A la izquierda solana cubierta de roble quejigo, a la derecha umbría con pinar de pino silvestre, Belsué |
Los humanos tenemos la idea de que las
fronteras son una línea nítida que separa no ya dos partes diferentes sino dos
partes opuestas, y entre ellas no cabe lugar a la influencia de una en la otra.
Es una ayuda a la tranquilidad de nuestro ego saber que en otro lado está lo
malo, lo negativo, pues nosotros por definición somos lo contrario, lo bueno.
En la naturaleza la frontera surge cuando
hay un cambio, tanto de medio como de las condiciones ambientales, y esto
origina formas diferentes de vida. Y esta frontera no es nítida, sino que es un
espacio difuso donde, al acercarnos, vamos encontrando elementos de la otra
parte, conviviendo en perfecta armonía sin estridencias, salvo nuestro asombro
cuando vemos juntas especies que creíamos de ambientes muy diferentes; poco a
poco las especies de nuestro lado van desapareciendo, se van rarificando, hasta
que ya no encontramos ninguna. Entonces sabemos que ya hemos cruzado la
frontera, aunque no sabemos donde estaba, solo sabemos que, a diferencia de las
fronteras teóricas, nítidas y por lo tanto pobres en diversidad esta es real,
difusa y muy rica en diversidad.
Carrascal (con hoja) con hayas y quejigo (sin hojas), Sº Balcez |
Fronteras difusas las tenemos a muchos
niveles:
Entre el medio aéreo y el terrestre, al respirar el aire
penetra en el interior de nuestros cuerpos, y también en el suelo pues las
raíces de las plantas han de estar aireadas, y nuestros cuerpos y las plantas
se desarrollan y desenvuelven dentro del aire.
Entre el medio acuático y el terrestre ocurre algo parecido,
hay organismos acuáticos que soportan cierta desecación y organismos terrestres
que, al contrario, soportan cierta inmersión, pensemos en la mareas con ritmos
diarios, o subidas y bajadas del nivel del los ríos y lagos con ritmos
estacionales. Incluso hay animales que una parte de su vida la pasan en el
agua, normalmente la etapas iniciales, y después viven en la tierra, pensemos
en los anfibios o en muchos insectos, con larvas acuáticas mientras que sus imagos (adultos) son voladores.
Las fronteras en la naturaleza son tan difusas
que solo las podemos ver si nos esforzamos en ello y, de hecho, las solemos
definir más como un cambio gradual que como un límite, de hecho los ecólogos la
denominan ecotono, y la vienen a
definir como la transición natural entre dos ecosistemas, en la cual hay
especias de ambos ecosistemas y por lo tanto son zonas de mayor riqueza e
interés biológico.
EJEMPLO: Tomemos una extensión de matorral
mediterráneo en un terreno ondulado, como el que hay a los pies del Salto de
Roldán, en principio son todo arbustos que forman parte de etapas de sucesión
del bosque después de un uso excesivo en ganadería o agricultura por parte del
hombre y con la utilización del fuego. Hay muchas características comunes entre
estas plantas, adaptaciones a la sequedad con hojas pequeñas y duras, defensa
de los herbívoros con espinas, rebrote de los tallos y/o germinación de
semillas después del fuego, etcétera; además de su aspecto parecido las
percibimos mezcladas sin ningún tipo de orden. Pero cuando pasamos suficiente
tiempo en estas formaciones vegetales de matorral secundario, mirando,
observando, o simplemente paseando con los sentidos en alerta, vemos como en
las partes más calidas de las solanas aparecen las especies que soportan peor
el frío (coscoja, lentisco, olivarete), en los fondos de valle donde se produce
la inversión térmica y en las zonas altas donde son frecuentes las heladas por
altitud encontramos especies más resistentes tanto al frío como a la sequedad
(boj, chinebro). Ya en las zonas menos soleadas, y aunque llueva prácticamente
lo mismo, aparecen especies que toleran mal las sequías veraniegas y se mantienen
aquí gracias a suelos mas húmedos por la menor incidencia de los rayos solares
(durillo, madroño), y en estas zonas de umbría en las parcelas rocosas o de
suelo más escaso que retiene mas la humedad vuelve a parecer las plantas
tolerantes al sequía, mientras en suelo no mejore. De pronto el caos de después
del desastre empieza a estar organizado, bueno ya lo estaba, solo faltaba que
nos diéramos cuenta de ello.
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