sábado, 13 de septiembre de 2014

MAÑANA: SOL Y BUEN TIEMPO


Los años secos los narcisos como otras plantas con bulbo no florecen, y los años muy secos ni desarrollan hojas
El hombre del tiempo repetía insistentemente día tras día: “mañana: sol y buen tiempo”; sería buen tiempo para el turismo de sol y playa, pero no para la naturaleza que atravesaba una larga sequía. Afortunadamente los seres vivos, en especial las plantas que habitan en zonas de clima mediterráneo, están adaptadas a estas periódicas sequías veraniegas que, además, pueden ir acompañadas de olas de calor. Esta coincidencia de escasez de agua cuando las plantas más la necesitan y las máximas temperaturas del año es lo que hace que la flora mediterránea sea tan diferente y mucho más diversa de su vecina, la flora de  Centroeuropa. De hecho, el Mediterráneo es uno de los “puntos calientes” de la biodiversidad del planeta. Cuando se intensifica la sequía se empiezan a ver la bajas entre las plantas peor situadas en el territorio, o las menos preparadas para afrontar el momento más duro del año.
Pero veamos cómo hacen las que sobreviven año tras año:
Pradera de efímeras en un saladar de Monegros
       Hay plantas que en lugar de desarrollar mecanismos de defensa lo que hacen es evitar la sequía, se desarrollan cuando hay humedad en el suelo y se sincronizan para pasar la sequía estival reducidas a tallos subterráneos, tubérculos o bulbos, en espera de la siguiente época de lluvias. Otras van más allá y su ciclo es anual, pasando el verano en formas de resistencia como las semillas, estás podrán aguantar el letargo muchos años, hasta 2000 en la palmera datilera; en determinados casos la estrategia es vivir deprisa, la estación favorable es corta y hay que germinar, desarrollarse, florecer, fructificar hasta tener semillas maduras para las siguiente generaciones, esto solo se puede lograr con un tamaño mínimo, así las efímeras consiguen completar el ciclo vital en el mínimo tiempo.
         Hay algunas especies de plantas que son capaces de desecarse casi al completo y después con las lluvias revivir, normalmente son líquenes, musgos, algún helecho, como la doradilla, y unas, muy, muy escasas, plantas con flor como la oreja de oso.
Doradilla desecada y revivida después de una tormenta
Las plantas pueden reducir su temperatura transpirando agua a través de los estomas de sus hojas, la evaporación enfría la superficie de la misma forma que nosotros refrescamos nuestra piel al sudar, pero si el agua escasea han de buscar otras soluciones. Para solucionar el problema de las sequías estivales y las altas temperaturas han desarrollado varias estrategias, además la misma estrategia puede ser utilizada por varias especies de plantas diferentes, lo que nos da una idea de la validez de la misma, y cada especie puede usar varias estrategias de una forma permanente u ocasional.
         La primera es aprovechar bien el agua del suelo, para ello las raíces alcanzan grandes dimensiones, bien sean raíces superficiales para absorber el agua de lluvia que se infiltra poco o potentes raíces pivotantes que se hunden en el suelo hasta encontrar venas de agua, acuíferos. Muchas veces las raíces están más desarrolladas que la parte aérea de la planta, como ejemplo podemos ver que en una retama de 3 metros de altura sus raíces pueden llegar a los 24 metros de longitud. Otras plantas en cambio sorprenden por lo escaso de sus raíces en comparación a sus vecinas, su secreto es que sus hojas están diseñadas para interceptar las gotas de lluvia antes de que lleguen al suelo y conducirlas por sus ramas y tronco hasta sus raíces, como hace el romero.

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