martes, 22 de noviembre de 2022

DE BOSQUES Y SELVAS DEL PIRINEO (y I)

En el Pirineo, la orientación  de la cordillera de oeste a este, va a determinar una diferencia de temperaturas, en especial en invierno, entre la solana y la umbría.

Los bosques los asociamos siempre con el misterio, con el miedo a perdernos pues la vegetación no nos deja ver el horizonte, con lo marginal pues se hallan lejos de las poblaciones, y en él hacemos habitar a los seres de nuestra imaginación. Pero poco a poco vamos comprendiendo como funciona este superorganismo donde todo esta relacionado y que es mucho más que a suma de sus partes. Pero para entenderlo tenemos que empezar por el principio.

 

         Para entender la vegetación y en nuestro caso el arbolado de los Pirineos, tenemos primero que considerar la posición y ubicación de la cordillera, y lo vamos a hacer pensando en su extensión geográfica, pues si consideramos la geológica nos saldríamos del ámbito esperado.

         Situada sobre el istmo que separa la Península Ibérica de Europa es evidentemente una zona de paso para la dispersión de organismos terrestres, y hasta cierto punto y por simplificar, frontera entre lo mediterráneo, al sur, y lo atlántico, al norte, es decir entre organismos adaptados a veranos secos o no; reconozco que es un versión muy simplificada, pero nos ayudara a entender la complejidad posterior. Aunque el desarrollo transversal de esta cordillera, de oeste a este, con inexistencia de valles que la atraviesen completamente de norte a sur (salvo las zonas costeras), hace que tenga más un papel de barrera que de zona de paso. 

         Esta característica, su disposición transversal a modo de barrera, tomó gran relevancia durante las glaciaciones, pues los organismos se encontraban siempre un muro, la propia cordillera, que dificultaba o imposibilitaba las migraciones tanto hacia el sur como hacia el norte. Esto, y centrándonos ya en los árboles, redujo el numero de especies que pudieron dar el salto y cruzarla; de hecho podemos comparar el número de especies de esta cordillera con la de los Apalaches en Norte América que dispuesta de norte a sur, dispone de un número mucho más  elevado, por ejemplo de caducifolios, pues durante las glaciaciones las migraciones se veían favorecidas por la disposición de valles y crestas que en términos generales, no se oponían sus desplazamientos.

 

Las pendientes pronunciadas más proclives a sufrir erosión, la escasez o ausencia de suelo, o la excesiva permeabilidad como en las zonas de roca caliza, imposibilitan que exista agua a disposición de las raíces de las plantas y por ello el desarrollo de la vegetación, en especial de bosques.  

         Suelo

         El Pirineo es una cordillera reciente, con relieves muy marcados, y  pendientes y paredes muy desarrolladas, y estos no son lugares muy favorables para los bosques, no tanto por una cuestión de ph del suelo sino de la permeabilidad. A las plantas no les resulta tan importante el agua de las precipitaciones como la cantidad de agua que queda disponible en el suelo. En suelos en pendiente, esqueléticos, poco desarrollados o muy permeables, como la roca caliza, el agua no permanece, por lo que a las plantas les resulta como si hubiera menos precipitaciones, bastante menos.

 

La orientación de la cordillera también influye en las precipitaciones, la ladera de barloventeo recibe los frentes de nubes donde precipitan el agua que llevan. La ladera de sotavento, no solo es más soleada y recibe menos precipitaciones, sino que ademas es recorrida por vientos secos como consecuencia del efecto Foehn, o sombra pluviométrica.

         Clima 

         Una de la características de las montañas es que modifican el clima general de la zona. Al ascender en altitud disminuyen las temperaturas, las laderas orientadas hacia los frentes de nubes son más húmedas, y en nuestra latitud las orientadas al sur, solanas, son más  cálidas, en especial en invierno, que las orientadas al norte, umbría. En las laderas de solana al ser más cálidas en ellas la evaporación es mayor por lo que tienden a ser más secas. Luego están los vientos, que si no vienen cargados de nubes, tienden  aumentar la evaporación con lo cual hacen aumentar la sequedad, este efecto se nota muy bien en las crestas, donde los árboles son sustituidos por matorrales como el erizón. 

         Al final la vegetación será fiel reflejo de estas modificaciones del clima, (y de otras muchas más cosas como veremos). Si combinamos, y tal y como ocurre en muchas zonas, que la ladera de umbría (recordemos más fresca y con menor evaporación) es donde llegan los principales frentes de nubes y por lo tanto de precipitaciones, tendremos un gran contraste de clima y por lo tanto de vegetación, de atlántica a mediterránea solo con cruzar de norte a sur el collado, o la cresta.  (continúa) 

Texto y fotografias: Miguel Ortega.

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