sábado, 31 de diciembre de 2016

ESTRÉS VEGETAL

Aspecto de las hojas del acebo según su situación en altura 
Aunque la palabra migración parece exclusiva de los animales las plantas también migran aunque sea a nivel de especie,  mediante sus semillas dispersadas por: el viento, los animales, el agua, etcétera. Cuando llegan a nuevos territorios y si las condiciones ambientales son las adecuadas para esa especie, germinaran, se desarrollaran y permanecerán en él.
Pero una vez que están arraigadas si las condiciones ambientales son demasiado duras, cambian, no son las adecuadas, y/o sus adaptaciones no son suficientes, antes de morir y desaparecer se estresan; incluso el estresarse podríamos verlo como una parte de sus adaptaciones,(en los humanos el estrés  puede desencadenar trastornos psicológicos pero en las plantas son de tipo fisiológico). 
El estrés puede tener orígenes muy diversos, a veces interrelacionados, pero los más frecuentes serán por: temperaturas, sequía o por la acción de los herbívoros.
Cuando las plantas necesitan agua muchas lo manifiestan, con la pérdida de turgencia de las hojas, de esta forma, colgantes, el sol incide en menor superficie y con ello el calentamiento, lo que ya es un alivio; en algunas casos y especies hay una caída de las hojas mas viejas, que ya realizan con menos eficiencia la función clorofílica pero son una perdida de humedad por sus estomas, su caída reduce la transpiración. Ante la escasez de agua la planta debería reducir la fotosíntesis, de lo contrario se podrían dañar los tejidos de la propia planta, como no la puede desconectar así como así, produce un pigmento la antocinaina que filtra los rayos solares y reduce la intensidad con que llegan a los cloroplastos y con ello la fotosíntesis.
Diferente coloración por la antocianina de las hojas de un mismo boj según su situación respecto a la insolación, de menor a mayor

En invierno con frío y sequedad puede volver a aparecer esta coloración; aunque la teoría es que las plantas en invierno dejan de estar activas pues no pueden abastecerse de agua por estar esta helada, en la mayor parte de ellas decae su actividad antes de que el agua se congele y cuanto más friolera es la planta antes se desconecta. Esto se aprecia en los matorrales de boj en situación solanera, que en invierno torna una coloración mas rojiza que lo diferencia, y a distancia, de otros arbustos de la zona como la coscoja. La influencia de la insolación es clara de comprobar, en un mismo pié, las hojas que están a pleno sol son de color más rojizo que las que se encuentran medio tapadas por el follaje de la misma planta.
Los herbívoros son otro problema, una forma de defenderse las plantas es con defensas mecánicas como las espinas. Pero toda defensa es un inversión para la planta, y o merece invertir en algo que no va a usarse, así el acebo y la carrasca solo tienen espinas en el borde de sus hojas situadas en las ramas más bajas ahí donde llegan ciervos y ganado doméstico; la zarzaparrilla que es una planta trepadora hace algo parecido, las hojas de la parte baja cercana al suelo tienen forma de corazón alargado con espinas en el borde y nervio central, mientras que las que crecen altas encaramadas a la copa de los árboles tiene forma de corazón redondo y casi sin espinas.


Aspecto de la hojas de la zarzaparrilla ( Smilax áspera) según su situación en altura, izquierda lejos del estrés, derecha cerca del suelo máximo de estrés. 
Las plantas no gesticulan, no gritan, pero también sufren y se estresan, en silencio; y gracias al estrés logran sobrevivir.
Ver también:
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2014/09/que-sed.html
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2014/09/manana-sol-y-buen-tiempo-y-ii.html

