a depender de algo que no poseemos y ahora nos damos cuanta de nuestra situación de dependencia y fragilidad. La ola del cambio avanza sin parar.

Texto y fotografías: Miguel Ortega

viernes, 26 de agosto de 2022

FUEGO LIMPIO

       

       

Imagen de la población de Nocito y al fondo el tozal de Guara, Huesca. La primera de 1908 corresponde al pirineista Lucien Briet, la segunda es la vista en el 2012. Campos bancales y caminos han sido ocupados por un quejigar de forma espontánea.

        Sobre los incendios, hay frases que se repiten y parece que sin tener claro lo que significan como: los incendios se apagan en invierno, el monte esta sucio, hay que limpiarlo, es una catástrofe ecológica…

         Pero para comprender como funciona un incendio hay que saber el papel del fuego en la naturaleza; y para que exista un fuego hace falta tres cosas: oxígeno, combustible y calor, o una chispa.  

         La vegetación es el combustible, si hay suficiente habrá un incendio en algún momento, por eso no se producen en los desiertos pues hay demasiada poca o demasiado separada para que el fuego pueda avanzar. Zonas como, las turberas o las selvas lluviosas, no es tan fácil que ardan, pero cuando se dan las condiciones adecuadas es posible que lo hagan.

         La combustión de la madera empieza a partir de los 100ºC y provoca el desprendimiento de vapor, la vegetación se deseca. Cuando la temperatura llega a los 300-400º C se produce la ignición de los gases que desprende la madera la contacto con el oxígeno. A partir que aquí la madera arde sola, no necesitando calor externo pudiendo llegar a los 600-1000º C.

         Según esto, cuando coincide la sequedad (menos 30% de humedad), con altas temperaturas (más de 30 º C) tenemos más facilidad de que se inicie un fuego, y si además hace viento (por encima de 30 km hora, eso significa que hay más oxigeno disponible), ya solo nos falta la chispa para tener el incendio.

 

Vista de los campos de la Paul de Nocito y el tozal de Guara, Huesca. La primera foto corresponde a 1947 al botánico Pedro Montserrat,  y la segunda es una vista del 2011. En el campo se apreciarlos los montones de los "hormigueros" cono los que se quemaban la brozas lentamente para fertilizar los campos, en la segundo plano una ladera con los efectos recientes de un incendio. La vegetación del conjunto se ha recuperado en parte por una repoblación, y en parte de forma natural. Al fondo se aprecia como el limite en altura del bosque ha ascendido al reducirse la presión ganadera. 

  

         De manera que si queremos parar el fuego, dado que no podemos reducir el oxigeno del aire, o bien reducimos la temperatura (por eso echamos agua y el consumo de energía para evaporarla reduce la temperatura), o bien reducimos, aislamos o eliminamos el combustible, la vegetación. 

          Pero lo que de verdad nos interesar del incendio es su intensidad y su frecuencia (cada cuanto hay uno en un territorio concreto), y de cara a la recuperación de la extensión de la superficie afectada el relieve y las precipitaciones. Pues en las zonas mediterráneas, donde coinciden las altas temperaturas del verano con la sequía) los fuegos son un proceso normal aunque irregular (no se da todos los años),  y la vida, y en especial las plantas se han adaptado a ellos.

         El decir adaptados no quiere decir que no sean dañados o perezcan, pero han desarrollado una serie de estrategias no solo para sobrevivir como individuos o como especie, sino también para llegar a beneficiarse y expandirse. ( ver entradas anteriores).

         El problema pues, no son los incendios pues siempre que haya vegetación los habrá nos guste o no, el problema es la cantidad de combustible, cuanto más acumulemos, más intenso será el fuego, mayores temperaturas se alcanzarán y más duración tendrá, esto es importante pues semillas y plantas rebotadoras a partir de determinada temperatura o tiempo expuesto a altas temperaturas  perecen. 

         Y son los herbívoros los que contralan la vegetación, a mayor cantidad de estos menos combustible. 

 

Después de unos 5 años del incendio, gran parte de la vegetación ha rebrotado:lastón, aliaga, carrasca. Seguramente la vegetación no puede evolucionar mucho más por la falta de suelo.


