Un mata de romero y dos sabinas en un pared caliza, la sabina central tiene gran parte de las ramas muertas |
Normalmente la asociación de individuos
de la misma especie, incluso las de diferentes especies que trabajan por un
bien común suele ser la solución a los problemas del medio ambiente del lugar,
esto parece lo adecuado especialmente en los entornos difíciles.
Pero hay especies vegetales que habitan
en ambientes límite por: temperatura, falta de humedad o de nutrientes (o
varias de ellas a la vez) que parece que sobreviven por lo contrario.
La sabina negra, es una especie que no ha despertado mucho
interés: no es maderable, muchas veces no abandona su aspecto de arbusto, no es
una especie dominante ni por supuesto forma masas de mención a diferencia de su
pariente la sabina albar; al menos en el Alto Aragón no se le ha dado mucho
uso: ni como carbón (hacia chispas), ni como leña, es una especie tóxica que no
se recomienda su uso en medicina popular, dicen incluso que con su polen
contamina la miel de las abejas que lo recogen, por supuesto no se la comen ni
las cabras, y aunque su madera es ideal para usarla en condiciones en las que
otras se pudrían rápidamente por la humedad, su escaso tamaño y sus troncos duros
pero retorcidos hacían que tuvieran poco uso. Consecuencia de lo cual ha pasado
olvidada en los pedregales y roquedos a donde otras plantas mejor preparadas y
los incendios las desplazaban.
El tronco muerto de color más claro domina sobre el tronco vivo con corteza y más oscuro en esta sabina de más de un metro de perímetro en la base |
Por un estudio de sus anillos de
crecimiento en unos ejemplares que crecían en paredes rocosas cerca de Marsella
sabemos que pueden superar holgadamente los 1000 años. El como son capaces de vivir
tantos años en un medio tan limitante (suelo reducido al depositado en grietas,
fuerte insolación en verano aumentado por el reflejo y el calentamiento de la
roca en la que se encuentra, escasez de humedad,..), es lo que no se sabe y tal
vez estas condiciones es lo que hagan que adopten formas tan retorcidas,
curiosas o agónicas que nos encontramos.
Pero volviendo a las estrategias de supervivencia en
ambientes límites hay un trabajo (se pude consultar en : MANDIN, J.P. , Morphologie des tres vieux genevriers
de phenicie (Juniperus phoenicea l.) en parois rocheuses (Gorges de
l’Ardeche, France).),
que nos muestra que no siempre la unión hace la fuerza sino que divide y
vencerás, o al menos sobrevivirás. En este trabajo aíslan una raíz principal de
un ejemplar joven de sabina y lo introducen en un recipiente de plástico con
colorante, al cabo de unos días lo cortan y van comprobando como se distribuye
la savia bruta a lo largo del tronco. Si lo que esperábamos era que esta se
repartiera mas o menos por toda la copa, el resultado es justo lo contrario, de
cada raíz la savia va solo a una rama principal que no es necesariamente la más
cercana, pues los vasos van por el tronco describiendo una espiral.
Varios troncos para un mismo ejemplar, y no todos con vida |
Tal vez esta explicación nos puede
ayudar a comprender las extrañas formas que adoptan algunas sabinas, al igual
que la tendencia a siendo una especie que no rebrota de raíz, a que aparezcan
pies con varios tallos más o menos todos del
mismo tamaño (si uno tiene problemas no afecta a los demás) aunque tal
vez necesitemos de algo más que el divide y sobrevivirás para entender como
pueden vivir.
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