sábado, 24 de diciembre de 2016

EL AGUA ROJA DE LAS SALINAS

Agua roja en la salinas de Bujaraloz
Tal vez lo más llamativo de la vida es cuando esta se desarrolla en condiciones que consideramos en que es imposible, y uno de estos lugares de vida imposible son las salinas. La sal la hemos usado desde tiempo inmemorial como conservante de los alimentos, precisamente porque impide el desarrollo de los microorganismos que los estropean (o que reciclan la materia orgánica), sin embargo el agua de las salinas está llena de vida.
La vida en las salinas depende de la concentración de sal y esta varia según la época del año y la profundidad del agua. En las balsas donde se acumula antes de ser enviada a las eras para su evaporación el agua se estratifica según su densidad, como a mayor salinidad mayor densidad, el agua más salada siempre esta en la parte más profunda; en el caso de las salinas situadas en la montaña las hojas caídas de los árboles cercanos nos marcan estos limites de densidad pues se quedan depositadas en ellos, y si metemos la mano en el agua y la removemos veremos como que el agua sigue siendo trasparente pero pierde su nitidez, al romper esta frontera.
Artemias en el interior de una de las balsas de las salinas de La Playa, Bujaraloz.
El agua superficial puede ser lo bastante dulce como para que puedan desarrollarse insectos acuáticos (muchos serán tolerantes a sal) y en los días fríos que se forme una capa de hielo.
La salinidad ira en aumento rápidamente ya que estas acumulaciones de agua salada no suelen ser muy profundas, se sobrepasara la salinidad el mar (35 gramos por litro de agua), la de la salmuera (150 gramos por litro de agua), llegando en muchas ocasiones al los 360 gramos por litro que es donde el cloruro sódico se cristaliza dentro del agua, sin necesidad de que el agua se evapore, el fondo entonces aparece cubierto de cristales de sal.
Si hemos sido observadores nos habremos dado cuenta que los insectos se quedaron en la superficie, y que de camino al fondo una costra gelatinosa cubría las paredes de la balsa e incluso había estratos de agua que esta de pronto aparecía turbia y rojiza, especialmente las épocas de fuerte insolación.
Interior de una balsa en el salinar de la Rolda, Naval, las formas rosada son las Artemias
      Bueno pues esta anomalías en la columna de agua son formas de vida, la capa gelatinosa (tapete microbiano) son colonias de bacterias que se dispone según la luz y la fuente de alimento, la más externa son especies con clorofila y la más interna son especies saprófitas que usan el azufre de los residuos de las anteriores como fuente de energía, bajo ellas el sedimento tiene un color oscuro casi negro (tarquín) y un olor característicamente desagradable (por el azufre), llegan incluso a desarrollarse bajo las costras de sal. En la columna de agua encontramos más bacterias como Salinibacter de color rojo y que les permite aprovechar la luz solar como fuente de energía pero sin usar clorofila ni fijar CO2;  como si lo hacen las algas unicelulares, que aunque son plantas verdes pueden desplazarse mediante un par de cilios. Estas algas como Dunaliella son capaces de vivir hasta cerca del limite de saturación de la sal (y eso es tolerar mucho la sal), con estrés (alta salinidad y luminosidad) producen para reducir la función clorofílica un pigmento rojo a base de carotenos, el mismo que poseen las frutas y verduras que comemos y que transformamos en nuestro organismo en vitamina A, y cuando hay una alta concentración de estas microalgas estresadas el agua pierde transparencia y toma un color de rosado a rojizo. Estas algas son la base de la cadena del agua de la salada, su gran depredador es una crustáceo aproximadamente 1 cm  de longitud (enorme para las dimensiones de los habitantes de estas aguas, como una ballena azul alimentándose de krill) es la Artemia. En verdad es un animal que se alimenta filtrando bacterias y microalgas a la vez que nada en el agua de la salada, y su color depende de la alimentación, cuando las algas son rojas su cuerpo se tiñe de este color; aunque su tolerancia a la salinidad es grande parece que es algo menos que su alimento  pues a veces se les observa nadando en agua transparente mientras que la capa inmediatamente debajo es turbia, roja, y seguramente más salina. El efecto colorante del caroteno puede pasar al eslabón siguiente, los flamencos que se suelen alimentar en este tipo de aguas deben su color rosado a su alimento.
Lo más llamativo de estos seres es su gran tolerancia a la sal, pueden vivir en agua casi dulces, pero ahí están sometidos a la competencia y a muchos depredadores, hasta aguas de 300 gramos de sal por litro cuando empieza a cristalizar la sal; además desarrollan formas de resistencia que permiten a su descendencia pasar largos periodos de sequedad total y exposición a rayos UV, además estas formas de resistencia son fácilmente transportables por las aves en pegadas a sus patas o a su plumaje, que las pueden llevar a otros enclaves parecidos.

