martes, 11 de noviembre de 2014

ESTA DICIENDO CÓMEME

Fruto abierto mostrando las semillas de Iris fétido

Tal vez el método más equitativo para que nosotros los animales, (puede que algún lector se sienta incomodo, que no molesto, por recordar que somos animales en el sentido amplio del término, y no como calificación, y que a pesar de toda nuestra tecnología aún participamos en los procesos naturales), dispersemos las semillas de las plantas es que se nos pague por ello. Pero a pesar de hacerlo no nos solemos dar cuenta de la acción, tal vez ahí reside la magia de la cuestión.
Para dispersar sus semillas, las plantas deben llamar nuestra atención, con algo que sea de nuestro interés y en un lenguaje que entendamos. Las plantas nos ofrecen como pago un alimento rico en azucares, vitaminas y agua, y además hacen publicidad de él con el color y con su aroma, así también nos indican su estado de madurez, pues a la planta no le interesa que lo consumamos antes de que las semillas estén preparadas. Evidentemente nos estamos refiriendo a la fruta, cuando no esta madura es de color verde y así colabora con la fotosíntesis de la planta, además le falta sabor y puede ser jasca, áspera, por ser rica en taninos que la hace poco palatable, la semilla aún no esta preparada ¿pero para qué?.
Fruto del arañón o pacharán
La estrategia es bien atrevida, dentro del fruto que nos tienta están las semillas, pepitas o pipos, como las queramos denominar. Al comernos el fruto deberíamos comernos también las semillas, están deben evitar ser masticadas o dañadas por los jugos digestivos para lo que son duras y poseen pieles resistentes a los ácidos, (cutículas protectoras), y al final de la digestión salir al exterior con los excrementos. De esta forma la planta consigue varias cosas, hemos dispersados sus semillas pues es de suponer que en el tiempo de la digestión nos hemos desplazado alejándonos de la planta madre, además al pasar por nuestro sistema digestivo hemos eliminado muchos parásitos de la planta que se encontraban en el fruto, y para colmo depositamos las semillas con abono, nuestros propios excrementos. Esta relación es tan fuerte, que se dice de muchas semillas que no germinan si no han pasado por un proceso digestivo, ya que sus cutículas impiden la germinación.
La mecánica es siempre la misma, y al igual que con el polen, la planta prefiere elegir al transportista. En nuestras latitudes los transportistas preferidos son las aves, pues tiene una serie de ventajas, la primera es su movilidad. El volar les confiere una capacidad para abarcar un amplio territorio que no poseen los mamíferos por ejemplo, además pueden llegar a cualquier lugar del arbusto o incluso del árbol mientras que los animales terrestres o trepan o esperan a que caigan los frutos al suelo. Otra ventaja notable es su sistema digestivo, pues no mastican y su digestión es poco efectiva con lo que se reduce el riesgo de estropear las semillas.
Semillas de muérdago depositadas (y pegadas) sobre una rama de pino
Las plantas por supuesto adaptan sus frutos a las necesidades de las aves, lo primero la publicidad, los colores, el espectro visible de las aves es similar al nuestro y el rojo que si ven, a diferencia de la mayoría insectos como las abejas, es el color más visible por eso aunque hay frutos silvestres negros como los del aligustre, azules como los pacharanes o blancos como los del muérdago, dominan los de color rojo y hay muy pocos amarillos o naranjas que son colores asociados a que el fruto aún no esta bien maduro. Como la mayoría de las aves frugívoras son pájaros, el tamaño de los frutos no puede ser muy grande, para que se lo traguen y no lo despedacen antes de comerlo. Y la relación con los pájaros es fuerte, de los tejados donde descansan los tordos o en sus dormideros los excrementos caen con las semillas y bajo ellos gemirán en abundancia. Otras aves como lo zorzales se decantan por los frutos del muérdago, que son muy pegajosos, de hecho es uno de los componentes de la liga o besque con la que se cazaban pajarillos al pegarse a las ramillas impregnadas en este producto, bueno pues los excrementos son tan pegajosos que el ave ha de frotar su cloaca contra la rama de un árbol para poder librarse de ellos, esto es lo que busca el muérdago, así queda depositada sobre la corteza en la cual germinar e hincar sus raíces. De hecho la alimentación frugívora de estas aves se comprueba al ver sus picos poco especializados, que son como unas pinzas para coger frutos, sobre todo en comparación con especies granívoras como el gorrión con sus fuertes pico trituradores.

2 comentarios:

  1. Como siempre, muy interesante! Por cierto, un placer compartir excursión, aunque como siempre, voy con prisa. No te vi al marchar, así que ni pude despedirme ni disfrutar de tus explicaciones en Sabayés. Ya lo siento. Un cordial saludo y hasta la próxima!

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    1. Nos veremos pronto, para el curso que viene comienzo con Peña Guara una actividad: Paseos por la Naturaleza, adivina de que va.

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