miércoles, 3 de febrero de 2016

MALA SOMBRA



Recepes de carrasca recuperando sus antiguos dominios
En la naturaleza, cuando dos especies de seres vivos compiten por un mismo recurso no se lo reparten sino que suele acabar prevaleciendo una  y expulsando a la otra. En los bosques una sola especie de árbol suele acabar dominando la comunidad (vegetación clímax) y relegando a otras especies a un papel secundario como acompañantes (cortejo florístico) bajo su vuelo o en los lugares menos favorables, o en la recuperación después de un acontecimiento como un incendio, etcétera (vegetación secundaria). De hecho nombramos esa comunidad por su especie dominante como: carrascal, robledal, pinar, hayedo, abetal,… y mucho más raramente por su conjunto: bosque mixto, bosque de ribera.
Puede suceder, y sucede, que una acción externa, por ejemplo la actuación humana, modifique este dominio, así los bosques clímax desaparecieron por tala y/o incendio de manera que la vegetación subordinada con mayor capacidad de recuperación o de menor valor para los humanos tomó el dominio y se enseñoreó del terreno durante un largo periodo.
Enebro (izquierda) languideciendo bajo la sombra de carrascas y bojes
En extensa zonas el carrascal se taló por su madera, sus rebrotes se usaron para leña y para hacer carbón, y su follaje como alimento del rebaño, algo parecido ocurrió con el boj que fue el combustible principal de muchos hogares durante largos periodos e incluso se recogió para venderlo a los hornos de pan y de cerámica de la ciudad de Huesca (al igual que se ocurrió con la coscoja y las aligas).
De esta manera algunos arbustos que necesitan el sol directo, pero que no son comidos por el ganado, ni usados para el carboneo y muy poco como leña, como son enebros y sabinas, experimentaron un gran crecimiento por falta de competencia a lo largo de muchos años, y pasaron de ser arbustos a arbolillos de 3 ó 4 metros de altura.
Pero desde mediados del siglo pasado, la despoblación de las zonas rurales, la reducción de la ganadería, y el uso de combustibles fósiles en lugar de madera y leña ha propiciado que carrascas y bojes se recuperen, y reclamen lo que consideran que es suyo, la luz del sol.  
1.Pasado, como consecuencia de la intensa presión sobre otros árboles y arbustos los enebros y sabinas prosperan.  2.Presente, carrarscas y bojes abandonada su explotación comienzan a recuperarse, enebros y sabinas  languidecen bajo la sombra de especies de mayor porte. 3. Futuro, la plena recuperación del carrascal elimina a enebros y sabinas del interior del bosque, desplazandolo a zonas marginales más soleadas.
Así, aunque las carrascas no han recuperado todo su porte; sí han recuperado lo suficiente para ir dejando a la sombra, con la ayuda del boj, a los arbolillos de enebros y sabinas, seguramente muchos de ellos centenarios,  que languidecen por falta de sol directo y poco a poco van perdiendo el follaje y la vitalidad hasta que mueren a la sombra.
La pregunta es qué naturaleza queremos conservar, la espontánea para cada momento, o vamos a rescatar estos “monumentos” surgidos de la influencia humana, bien de forma accidental como estos enebros y sabinas o fruto de una planificación previa como prados y árboles trasmochos.

Texto y fotografías: Miguel Ortega Martínez

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