         En la idea de limpiar el monte están las imágenes de hace más de cincuenta años con laderas peladas, por la necesidad de campos, pastos y leñas que hacían que el territorio estuviera sobre explotado, y con graves problemas de erosión y riadas en muchas zonas. Pero a falta de grandes herbívoros salvajes era el ganado el que controlaba la vegetación. Bueno el ganado se comía lo comible, y eran los pastores quienes se encargan de eliminar plantas toxicas, y espinosas, (a base de picar y sacarlas con raíz) además de hacer pequeños incendios para eliminar las partes embastecidas de las plantas ricas en celulosa y lignina, y por lo tanto poco digeribles por el ganado, y así estimular su rebrote para tener un pasto más apetecible y nutritivo. Estos pequeños incendios a veces se les iban de las manos pero no solían tener grandes consecuencias pues en líneas generales había que poco que quemar y las manchas de vegetación no estaban conectadas entre si. Las personas que vivieron esta época comentan las noches de verano con pequeños incendios en toda la panorámica.

         Este modelo de “monte limpio” en la actualidad con el abandono del territorio, la recuperación de la cubierta vegetal (y la eficacia de los equipos de extinción de incendios), tiene unos costes económicos elevados, pues supone contratar a muchos trabajadores, empleo de maquinaria con el consiguiente consumo de combustibles (contaminación, ruidos, CO2) y creación de accesos, pensemos más en una escala industrial; ¿y  que hacer con los restos de la vegetación eliminada del monte?. Además si después no hay un mantenimiento incluyendo el ganado, el problema volvería al cabo de unos años, y recordar que la ganadería extensiva esta en retroceso y no toda la vegetación del monte les sirve de alimento.

         Por otro lado al limpiar el monte de maleza, estaríamos retrasando la recuperación de zonas forestales (este es uno de los objetivos para reducir nuestra huella de carbono), así como eliminaríamos el hábitat de muchos animales que son especialistas en vivir en los arbustos, y en muchas zonas se podría reactivar la erosión.   

         Si preguntamos a los bomberos forestales que hacer, nos dirán que depende del presupuesto que se tenga pero, que lo que ellos necesitan son lugares seguros donde “anclarse” y poder trabajar. Tal vez se podría usar la gran cantidad de campos de cultivos abandonados que encontramos en mitad del monte, al ser relativamente llanos, aquí la erosión tendría menos efecto, se podrían mantener como zonas de pasto (que también favorecerían a los herbívoros silvestres), creando así un paisaje mosaico, que además reduciría  la continuidad de las masas forestales. Incluso se podría y de hecho se ya se usa, el fuego contra el fuego en las “quemas prescritas”, la vegetación quemada no sirve de combustible, y en algunos lugares del Norte de Australia, los pequeños incendios son una práctica tradicional que evita los grandes incendios, y el volumen de carbono devuelto a la atmósfera es menor. Problema, esos campos abandonados así como el ganado son de titularidad privada, pero bien habrá que pensar en soluciones sensatas.

Texto y fotografias: Miguel Ortega

jueves, 4 de agosto de 2022

LOS BOSQUES DE LOS MONEGROS (y II)

A la izquierda y abajo sabinas albares, en la zona donde se nota más la inversión térmica y las nieblas de invierno; a la derecha y arriba pinos carrascos donde hay mayor insolación en invierno y menor frío.


Ahora que ya sabemos que en Monegros si que debería haber más bosques y el porque no los hay, podemos pasar a ver que árboles los van a formar.

Las plantas y por supuesto los árboles son un fiel reflejo de las condiciones ambientales del lugar donde viven, y sobre todo del clima. Modificando la cantidad de agua de las precipitaciones (altitud, orientación, capacidad del suelo para acumular el agua) y también de las temperaturas (sobre todo por la altitud) veremos como unas especies sustituyen a otras, en un recorrido ideal desde las umbría de la Sierra de Alcubierre a las orillas del Ebro.

Aunque recibieran la misma cantidad de precipitación, la solana y la umbría de la Sierra, la menor insolación de esta última y por lo tanto menores temperaturas y menor evaporación hará que siempre sea un poco más húmeda, lo suficiente como para que en su parte más alta no solo encontramos, carrascas sino también robles quejigos e incluso arces de montpelier, que compensan la alta luminosidad de sus cielos (hay pocos días nublados que la atenúen) durante la época vegetativa, y unos recursos hídricos muchos años al limite, con hojas de menor tamaño pues cuanto menor es la superficie de la hoja menos pérdida de agua por transpiración, y por lo tanto mayor resistencia a la sequía.

Por debajo, en lugares con menor humedad, orientación sur o pendientes que no retiene bien el agua, va a dominar un árbol muy mediterráneo, seguramente el que es capaz de vivir con menos precipitaciones (150 mm) es el pino carrasco. Este es un árbol de “vida corta” eso quiere decir que no suele superar el par de siglos, y en parte es debido a su estrategia frente a los incendios, en lugar de rebrotar desde las raíces como hacen otras plantas leñosas de la zona (carrasca, roble, coscoja, boj, enebro), lo que hace es acumular semillas año a año (de ahí sus características copas repletas de piñas), cuando llegue el incendio el árbol perecerá pero quedaran sus abundantes semillas, que estimuladas tanto por la temperatura como por algunos compuestos químicos liberados con la combustión, germinaran en un suelo sin competencia por el agua, rico en nutrientes por la ceniza; y en tal densidad que compiten entre ellos y tienen que “auto aclararse” para desarrollarse convenientemente. El problema para este pino no es la existencia de incendios sino su frecuencia, demasiado pronto no tiene suficiente cantidad de semillas, si los incendios se distancian demasiado sus semillas es posible que ya no sean fértiles y no germinen.

Pinos carrascos en la solana de la sierra de Alcubierre 

En uno de estos pinares bien desarrollados, la vegetación que prospera bajo ellos, no difiere de la que hay en las zonas sin pinos (no seria un autentico bosque como hemos comentado en la entrada anterior) por eso los botánicos denominan a esta formación coscojar aragonés, y no pinar.

         Ya hemos comentado que este pino es muy mediterráneo, resiste las sequías y el calor, pero no así el frío, por eso en las zonas más deprimidas de Los Monegros, donde se produce la inversión térmica es sustituido por otro árbol aún más frugal y sufridor.

Cara norte de la sierra de Lanaja, la cantidad de masa forestal viene más determinada por el uso humano del territorio que por cuestiones ambientales. Aquí entre algún pino carrasco y alguna sabina aparecen robles quejigos y arces de Montpelier, mas visibles con el cambio de hoja.


         La existencia de un sabinar de sabina albar en Los Monegros es una de sus muchas singularidades, es el lugar del mundo donde vive con diferencia a menor altitud, y si esta aquí es por el frío invernal, lo de la sequedad simplemente lo soporta. Este es un árbol típico de las parameras ibéricas, lugares fríos que comparte con la carrasca y el roble quejigo, pero ocupando los suelos de peor calidad como los muy pedregosos; pues es un árbol de pleno sol y no soporta crecer bajo la sombra de otras especies de mayor desarrollo.

         La pregunta es ¿entonces como puede vivir en Los Monegros?, pues aprovechando donde no tiene competencia, como las depresiones donde se acumula el frío, con sus nieblas heladas y la escarcha formando el dorondón, aquí ningún otro árbol le hará sombra, y (nunca mejor expresado), demasiado frío para el pino carrasco y demasiado seco para la carrasca y el quejigo.

A través de sus anillos de crecimiento (de menos de 1 mm), podemos comprobar como es capaz de sobrevivir con esta sequedad, pues es un árbol que con buenas condiciones, en fondos de vales o los años lluviosos, puede tener grandes crecimientos (anillos de cerca de10 mm). Con las lluvias de primavera el árbol va creciendo pero llegando el verano deja de crecer, entra en descanso pues no tiene suficiente agua, y así espera hasta final del verano o el otoño, si cae suficiente agua vuelve a crecer, y no dejará de hacerlo hasta la llegada del frío cuando el resto de árboles ya están en descanso; en su tronco queda registrado con un falso anillo en cada momento de crecimiento a lo largo de un mismo año. Así  con esta frugalidad, plasticidad y sabiendo aprovechar el momento nos podemos encontrar especialmente n las zonas más bajas y llanas con estas grandes sabinas en Los Monegros (que por cierto, no se ha comprobado de una forma científica, contando sus anillos o con carbono 14, que ninguna sabina albar sea milenaria).

