miércoles, 23 de octubre de 2013

NO HAY NADA COMO UN DÍA DE LLUVIA


No hay nada como un día de lluvia, para quedarse en casa o para salir a dar un paseo por el campo. 
Esta evidente contradicción y tiene una explicación sencilla: 
La primera es la de la comodidad: calentito, tranquilito, hummm… el elogio a la pereza, además tiene una explicación científica. El ser humano es diurno, la luz intensa estimula la parte del cerebro que regula los ritmos corporales y eleva nuestro estado de ánimo, nos hace estar activos y despiertos. Al atardecer o cuando hay poca luz perdemos estipulación y nos preparamos para el descanso y el sueño, y si dura mucho la falta de luz nos ponemos “depres”.
 La segunda es la curiosidad, (que sonido produce un árbol que cae en mitad de un bosque desierto), que ocurre cuando no hay nadie para ver que pasa porque todos nos quedamos en casa?. Nos ponemos nuestra vestimenta de alta tecnología: botas de goma y paraguas, y salimos; no hay que irse lejos, tan solo con que paseemos por los caminos cercanos. Y vemos varias cosas:
-Cuando llueve con fuerza todos los animales buscan refugio, las plantas se doblan por la fuerza del agua y nosotros nos apretamos al paraguas. Donde hay pendiente y poca vegetación la lluvia rápidamente escurre en regatos de agua terrosa que se van uniendo en barranqueras cada vez más salvajes. Al poco de cesar de llover disminuye el caudal rápidamente, pero no sus efectos, algunos pies de plantas arrancados y surcos en la tierra desnuda, el espectáculo solo ha durando unos pocos minutos pero hay que verlo para creerlo.
-No vemos nada más allá de unos pocos metros, ahora estamos dentro de la nube que poco a poco se desplaza y se levanta. De esta manera nos va insinuando veladamente el relieve que nos rodea, árboles aislados o rocas que nos habrían pasado desapercibidas con sol ahora cobran importancia.  

Nubes despejándose en el valle del río  Flumen

Dicen que las acuarelas japonesas se basan en esta experiencia, no es tanto lo que vemos como lo que imaginamos que vemos, que es lo que nos gustaría ver ¿sencillo no?.
-Los animales empiezan salir un rato después de la lluvia, ni a los caracoles ni a los sapos les gusta la gotas de agua sobre el cuerpo, bueno a nosotros no nos gustaría que nos tiraran cubos de agua, la escala seria parecida, consecuencia el próximo día saldré cuando deje de llover.


El campo parece diferente, los colores están más saturados, más intensos como con una capa de barniz, la luz suave y uniforme con crea contrastes sol-sombra, el olor a tierra mojada, a ozono. Sobre el suelo de arcilla desnuda aparecen unas inquietantes masas gelatinosas, son unas colonias de algas muy primitivas llamadas verde-azuladas o cianocífeas, cuando no tienen humedad parecen unas costras resecas, así esperan indolentemente aletargadas la lluvia o a los periodos de niebla, cuando se hidratan toman un aspecto cartilaginoso y de un color verduzco, es el nostoc.

Nostoc hidratado después de la lluvia

Pero no está solo, sobre las ramas de algunos enebros hay otros seres cartilaginosos, esta vez de color naranja, medio traslucidos y con aspecto de gominolas a medio comer, marco el lugar con un montón de piedrecitas, días después vuelvo a visitar el enebro y solo queda una fina película  que cubre la rama, nada que ver con el día de lluvia.

El hongo Exidia saccharina sobre una rama de enebro
Algún sapo junto al camino, me mira con cara de extrañeza ¿y tú que haces aquí? debe preguntarse, lo dejo con sus pensamientos y continuo con mi paseo. Es curioso pero los caracoles parece que abundan en los lugares más secos y ahora han decidido todos salir a la vez, en especial los que no se comen y siempre pasan desapercibidos. De hecho muchos se que existen por encontrar sus conchas vacías, ahora los puedo ver en acción, con su concha cónica Zebrina detritaveo que no se alimenta de plantas como creía sino de los desechos de estas.
Vuelve a llover y ahora con intensidad, es el momento de volver y hacer el elogio de la pereza dándole vueltas a las cosas que acabo de ver. No hay como un día de lluvia.

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