"Orilla norte del mar de nubes", sobre el valle del Ebro |
El anticiclón en verano significa sequía en las zonas
mediterráneas, pues desvía los frentes de nubes originados en el Atlántico. En
otoño-invierno la estabilidad atmosférica que produce origina días despejados,
luminosos, sin viento y hace que las capas de aire se estratifiquen según sus
temperaturas. El aire frío es más denso y por lo tanto más pesado, por lo que
“cae” desde las capas altas y se acumula en fondos de valle y hondonadas, y así
durante el día, incluso con el sol luciendo, las temperaturas en estos lugares
son inferiores en varios grados a las de las laderas soleadas, además el cielo
sin nubes permite que la tierra se enfrié rápidamente por la noche por lo que
las temperaturas se igualan; pero al día siguiente el fondo de valle continuará
frío, incluso a pesar de los rayos de
sol. A esta situación anómala se la denomina inversión térmica, pues en contra de lo habitual hace más frío
cuanta menor es la altitud.
Niebla en el valle del Flumen |
Como consecuencia de estas temperaturas más bajas el
aire pierde capacidad para retener el vapor de agua que contiene por lo que
este se condensa con mayor facilidad formando nieblas especialmente en las
zonas más húmedas, como cerca de los cursos fluviales, incluso grandes valles
como el del Ebro están inmersos en la niebla, formando lo que los habitantes y
visitantes de las zonas en ladera cercanas por encima de la inversión térmica y
las nieblas denominan “mar de nubes”.
Lentisco, Pistacia lentiscus, planta termófila |
Las plantas son un reflejo de estas condiciones y así
las más frioleras (termófilas) evitan tanto los fondos de valle como las zonas
altas, situándose ahí donde las heladas son menores y menos intensas, entre los
600 y los 800 metros para la solana de la sierra de Guara, y dependiendo de lo
protegido del lugar frente a vientos fríos. Así encontramos plantas propias del
las zonas costeras como el lentisco, el cornicabra, el olivarete y una
enredadera con hojas en forma de corazón, la zarzaparrilla. Son los restos de
los antiguas selvas subtropicales de plantas con hojas como las del laurel
(laurisilvas), que poblaban esta zona allá por el Terciario, con el
enfriamiento del clima se acantonaron en las zonas más resguardadas.
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