Texto y fotografías: Miguel Ortega

jueves, 14 de julio de 2022

LOS BOSQUES DE LOS MONEGROS (y I)


Los lugares donde nunca hubo bosques, ni árboles, son las depresiones donde  se acumulan las sales, visibles como una costra blanca cuando el agua se evapora. Laguna del complejo de Sástago-Bujaraloz.

El propio título ya parece un contrasentido, muchos opinarán que como va a haber bosques en Monegros si es un desierto; y otros recordando la leyenda de la ardilla capaz de cruzar Iberia sin poner el pie en el suelo, se imaginaran un Monegros primigenio selvático, ni unos tienen razón.

Otro problema es al propia definición de bosque, para los botánicos en un bosque las copas de los árboles proyectan tanta sombra en el suelo, que la flora de debajo de los ellos es diferente de la de las zonas sin árboles, y esta definición como veremos es muy difícil que se de en Los Monegros, por lo que usaremos el término bosque como sinónimo de masa forestal o de arbolado más o menos disperso.

Antes de continuar tenemos que tener en cuenta el espacio físico, Los Monegros es la parte central del Valle del Ebro, valle rodeado de altas montañas (Pirineos, Sistema Ibérico y Costero Catalana) que interceptan los frentes de nubes, vengan de donde vengan, por lo que en la zona central del valle desde el momento de su formación geológica siempre ha llovido menos que en las zonas que lo rodean; de manera que la escasez de agua es una constante, y como zona interior, su clima contrastado frío en invierno y caluroso en verano, también lo es.

También las laderas erosionadas donde afloran arcillas y yesos y no hay casi suelo donde retener la humedad de las precipitaciones. Monte de Alfajarín. 


Aún así, y tanto por los registros históricos como a través de estudios de polen conservado en los sedimentos, sabemos que en Los Monegros siempre ha habido árboles y bosques. Pero la densidad de los mismos habrá dependido de variaciones en el clima y perturbaciones como los incendios, así como de la actividad humana. Respecto a esto último si observáis fotos de zonas del Pirineo de hace 100 años veréis que había muy pocos bosques, y eso que son zonas donde abundancia de las precipitaciones favorece a los árboles, y ese estado era por el uso que se hacia de madera y leña, y las roturaciones para crear campos de cultivo y pastos; es fácil deducir si en los Los Monegros hay poblamiento desde antiguo, con las mismas necesidades de superficies de cultivo y pastos,  de leña y de madera, pero con menos humedad, la presencia de árboles es más complicada, salvo en los lugares con una estricta reglamentación como los vedados.


Sabinar de Pallaquero, los árboles se encuentran en las marguins de los campos, evidenciado el carácter forestal de la zona.  

         Aunque no hay consenso total sobre el tema, el panorama de Los Monegros sin intervención humana podría ser de arbolado, con una densidad más alta en la zonas de umbría de la sierra, que se iría aclarando y cambiando de especies según aumentaba la sequedad y empeoraba la calidad del suelo  (y con ello su capacidad de retener humedad). La masa forestal tampoco seria uniforme, los incendios dejarían zonas abiertas que los grandes herbívoros mantendrían un tiempo despejadas hasta la recuperación forestal; más o menos como ocurriría en otras zonas cercanas, existiendo bosques con rodales no uniformes, y con especies de árboles con sus miembros en varias etapas de crecimiento (de jóvenes a maduros y ancianos). Solo faltaría el arbolado en las zonas con exceso de sal en el suelo, en las laderas orientadas al sur cuya pendiente y suelo escaso impediría el establecimiento de una vegetacion más allá de la esteparia con sus plantas de origen Norteafricano y de Asia Central; y por supuesto en las zonas donde la erosión dejara en superficie las rocas y el suelo mineral, (la existencia de sales y yesos no facilita la recuperación), pues el suelo expuesto, sin la protección de la vegetación es fácilmente retirado por el viento y el agua de escorrentía.

