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Cahico escamalado de Pallarón |
Una misma acción para unas
personas es signo de refinamiento y cultura y para otras una simple
demostración de barbarie. Es el caso de la poda de los árboles, para unos es una
acción gratuita sin sentido para el árbol que además facilita las infecciones
por hongos, pues el árbol se poda así mismo simplemente no alimenta las ramas
no necesarias que son aquellas que no reciben suficiente luz, la rama se seca,
pierde elasticidad y acaba rompiéndose por el viento o por el peso de la nieve,
no deja herida abierta pues hace tiempo que el árbol ya sello su inserción con
el tronco por lo que dificulta la entrada de infecciones, especialmente de
hongos. Para otros la poda ( y no vamos a entrar en la realizada con fines
estéticos) ayuda al árbol y hace aumentar su producción, facilitando que llegue
el sol a los frutos y permitiendo el manejo del árbol, como decía un agricultor
refiriéndose a los frutales “hay que quitar lo que estorba y lo que no se
alcanza, pues si no llegas (a coger el fruto) no lo quieres para nada”.
Pero no solo se podan árboles
domésticos como los frutales, algunos árboles silvestres se podan para la
obtención de forraje como fresnos, álamos, robles, etcétera, o/y para la
obtención de madera y leña, este último caso es el de los trasmochos, en zonas
como Teruel se realizaba con los chopos para a la obtención de vigas y en el
Prepirineo de Huesca se realizaba sobre robles quejigos llamados según la zona cajigos, cajicos, caixigos o cachicos y se podaban para la obtención
principalmente de leña.
Se partía de un roble ya desarrollado que
crecía silvestre, bien a partir de una bellota o dejado del resalveo de un
recepe o pullicera los vástagos que rebrotan de la raíz después
de cortar el tronco. El aspecto de partida era el de un tronco vertical y ramas
secundarias, cortándose el tronco a unos dos o tres metros del suelo para poder
acceder con relativa comodidad y que el ganado no llegara a ramonear los brotes
que saldrían después, (un caballo puede llegar a ramonear hasta los tres metros).
Se procuraba que debajo del corte quedaran una o dos ramas con hojas “para dejar
vida” y que el árbol pudiera realizar la fotosíntesis mientras se poblaba de
brotes. El corte estimularía a las yemas durmientes y con ello el desarrollo de
multitud de ramillas; de estas se seleccionarían unas pocas para fueran los
camales o ramas principales, después de esta limpia de ramillas volverían a
salir alguna pero el árbol ya se encargaría de ir seleccionado las que
necesitara, dejando de alimentar las que menos luz recibían.
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Cajico escamalado de Bagüeste |
Al cabo de varios años, cuando
ya tenían un tamaño adecuado, se cortaban los camales, se escamalaban.
Se podían cortar todos los camales o dejar una parte de ellos para “dejar vida”
y que el árbol pudiera recuperarse mejor, así podía continuar realizando la
fotosíntesis en lugar de depender de las reservas para recuperar el follaje. La
poda repetida hace que se desarrollen las cabezas, que son abultamientos de la
copa de donde se regeneran las ramas, en algunos caso los camales no se dejaban
cortados junto al tronco sino un poco más largos así el árbol tendría una copa
abierta con cabezas más separadas entre sí favoreciendo la insolación de las
nuevas ramas. El escamalado se hacía
en mengua, durante el invierno, el corte se realizaba con el hacha. Primero se
cortaba el camal y después se arreglaba para que el corte quedara algo
inclinado y así expulsar el agua de las precipitaciones y que no se infiltrara
en la madera. Después del escamalado el árbol detenía el crecimiento en anchura del
tronco, por lo que en una sección de su tronco podemos apreciar que después de
ésta los anillos de crecimiento son muy estrechos durante varios años, las
series alternas de anillos normales (anchos) y estrechos nos permite saber los
ritmos de poda que eran de periodos variables según la recuperación del árbol,
las necesidades de leña y el tiempo que dejaban el resto de la faenas para
realizarlos.
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Seccion del tronco de un cachico escamalado de 230 años mostrando las series de anillos que reflefan el ritmo de podas aque fue sometido |
Hay que tener en cuenta que en
las épocas en que se realizaban estos manejos el paisaje era diferente, ahora
encontramos a estos árboles en el interior de pinares o en robledales jóvenes,
pero cuando estas zonas estaban en su máximo de población, mientras que algunos
cachicos se escamalaban las carrascas
se talaban y los pinos se dejaban hasta que tenían el tamaño adecuado para su
uso en la construcción como vigas, por lo que no había masas forestales salvo
en lugares apartados e inaccesibles, y los matorrales no cubrían tanta
superficie como hoy día controlados por los agricultores con sus desbroces y limpias
para hacer “hormigueros” (pequeñas carboneras que realizan para obtener ceniza
con que abonar los campos) y los
pastores con el fuego y el diente del
ganado; los cachicos escamalados
se encontraban en lindes de campos, junto a los caminos y en las cercanías de
las poblaciones, así se tenía una reserva de leña, que al no cortar el árbol,
se renovaba con más facilidad.
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Proceso del escamalado |
Buenas, muy buen artículo.
ResponderEliminarEn mi tierra, en aragonés, se dice CAXICO.
Salú
En esos caxicos de Bagüeste, existe una población de Osmoderma eremita, el cetónido de mayor tamaño de la península. Sobrevive gracias al microambiente que generan estos caxicos centenarios, con sus oquedades llenas de materia orgánica, producidas por el tradicional trasmoche que bien comentas. El abandono del territorio y de las prácticas de trasmoche, provoca que el osmoderma eremita vea su hábitat cada vez mas aislado, deteriorado y abandonado a su suerte. Como éste bicho, muchos mas que dependen de la conservación, mantenimiento y creación de nuevos trasmochos, y mas si cabe si pertenecen a un espacio natural protegido, de la importancia de Guara. La mayoría de caxicos trasmochos o escamalaus están condenados a muerte. Su abandono, les hace que su crecimiento les lleve hacia el colapso por el viento, peso... y cada vez que cae uno, no nacen otros como antaño. Hagamos algo. Es la última oportunidad.
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