Abetos despuntado por encima del bosque mixto |
Hay zonas en el Pirineo donde las nubes y
la escasa luz atenuada que logra atravesarlas son una constante, en estos
lugares la precipitación anual supera holgadamente los 1000 mm; como además está
repartida a lo largo de todo el año no tienen sequía estival, más aún si la
zona tiene suelos profundos que conservan la humedad. Coinciden con zonas de
umbría donde en invierno el Sol solo lame algunos resaltes dejando el resto en
una sombra de semanas o meses, por lo que la fusión de la nieve y la
evaporación del agua del rocío siempre se retrasan.
En estos lugares, húmedos y umbríos de
media montaña, el agua no es un problema para la vida y la luz es el recurso
por el que todas la plantas pelean, y en esta lucha hay un claro ganador, el abeto,
su estrategia es dominar con su altura, por eso las copas oscuras y cónicas de
los abetos se alzan sobre los restantes tipos de bosque.
Son árboles que necesitan sombra en su
primeros años, por lo que sus semillas germinan debajo de matorrales como el boj
o bajo la densa sombra de árboles como las hayas, incluso de los propios
abetos. Después crecerán, pero ahora necesitan más energía lumínica y sino no
pueden superar la bóveda de copas de los otros árboles esperaran, especialmente
si están debajo de otros abetos que son los árboles que menos luz dejan pasar. En la espera alguno morirá, pero la mayoría
continuará hasta que se abra un hueco en la bóveda del cielo y la luz penetre
hasta sus copas, entonces con mayor cantidad de energía en forma de rayos solares
experimentarán un crecimiento secundario en anchura, explosivo, pasando de anillos
de crecimiento anuales de 2 milímetros a otros de más de 1 centímetro,
proporcional al crecimiento en altura.
¿Como acaparar la mayor cantidad de luz,
que es el recurso más limitante en estos bosques?, la respuesta son troncos
rectos, esbeltos y muy altos hasta los 40 metros, más que ningún otro árbol de
la zona, para abrir sus ramas a modo de parasoles superpuestos y extender sus
acículas en planos evitando hacerse sombra una a otras. Ahora serán capaces de
soportar el sol veraniego de medio día, ya no dependen tanto de la humedad
ambiental, ahora con sus raíces ancladas en el suelo siempre húmedo del bosque
bombearan sin restricciones todo el agua que necesiten, y con su transpiración
contribuirán a crear la humedad ambiental del bosque que dominan.
Abetos jóvenes compitiendo entre si por la luz |
Si coinciden varios abetos y sus copas se
tocan crearan un techo que impedirá que la luz llegue más abajo, lo que hará
que árboles y arbustos que les protegieron en los primeros años, vayan
decayendo y muriendo, poco a poco el suelo se llenará de troncos muertos, y
entre ellos, aprovechando la tenue luz y el centelleo de los rayos de sol que
se filtran entre las copas desordenadas por el viento, aparecerán las planta
especialistas de la penumbra que no soportan el sol directo ni la sequedad
ambiental, algunas de ellas asociadas a hongos, tanto que hasta han perdido la
clorofila. Bajo las copas de los reyes de la selva, las plantas del suelo son
cortesanos que dependen de su benevolencia, de las condiciones que crean; por
eso algunas han evolucionado para no necesitar la luz y se transforman en
saprófitas.
Ver también las entradas sobre este tema: La guerra silenciosa del bosque del 26
de octubre del 2015 y La guerrilla por la
luz de 8 de diciembre del 2015.
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