         Con la roturación para la creación de pastos, y de campos de cultivo, el aprovechamiento de leñas y maderas, intensificado al aumentar la población, redujo la superficie forestal; y lo que es peor y de más difícil recuperación, la perdida de suelo y la consíguete erosión. Este el momento a partir del cual la vegetacion esteparia se extiende y se mantiene por la presión del ganado. Y ahora que ha disminuido la ganadería extensiva, se abandonan pastos y no hay recogidas de leña, muchas superficies forestales se van recuperando y aparecen árboles, donde nadie recuerda haberlos visto.

Texto y fotografias: Miguel Ortega

domingo, 26 de junio de 2022

QUE OCURRE EN MONEGROS DURANTE UNA OLA DE CALOR?

Aunque no lo parezca el escarabajo tenebrionido no esta siendo arrastrado al hormiguero para servir de alimento. Al contrario las hormigas están luchando para evitar que entre.



Esta atardeciendo y la temperatura empieza a bajar hasta los 39,5º C, estamos en una ola de calor inusual, tanto para la época del año como  por la intensidad. A pesar de ello es interesante ver  que ocurre por Monegros, zona semiárida que en verano alcanza la categoría de desierto de pleno derecho, en momentos como este; ahora además a la temperatura se suma un cielo calimoso por el humo de incendios lejanos y alguna nube de tormenta que retumba, en una primavera que ha llovido lo justo para salvar la cosecha de cereal de la zona. Así que me dirijo al sur de la sierra de Alcubierre, no muy lejos de Zaragoza.

En la primer lugar que visito, cerca de una gran sabina solitaria, entre la escasa vegetacion del suelo, en gran parte seca, saltaban algunos saltamontes  no porque les apeteciera sino por que les asustaba a mi paso; las hormigas tanto en el suelo a la entrada del hormiguero como por el tronco estaban con su actividad y parecían no notar el calor, el cuadro se completaba con alguna avispa en busca de presas.

El segundo lugar un yermo pedregoso entre campos de cultivo, carecía e árboles, de hecho la planta mas impresionante por su tamaño era una retama, el resto herbáceas anuales secas, el albardín ya sin frutos, y pequeños matorrales como el matapollos (Thymelaea), aliagas raquíticas y la salvia que costaba recocerla por la hoja tan pequeña que tenia.

Detalle de la araña de viento (Gluvia dorsalis)


En las primeras vueltas por el terreno destaca la cantidad de saltamontes, igual que en la anterior se evidencian pues los molesto a mi paso, son varias especies de coloraciones diversas pero siempre en relación al sustrato en el que viven por lo que domina los pardos a beige y alguno negro que se camufla con el nostoc seco del suelo; encuentro un par de pantinganas (Ephippigerida)que conscientes del sabroso bocado que son se guarecen en las aliagas y otro par de “cigarras”. Aquí las avispas también están activas y van de flor en flor; muevo alguna piedra el suelo bajo ellas esta seco pero menos caliente, solo veo un par de cardadores y un escorpión que se queda inmóvil como si nada, dejo las piedras en su sitio y continúo.

Reconozco entradas de hormigueros por el acumulo de restos vegetales e incluso sus despejadas sendas que discurren entre piedras y plantas secas, pero ni rastro de ellas. Sino fuera por los saltamontes diría que este yermo es lo que parece desolado y vacío de vida animal.

El cielo se cubre un poco con difuminadas nubes de tormenta, caen cuatro gotas, cuatro contadas y se levanta un poco la brisa que ya no es como la del secador de pelo, la temperatura ha bajado a unos 35º C y la ausencia del sol por las nubes y la calima hacer el ambiente agradable, al menos no se nota el picor de los rayos solares, aunque sino despeja por la noche el suelo recalentado bajo la capa de nubes hará que el territorio se convierta en un invernadero.

Pantingana entre los tallos de lo que queda de una mata de lino


De pronto se empiezan a ver mariposas, alguna negra, (y yo que creía que eso era una adaptación a los climas fríos de alta montaña para calentarse). Saltamontes sigue habiendo, pero de pronto las entradas de los hormigueros y las sendas se llenan de hormigas siempre afanosas, 2 ó 3 especies de escarabajos  tenebrionidos se acercan a los restos vegetales entorno a los hormigueros y de vez en cuando se topan con las hormigas algunos salen corriendo y otros decididos se zafan de las obreras para intentarse colar en los hormigueros. El duende( Nemoptera bipennis) no aparece pero si un adulto de hormiga león que rápidamente pliega sus alas y se camufla con un tallo seco. Junto a la pista con el terreno más despejado aparecen dos arañas de viento (Gluvia) con su desplazar hiperactivo.