Las salinas son pues un microcosmo en el que coinciden organismos cosmopolitas con endemismos locales, donde la fisiología aparenta funcionar de otra forma y donde la vida en si misma resulta fascinante.
Ver también:
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2015/07/la-nieve-roja_31.html
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2015/04/cronica-de-estepas-de-monegros.html

sábado, 17 de diciembre de 2016

NAVAL, BARRO Y SAL

La población de Naval reflejada en el agua de una de las eras de la salinas de la Rolda
Todos solemos asociar las salinas a las llanuras costeras, secas y soleadas, el agua del mar se hace entrar en esteros y balsas donde al evaporarse el agua la sal se va concentrando hasta que puede recogerse.
 En el interior la cosa empieza a tener algún problema más, en la zona de Monegros la salada de la Playa obtenía el agua salada del subsuelo, primero parece que a través de un pozo y ya al final de su explotación una bomba vertía el agua que obtenía de dos grandes balsas donde afloraba el acuífero salado; aunque tenía la ventaja del espacio al aprovechar parte de la extensión de la laguna preexistente para el emplazamiento de las eras, y un clima adecuado con veranos seco y calurosos, quedaba muy lejos aún de otros territorios como la montaña.
En la montaña también hay sal en forma de sal gema, aunque normalmente lo que aflora a la superficie es el agua que pasaba por las minas de sal dando lugar a fuentes de agua salada. En estas zonas del interior con la orografía más abrupta y más lluviosa que Monegros, el problema era “hacer sal”, eliminando el agua.
En algunos casos el agua salada se empleaba tal cual, se transportaba en boticos como los de vino y almacenaba en las casas en tinajas como la procedente de la Fuente Salada de Guara, se usaba para condimentar la comida y en lugar de sal se añadía agua salada; en otros lugares como en Salinas de Jaca dicen que el agua se cocía en unos grandes calderos dispuestos sobre trozos de vía de tren y se alimentaba el fuego con leña de la zona hasta que evaporaba el agua, esto era importante si la sal había que trasportarse relativamente lejos. En algunas zonas de montaña donde el terreno fuera menos abrupto se podían hacer salinas aprovechando fondos de valle, aunque se procuraba que el manantial salado y las balsas de acumulación estuviera junto a la salina y su eras, como las salinas de la Rolda, de Ranero o de Iruelas en Naval, la primera aún en uso.
Canalización del manantial de Cuesta Monzón
Pero a veces el manantial estaba lejos como el caso del de la Cuesta de Monzón, también en Naval. El manantial salía de la ladera y desde él se había hecho una zanja para la canalización del agua hasta una balsa de acumulación, pues cuando mejor funcionaba la salina era en verano que era cuando menos agua manaba. Aquí lo primero era obtener el agua con la mayor concentración de sal, como el agua salada es mas pesada que la dulce un tubo se encargaba de obtenerla de la parte más profunda del acuífero y de ahí pasaba por unos canalones de madera por medio de la zanja a una balsa de acumulación. Del manantial  también salía agua menos salada que también circulaba sin mezclarse por la zanja pero por los lados del canalón de madera, y era vertida al barranco antes de llegar a la balsa. De este ingeniosa forma se abastecía la balsa de el agua con mayor concentración de sal posible.
