La culpa de la confusión la tienen ellos, los hongos, llevando una vida
tan parecida a las plantas. Una vida discreta y anclada en el suelo por donde
se extienden sus “raicillas”, que no son raíces sino las hifas del micelio del
hongo, desde el que crece la seta, que no es una planta sino el cuerpo
fructífero del hongo o carpóforo, con el que se reproducen produciendo esporas,
que no son semillas aunque también son transportadas por el viento o por los
animales y permiten el nacimiento de un nuevo ser. Aunque también parte de la
culpa la tienen los libros de botánica, en los que aparecen compartiendo
volumen con algas, musgos, helechos y plantas con flores que sí son plantas.
Aunque su aspecto y comportamiento lo asociamos al de las plantas, su
forma de alimentarse (heterótrofa en lugar de autótrofa) y los tejidos que lo
forman (quitina en lugar de celulosa) tiene más que ver con los insectos. Por
eso a los hongos, en la división de los seres vivos, se les considera un reino
propio llamado Fungi.
Los hongos viven en el suelo alimentándose de materia orgánica,
normalmente muerta (aunque también hay especies parásitas), a diferencia de las
plantas que a partir de minerales del suelo y con la energía del sol crean la
materia orgánica de la cual todos dependemos. Su cuerpo son unos filamentos
como finas hebras blanquecinas (las hifas) que se desarrollan bajo la hojarasca
del suelo; necesitan humedad pero no luz, por eso los podemos encontrar en las
zonas más oscuras del bosque, y se encargan de digerir, entre otras cosas, la
celulosa, ya que son junto a algunas bacterias los únicos seres vivos capaces
de hacerlo, por eso sus tejidos son de quitina, pues si no se digerirían a
ellos mismos. Cuando las condiciones son adecuadas se reproducen sexualmente y
para ello elaboran unos cuerpos fructíferos, las setas, desde donde emitir sus
esporas para colonizar nuevos territorios.
El aspecto delicado y filamentoso de las hifas nos puede engañar en
cuanto al tamaño del hongo, de hecho se considera que el organismo vivo más
grande que existe hoy día sobre la tierra no es la ballena azul ni una
gigantesca secuoya, es un hongo llamado la armilaria de la miel que vive en
Oregón, USA y ocupa 880 hectáreas.
El micelio de los hongos aumenta de tamaño con la edad creciendo hacia
el exterior en forma aproximada de un círculo cada vez mayor; cuando se
reproduce, las setas aparecen dibujando ese círculo, o partes de él, y es lo
que algunos denominan círculo de brujas.
Setas alineadas formando un incompleto "circulo de brujas" |
Solo dejan de pasar desapercibidos ahora en otoño, cuando todos nos
volvemos gourmets y salimos buscarlos. Pero se nos olvida su trabajo continuo
en el suelo a lo largo de todo el año, todos los años, en la oscuridad, en el
olvido, hasta que en el otoño que viene nos vuelva nuestro ancestro recolector.
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