No he visto ningún a entrada de tarántula pero si dos pequeñas cúpulas de seda con restos de artrópodos que podrían corresponder a la viuda negra, habrá que venir mas adelante para ver sus campanas de seda decoradas con los restos de grandes escarabajos.

 Tampoco he visto ningún reptil, y estaba tan absorto en el mundo del suelo que ahora que me doy cuenta que un par de aludidos cantan desde el aire. 

Lo parezca o no, estamos en primavera y la vida desborda en esta yermo aparentemente vacío, solo hay que esperar el momento adecuado. El hechizo por Monegros es la suma de instantes increíbles, donde la vida nos da una demostración de lo que es capaz con tan poco, solo hay que estar ahí con la mente y los sentidos abiertos.

 Texto y fotografías: Miguel Ortega

viernes, 20 de mayo de 2022

FAUNA EFÍMERA

Triops cancriformis, el gigante de los crustáceos acuáticos que viven en estos charcos efímeros.

       Seguramente halláis oído a quien dice que la vida es corta, y es así si lo comparamos con la vida de algunos árboles o la del planeta, pero es mucho más larga que la de nuestros abuelos y no digamos ya de los homínidos de los que descendemos.

         Alguna vez hemos hablado de plantas anuales, que viven en condiciones de aridez y desarrollan todo su ciclo, es decir deben germinar y producir semillas para la siguiente generación en unas pocas semanas, aprovechando la humedad o la menor evaporación del invierno y principios de primavera, aunque por ello tengan que afrontar algunas heladas, y el resto del año lo pasarán a salvo en forma de semillas, son las plantas efímeras.

         Bueno pues hay animales que usan la misma estrategia, lo más interesante es que son crustáceos y que no les basta algo de humedad, pues viven dentro del agua, de hecho, se desplazan nadando.

Branchipus  schaefferi, otro habitante de estas aguas, en este caso un macho.

         El vivir en charcas temporales les permite evitar depredadores como los peces, y poblaciones estables de insectos acuáticos, por lo que no deben invertir casi en defensa, bueno sus cuerpos son casi trasparentes, además viven en un agua bastante turbia pues muchos se alimentan removiendo la superficie fangosa del fondo por lo que pasan desapercibidos con facilidad; a lo que ayuda su tamaño milimétrico en copépodos, pulgas de agua y ostrácodos, hasta un par de centímetros en Branchipusy hasta diez centímetros en Triopsque sería el gigante de esta fauna efímera. Además, suelen darse con picos de poblaciones por lo que los depredadores ocasionales no darán abasto, y siempre quedaran ejemplares para reproducirse. 

         La estrategia de estos animales es sencilla, los huevos son capaces de soportar la desecación, incluso durante varios años; el viento los puede transportar, o se cree pueden viajar pegados a las patas de las aves que visitan las charcas con lo que los dispersan.

Pulga de agua y ostracodo, ambos grupos con varias especies, son los representantes más abundantes y ubicuos de esta fauna efímera.

         Cuando se dan las condiciones adecuadas, como es después de la lluvia que rellenan charcos y balsas, los huevos se hidratan, eclosionan y empieza la carrera por alimentarse, (son principalmente animales filtradores, alimentándose de fitoplancton), crecer y reproducirse. Sus huevos de nuevo quedarán en el barro que se secará, y a esperar las siguientes lluvias con la temperatura adecuada.

         Esta es, tal y como ocurre con otros grupos de seres vivos, una forma de aprovechar las condiciones adecuadas para su vida, que se dan en momentos muy concretos del año, y en muchos casos no todos los años, la paciencia es fundamental. Nada nos haría pensar que ese charco reseco pueda contener tantos organismos en el escaso tiempo que está lleno de agua, pero la vida siempre encuentra espacio y momentos para expresarse y sorprendernos, sobre todo si nos fijamos en lugares aparentemente insignificantes.

Texto y fotografías: Miguel Ortega.