De la balsa el agua salada era canalizada hasta la salina por medio de canales realizados en troncos de pinos o de chopos vaciados con azuelas y así cubrían el kilómetro y medio de distancia por el barranco hasta la salina.
En la salina el proceso se repetía, el agua de los pozos o de los manantiales se acumulaba en las balsas para tener asegurado el suministro. Pero no toda el agua de la balsa era igual, el agua salada es mas densa, por lo que en reposo se desplaza hacia el fondo, y esa era el agua que había que sacar para las salinas.
Salinar de Iruelas, Naval: 1 blasa de acumulación, 2 pozo de extracción del agua, 3 algatara o cigüeñal, 4 eras de evaporación del agua, 5 caseta almacén de la sal acabada. 
Para ello en cada balsa había un pequeño pozo adosado conectado con la balsa pero por la parte más profunda, esta conexión se cerraba con barro, así cuando se quería sacar agua, se destaponaba y el pozo se llenaba con el agua de la zona más profunda y por lo tanto más salada de la balsa; para saber hasta donde llegaba se introducía un huevo fresco en el agua de la balsa y este se hundía hasta que llegaba a la zona de la salmuera, en cuyo límite se quedaba inmovilizado. Del pozo el agua se sacaba con una algatara (ceprén o cigüeñal ) a las eras para que el sol evaporara el agua.
El proceso ahora dependía del clima, cuanto más sol, calor y viento mayor evaporación, y por lo tanto mayor producción de sal. Según aumentaba la concentración de sal se iban formando costras flotantes de algunos centímetros de diámetro llamadas “flores”, y cuando aumentaban su tamaño se hundían; era conveniente remover con frecuencia el fondo con los retraderos, para evitar que la sal se pegara la fondo. La “sal acabada” se empujaba con el retradero y se amontonaba con una pala. De ahí en cestos se llevaba a los almacenes.
Detalle de la madera empleada en las eras
La balsa no se podía realizar con cualquier material solo el barro y la madera resistían la corrosión del agua salada, aunque los suelos fueron originariamente de cantos rodados enrejados, después pasaron a ser de baldosas de barro cocido, que facilitaban la recolección de la sal con el retradero. Pero incluso la madera no permanecía inalterada en las salinas con el tiempo de estar sumergida la lignina se iba perdiendo y así queda los tablones con bordes redondeados, con los anillos anuales más marcados y un aspecto “aterciopelado” por la fibras de la madera sueltas.
El problema de “hacer sal” eran las precipitaciones, en caso de tormenta el toque de campana avisaba y los vecinos iban a la salina a recoger la sal o a resguardarla con lonas, independientemente de lo intempestivo de la hora. El otro peligro era el robo pues era un bien necesario y preciado de manera que además de la vigilancia de los carabineros, esta prohibido el paso de ganados trashumantes por la cabañera que discurre junto a las salinas de la Rolda de noche para evitar que animales o pastores entraran en ellas.
Finalmente la sal se guardaba en el alfolí (deposito de sal) del pueblo a salvo de tormentas y de hurtos.


