jueves, 18 de diciembre de 2014

SURTIDO DE CARACOLES

Navarrico, Cepaea nemoralis,  de fondo amarillo y sin lineas

Nosotros estamos acostumbrados a reconocer a los seres vivos por su aspecto visual, de hecho la vista es nuestro órgano de los sentidos más desarrollado, a pesar de que sea el olfato con el que el resto de los mamíferos se defienden mejor.
Los animales en especial si son de movimientos lentos se valen de diferentes estrategias para evadirse de sus captores y una de ellas es el no ser visto, para ello lo mejor es camuflarse, pero los depredadores pueden llegar a reconocer ese camuflaje o si cambia el color del medio, el camuflaje puede ayudar a llamar la atención. Entonces resulta más práctico el poder cambiar el diseño del camuflaje, o al menos que no todos los miembros de la especie tengan el mismo.
Esto les ocurre a unos caracoles, los navarricos o Cepaea nemoralis, como su nombre científico indica, nemoralis se refiere al clima de zonas boscosas, por lo que los encontramos en zonas con más vegetación y por lo tanto más húmedas que otras especies más frecuentes. En un mismo lugar el aspecto de las conchas difiere de unos ejemplares a otros, hay dos colores básicos, el rosado y el amarillo, pero no solo varia de color sino que recorriendo su concha a lo largo de la espiral posee unas líneas oscuras casi negras, hasta cinco en algunos, en otros cuatro, tres, dos, una o ninguna. Esta variedad de diseños les favorece como especie para esconderse en biotopos diferentes, así los de fondo rosa se ocultan mejor en la hojarasca del suelo y los amarillos entre la vegetación; esto que como especie les resulta ventajoso, a nivel individual no les favorece si se mueven en un fondo que no es el adecuado, así un caracol rosa será más visible entre las plantas verdes y uno amarillo sobre la hojarasca seca. 
Esto lo podemos verificar observando a uno de sus depredadores que además caza con la vista, nos referimos al zorzal. Como es difícil observar a esta ave en plena acción, nos podemos valer de una costumbre suya para averiguar la eficacia de cada diseño en un lugar dado. El zorzal come caracoles, pero su pico largo y relativamente estrecho no tiene fuerza para romper la concha, por lo que los transporta en su pico hasta una piedra que haga de yunque, y contra la cual los golpea hasta que rompe la concha, como estas aves tiene preferencia por determinadas piedras en ellas hallaremos restos de conchas de varios ejemplares donde podremos contemplar que diseños ha capturado con mayor frecuencia.
Diferentes diseños en la población de una misma localidad
Para los que tengan más paciencia y espíritu de coleccionista pueden numerar las líneas de la concha, y ver que combinaciones son más frecuentes, algunas son inexistentes, y cuales son más eficientes en un medio determinado.

viernes, 5 de diciembre de 2014

EL CAZADOR CAZADO


Vales labradas para el cultivo de cereal ganadas a la estepa, Alfajarin, Monegros

A veces las cosas no son como las vemos o simplemente puede que sean de otra manera. En la naturaleza nos consideramos “la especie elegida”, la que la que hace y deshace, nada se nos puede resistir ni a nosotros ni a nuestra tecnología, podemos usar a nuestra conveniencia al resto de seres vivos, ¿pero, seguro que esto es así?.
         La realidad, tan sencilla y cotidiana, puede ser distinta de lo que nosotros creemos y como tantas cosas esta versión diferente nos puede pasar desapercibida. Las plantas sin moverse han sido capaces de colonizar prácticamente toda la tierra, y han usado al viento o a los animales para su polinización y para la dispersión de sus semillas. Pero algunas han llegado más lejos, y usan a “la especie elegida” para extenderse sobre el planeta y dominar a muchas otras especies de plantas y de animales. Esto que parece un argumento de una película entre terror y ciencia ficción, pero es lo que han conseguido nuestras plantas domésticas.
        
Margüeño formado con las piedras obtenidas al  despedregar un campo en Can de Used, Huesca
       Pensemos, el hombre usa para la alimentación o la industria un reducido número de especies, muy pocas en comparación con la diversidad del planeta. Las plantas que han entrado en la categoría de domésticas, han extendido su distribución desde su lugar de origen donde fueron cultivadas por primera vez y ahora las encontramos por todo el mundo. Pero no solo se han conformado por estar en todos los continentes, sino que además llegan a ser las especies más abundantes, dominando e incluso exterminando a las plantas silvestres locales, o cultivos locales menos productivos.
Tomemos el ejemplo del trigo, a partir de una variación evolutiva, como es que sus granos al madurar no caían todos al suelo como en las demás gramíneas, permitían ser cosechados por el hombre. Al ser una planta útil el hombre taló y roturó extensas zonas de bosque o pradera para su cultivo, lo llevo consigo en sus viajes extendiendo su presencia a todos los continentes, desde el Circulo Polar al Ecuador. No solamente ha extendido su distribución sino que además lo cuida y se preocupa por él, creando campos apropiados al eliminar la vegetación natural, retirando las piedras, proporcionando nutrientes, y aún hoy continua eliminando a las plantas competidoras con herbicidas y a sus depredadores como insectos y vertebrados fitófagos con los insecticidas y la caza, e incluso tratando sus enfermedades, todo a cambio de una parte de la semillas que produce la planta y que el hombre usa para su alimentación. Actualmente el trigo ocupa unos 230 millones de hectáreas, es el cultivo más extendido y seguramente supere al resto de plantas de semillas tanto silvestres como cultivadas, solo en Europa hay unas 200 variedades para hacer pan. Desde este punto de vista podríamos ver que nosotros los humanos trabajamos para él.
Ladera abancalada para ganar campos de cultivo ala montaña
Una manera menos drástica de contemplar la situación es pensar que la colaboración entre estas dos especies, los humanos y el trigo ha posibilitado su mutuo desarrollo, a costa de especies competidoras especialmente las silvestres que son las perdedoras. Pero esta asociación tiene su punto flaco precisamente en su intensidad, cuanto más depende una de la otra mayor es el peligro de que la caída de una conlleve la caída de la otra, son los problemas de la especialización. Por eso lo ideal es tener un sistema diverso y flexible de dependencias, de manera que se mantengan especies que aunque no sean tan productivas sean más resistentes a las enfermedades, o a los efectos de un clima cada vez más irregular e incierto. Sino el cazador resultara ser el cazado.