Vales labradas para el cultivo de cereal ganadas a la estepa, Alfajarin, Monegros |
A veces
las cosas no son como las vemos o simplemente puede que sean de otra manera. En
la naturaleza nos consideramos “la especie elegida”, la que la que hace y
deshace, nada se nos puede resistir ni a nosotros ni a nuestra tecnología,
podemos usar a nuestra conveniencia al resto de seres vivos, ¿pero, seguro que
esto es así?.
La realidad, tan sencilla y cotidiana,
puede ser distinta de lo que nosotros creemos y como tantas cosas esta versión
diferente nos puede pasar desapercibida. Las plantas sin moverse han sido
capaces de colonizar prácticamente toda la tierra, y han usado al viento o a
los animales para su polinización y para la dispersión de sus semillas. Pero
algunas han llegado más lejos, y usan a “la especie elegida” para extenderse
sobre el planeta y dominar a muchas otras especies de plantas y de animales.
Esto que parece un argumento de una película entre terror y ciencia ficción,
pero es lo que han conseguido nuestras plantas domésticas.
Margüeño formado con las piedras obtenidas al despedregar un campo en Can de Used, Huesca |
Tomemos
el ejemplo del trigo, a partir de una variación evolutiva, como es que sus
granos al madurar no caían todos al suelo como en las demás gramíneas,
permitían ser cosechados por el hombre. Al ser una planta útil el hombre taló y
roturó extensas zonas de bosque o pradera para su cultivo, lo llevo consigo en
sus viajes extendiendo su presencia a todos los continentes, desde el Circulo
Polar al Ecuador. No solamente ha extendido su distribución sino que además lo
cuida y se preocupa por él, creando campos apropiados al eliminar la vegetación natural, retirando las piedras, proporcionando nutrientes, y aún hoy continua eliminando a las plantas
competidoras con herbicidas y a sus depredadores como insectos y vertebrados
fitófagos con los insecticidas y la caza, e incluso tratando sus enfermedades,
todo a cambio de una parte de la semillas que produce la planta y que el hombre
usa para su alimentación. Actualmente el trigo ocupa unos 230 millones de
hectáreas, es el cultivo más extendido y seguramente supere al resto de plantas
de semillas tanto silvestres como cultivadas, solo en Europa hay unas 200
variedades para hacer pan. Desde este punto de vista podríamos ver que nosotros
los humanos trabajamos para él.
Ladera abancalada para ganar campos de cultivo ala montaña |
Una
manera menos drástica de contemplar la situación es pensar que la colaboración
entre estas dos especies, los humanos y el trigo ha posibilitado su mutuo
desarrollo, a costa de especies competidoras especialmente las silvestres que
son las perdedoras. Pero esta asociación tiene su punto flaco precisamente en
su intensidad, cuanto más depende una de la otra mayor es el peligro de que la
caída de una conlleve la caída de la otra, son los problemas de la
especialización. Por eso lo ideal es tener un sistema diverso y flexible de
dependencias, de manera que se mantengan especies que aunque no sean tan
productivas sean más resistentes a las enfermedades, o a los efectos de un
clima cada vez más irregular e incierto. Sino el cazador resultara ser el
cazado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario