Agallas en las hojas de la coscoja |
Hay plantas que tienen agallas y plantas
que poseen agallas, hay plantas con agallas que plantan cara las condiciones
vitales más difíciles, sean climáticas (frío, sequedad), del suelo (rocosos,
salinos) o de predación (con defensas químicas , defensas mecánicas para evitar a
los herbívoros), no creo de forma voluntaria pero están “diseñadas así” y es lo
que hacen. Pero hay otras plantas con agallas, aunque son más indolentes, en
lugar de enfrentarse a un problema lo aíslan y tal vez lo usen en su provecho,
en este caso tener agallas no es una expresión sino una realidad pues
desarrollan una serie de estructuras tipo tumoral como consecuencia del ataque
de un insecto o la infección de algún microorganismo, ante su presencia la
respuesta de la planta es desarrollar un tejido que lo aísle, la agalla o
cecidia. Y eso es lo que quiere el futuro huésped de la planta, al menos en el
caso de los insectos, dentro de este tumor desarrollará todo su ciclo vital,
empezará como larva recién salida del huevo que depositó la hembra y acabará
como adulto en busca de otro lugar donde reproducirse. No solo eso, con la
formación de la agalla la planta creará un nuevo hábitat, no solo ocupado por
su inquilino sino por los parásitos y depredadores de este, y cuando él
desaparece el lugar puede ser ocupado por otros organismos. No esta muy claro en qué forma le afecta a la
planta, no parece que le moleste mucho (habría que tener en cuenta la opinión
de la planta) e incluso hay investigadores que opinan que podría ser
beneficioso, en las agallas se acumulan taninos, este compuesto embastece el
alimento y además dificulta la digestión en los herbívoros por lo que las
agallas podrían ayudar a evitar a los herbívoros.
Agallas en el lentisco |
Las agallas curiosamente forman estructuras
llamativas muy diferentes de otras partes de la plantas, esferas en la
carrasca, cuernos en el cornicabra (de ahí le viene el nombre), masa de aspecto
piloso en el rosal, etc. En muchos casos vivamente coloreados de rojo que
contrasta con el verde de la hoja como en el caso de la coscoja.
Agalla esférica en la hoja del roble quejigo |
De hecho el nombre científico de la coscoja
Quercus coccifera alude en la parte
de la especie a que lleva cochinillas o quermes (fero coccum), y si este detalle ha quedado registrado en el nombre
es por el uso que se le daba a estas agallas. Las agallas de la coscoja se le
denominaba: grana de tintes, grana de quermes o coco (por la forma globosa de
la agalla) de tintes y se empleaban como colorante, y de ahí se obtenía el
color carmesí. Cuentan que en la época de dominación romana Hispania pagaba un
tributo de esta grana que servía para teñir de púrpura la toga de los miembros
del Senado. Cosas de la vida, el color de la élite de la Roma Imperial dependía
de un diminuto insecto que vivía de un sencillo arbusto.
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