Aspecto ondulado de un lóbulo de deslizamiento en los pastos de Portalet, la existencia de arboles que anclarían en profundidad el sustrato habría, cuando menos, dificultado su inicio |
Pero la desforestación no paso sin más en
este territorio, la zona creada de pastos esta asentada sobre sedimentos
inestables y depositados muchas veces sobre pizarras, la pendiente unida a los
materiales lubricados por las abundantes lluvias y sin la sujeción en
profundidad de las raíces de los árboles del desaparecido bosque hace que el
suelo se deslice, y como tal queda visible en las laderas con descarnes en el
arranque y lóbulos en el frente que se desplaza lentamente, que aparecen como
ondulamientos en gran parte de los pastos, este fenómeno está registrado en los
mapas de geomorfología en los que prácticamente toda la cabecera del valle son
deslizamientos, y comprobado en los “problemas técnicos” de la ampliación de
las pistas de esquí hace unos pocos años.
El
caso es que hace unos tiempo había dos Faballones (hayas), en ambos el paso del
tiempo y del viento que entra por el puerto del Portalet dejo su huella:
troncos con crecimiento en espiral, ramas inclinadas a sotavento y con las ramillas
creciendo solo desde esa posición. Uno de ellos cayó hace unos pocos años pero
pude visitarla cuando aún esta en pie, de su tronco principal solo quedaba un
alto tocón ya podrido donde había arraigado un serval. Dos de su ramas bajas
intentaban formar la copa aunque solo quedo en eso, un intento, la rama m ás fuerte mostraba crecimiento en espiral y su perímetro de dos
metros habría sido la envidia de muchos árboles.
El
tronco hueco frente al viento no es un problema, mientras que el espesor de
madera que resiste a la pudrición no sea demasiado fino (algunos hablan de un
30%), pues tiene la misma resistencia, o incluso más que un tronco macizo al
tener menos peso, ya que todas las
tensiones mecánicas se concentran en la parte más externa del tronco, la parte
interna “no trabaja”(es el mismo principio que aplican las cañas o los tubos
que forman los andamios); el problema de los árboles de troncos huecos son las
altas ramas al oponer resistencia al viento, la presión de este hace que la
propia rama actué como una palanca y acaben desgajándose de lo que queda del tronco.
Ahora
lo que encontramos de este Faballón es un imponente tocón, el serval que crecía
en su hueco está con las raíces al aire pues se quedo sin maceta, y las dos
grandes ramas yacen sobre el suelo, no se si cayeron a la vez pero su final ha
sido el mismo. Las ramas más finas ahora protegen los brinzales de hayas que
han surgido, restos de un cercado de alambre de espino parece que debió tener
la misma intención pero ahora yace también en el suelo.
Podemos
aventurar su edad si extrapolamos el perímetro de una de sus ramas secundarias,
con 111 anillos de crecimiento, con el perímetro de la rama principal mediante
una sencilla “regla de tres”, nos daría algo más de trescientos años para esta;
como siempre en este tipo de cálculos son una mera aproximación, más que un
dato un divertimento que ha de tomarse como tal. Pues lo importante no es la
edad del árbol sino la función que tenían como referente geográfico, protección
de pastores, y recuerdo de que estos pastos y estas pistas de esquí se
encuentran donde hubo un bosque; y sobre todo que nuevas hayas sustituyan a los
Faballones caídos evitando que caigan en el olvido.
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