Los días se han ido
acortando paulatinamente, y a cambio la noche es cada vez más larga, el sol ya
no esta tan alto en el cielo, por lo que poco a poco hemos dejado de pasar
calor para empezar a sentir los primeros fríos. A la vez la lluvia se presenta
con mayor frecuencia, es el otoño. Aunque hay una característica con la que
inevitablemente asociamos esta estación y es el cambio de hoja, cuando los
árboles y arbustos de hoja caduca antes de desprenderse de ella nos regalan con
una explosión de color.
Paleta cromática otoñal, hayedo-abetal de Oza |
Las plantas tiene
varias formas de afrontar el frío, algunas lo evitan con un ciclo anual, de
manera que en esta época se encuentran en forma de semilla o como tubérculos,
rizomas y bulbos bajo en suelo, otras plantas no tiene más remedio que
afrontarlo cara a cara dotando a sus partes más sensibles, las hojas, de
costosos medios para afrontar el frío. Pero las especies que viven en lugares
suficientemente húmedos y han podido pasar el verano activas e incluso
creciendo, (a diferencia de las que crecen en lugares típicamente mediterráneos
donde la sequía estival impone una pausa obligada), optan por una solución un
tanto intermedia.
Amarillo azirón, arce campestre |
Como son especies
de gran porte, sus troncos, ramas y tallos tendrán que soportar el frío, pero
sus delicadas hojas simplemente no estarán cuando llegue este, pues se habrán
desprendido de ellas, por eso se dice que son especies de hoja caduca. Las
especies caducifolias producen unas hojas sencillas y eficaces, pero no están
preparadas ni para la sequedad ni para el frío, por lo que son menos costosas
de producir, por lo que no supone una gran pérdida el deshacerse de ellas. Pero
antes procuran reaprovechar todos los elementos que tengan valor, la clorofila
se degrada y se reabsorbe, al desaparecer esta se hacen visibles otros
pigmentos que estaban ocultos por el verde, son los carotenoides que dan a la
hoja (y a los frutos) los colores amarillo y naranja, en algunas especies la
transición es rápida, pasan del verde al amarillo-anaranjado-marrón casi sin
darnos cuenta. En otras especies e incluso individuos, el cambio de coloración
es algo muy personal, producen un pigmento, la antocianina, que les da un
característico y llamativo color rojo, como en algunos arces, serbales de
cazadores y arándanos. El significado de este pigmento no esta claro para los
científicos, pues parece contraproducente invertir energías en sintetizar un
producto cuando a esa hoja le queda poco tiempo de vida. Por eso se cree que el
pigmento rojo protege a la hoja de los rayos UV, ante la carencia de clorofila
que era quien la protegía antes, y así permite retirar todos los elementos de
la hoja de forma conveniente.
Rojo arándano a la antocianina |
Una vez acabada la
fase del aprovechamiento, la planta prepara la hoja para su caída, por lo que
sella la zona por donde se separada de la rama para evitar la pérdida de
humedad. Así las gotas de lluvia o el viento, tendrán la fuerza suficiente para
desprender la hoja y que esta caiga al suelo.
Puede parecer que
las hojas de los caducifolios son productos de “usar y tirar” pero un vez que
la planta no puede aprovecharlas más, en el suelo un ejército de
microorganismos, hongos e invertebrados se encargaran de reciclar los
materiales que quedan prácticamente solo celulosa, liberar los nutrientes que
contiene y que las plantas puedan volver a usarlos.
Vaya descubrimiento!
ResponderEliminarMuy interesante todo lo que escribes... Me gustó mucho tu libro y me gusta este blog. Muy didáctico. Voy a cotillear por las entradas antiguas y estaré atento a partir de ahora.
Un cordial saludo,
Por cierto, que me refiero al libro de "La Senda del Boj". He descubierto que también tenía otro tuyo más antiguo, "Chistau en la memoria". Pero este de "La Senda.." es realmente bueno...
ResponderEliminarSiempre es un placer instructivo ver tus fotos y leer tus escritos.
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