sábado, 10 de diciembre de 2016

SAL DE ROCA

Laguna del Pueyo, Monegros, ejemplo de laguna endorreica con depósitos de sal. Aunque en estas lagunas además de las precipitaciones hay un aporte de afloramientos de acuíferos salinos,  el volumen de agua es insuficiente para crear un desagüe fuera de la cuenca. 
Aunque no lo parezca el clima tiene una importancia decisiva en la formación de las rocas, en especial las sedimentarias; así las rocas salinas se forman en cuencas cerradas (endorreicas) a partir de lagunas, pero sometidas a un clima seco y caluroso; según se evapora el agua, las sales y los minerales  que contiene el agua, se concentran con la alta evaporación y se precipitan por capas siguiendo un orden definido por la concentración: primero la calcita, después el yeso y finalmente las sales;  para que esto ocurra es necesario un clima seco y cálido, si llueve mucho y/o no hace suficiente calor para que el agua se evapore, tendremos simplemente un lago algo salado. Si la laguna se seca y  después hay otro llenado de agua,  sobre estas capas de sedimentos precipitados se puede volver a formar otra semejante con los mismos materiales, o con materiales diferentes como: arcillas y limo depositados por su propio peso cuando el agua está en reposo; así con la repetición de los ciclos de llenado y desecación se van acumulando los sedimentos en la cuenca endorreica. Cuando una carretera atraviesa este tipo de materiales, los taludes que la delimitan nos aparecen con un diseño de líneas más o menos horizontales de diferentes colores y materiales pero en las que apreciamos una repetición de los mismos, un buen ejemplo lo tenemos el los taludes de la autovía Huesca-Zaragoza a la altura de Zuera.
Disposición horizontal de las rocas salinas intercalas con arcillas y limos, recuerda el corte de una tarta
La región donde se han depositado estos materiales en capas (estratos) horizontales se pueden hundir con los reajustes de la corteza terrestre, transformarse en una cuenca marina, y que sobre ellos se depositen calizas y otros materiales de origen marino; hay que tener en cuenta que en los procesos geológicos “el tiempo vuela” y este puede durar millones de años, por lo que no esperemos verlo con nuestros propios ojos.  
La sal la tenemos entonces reposando en profundidad y aislada de la superficie. Pero igual que se formo una cuenca marina encima de nuestro antigua laguna puede que ocurra el fenómeno contrario, que vuelvan los reajustes de la corteza, pero ahora en sentido inverso,  y comience a levantarse una montaña.

Ejemplo de diapiro, en el centro la población de Naval y en primer término las salinas de Rolde, que aprovecha el agua salada de los manantiales de la zona
Tanto las rocas salinas, como la arcilla que formaba la cubeta donde se asentaba la laguna, son rocas más blandas, más plásticas y en especial las rocas salinas son más ligeras que cualquier otra roca, por lo que sometidas a las altas presiones  de la formación de una cordillera se desplazan hacia donde hay menos presión, que suele ser la superficie o cerca de ella, es como “si flotaran” entre el resto de rocas.
Forman así lo que los geólogos denominan un diapiro, y estas rocas salinas aparecen entre rocas de diferente origen, formación y época, y como son más blandas y se disuelven fácilmente con el agua, la erosión actúa sobre ellas y las desgasta más por lo que pueden quedar a modo de depresión.
Si el agua de un acuífero en su acceso hacia el exterior del suelo pasa por uno de estos yacimientos salinos, el agua disuelve las rocas salinas, se carga de sales y hace que el manantial que aflora sea de aguas blandas (ricas en yeso) y/o de agua salada.

Por eso arcillas, y sobre todo sales y yeso, suelen aparecer juntas y de forma puntual en los territorios. Y donde han aparecido en suficiente cantidad y calidad han desarrollado industrias (salinas, cerámica, yeso para la construcción) y dado que no aparecen de forma uniforme en todos los territorios han contribuido al desarrollo del comercio y los caminos.

La sal no solo hace más sabrosos los alimentos, sino que también nos ayuda a conservarlos, pues al extraer el agua de los mismos imposibilita el desarrollo de los organismos que la pueden estropear. Por eso la sal fue tan importante en otros tiempos, era prácticamente la única manera de conservar los alimentos, en especial carne y pescado, y por eso fueron tan importantes también las salinas de las tierras de interior, de hecho desde calzadas romanas, cabañeras y caminos principales no era raro que pasaran por su cercanías sino junto a ellas. 

Ahora la sal nos parece un producto barato pero el termino salario proviene del pago en sal (equivalía al oro) que se podía hacer  como sueldo a los soldados romanos; incluso el padre de un amigo me comentó una vez que el primer dinero que ahorro lo decidió invertir en bolsa, pero como no quería correr grandes riesgos, lo hizo en algo seguro y que tuviera futuro: las acciones de Salinera Española, que en el actual momento comentaba que ya no valían nada.