Macho (abajo) y hembra (arriba) de la araña tigre durante la cópula |
En nuestras relaciones de pareja solemos
usar para mostrar nuestros sentimientos de aproximación, interés o deseo, gran
cantidad de expresiones y palabras relacionadas con la comida: “qué buena/o
estás”, “me gustas”, “te comería (a besos)”…. Lo que nosotros decimos como una metáfora,
ocurre en algunas especies animales, donde uno de los miembros de la pareja (la
hembra) se acaba comiendo al otro (el macho), y esta vez no como metáfora sino
como alimento, pero…, empecemos desde el principio.
En la
reproducción sexual, la descendencia obtiene la mitad de genes de cada uno de
sus progenitores. Los genes nos diferenciarán de otras especies y de otros
indivíduos de nuestra especie. De esta forma cada descendiente tiene una combinación
diferente que le hará tener unas cualidades particulares, no muy diferentes de
las de sus hermanos pero sí de otros miembros de su especie. Y esto es una
ventaja en un mundo de condiciones cambiantes, pues siempre habrá algún
ejemplar mejor adaptado, lo cual es bueno para el conjunto de la población.
Diferencia de tamaño y de aspecto (dimorfismo sexual) entre la hembra (1) y el macho (2) de la araña tigre Argiope bruennischi |
La importancia de esta mezcla de genes es tal, que en
algunos animales el papel del macho es aportar los suyos y poco más, por lo que
para evitar la competencia por los recursos con las hembras, su tamaño es
reducido y su vida breve. Es el caso de las arañas, y más concretamente en la
araña de tigre, un especie fácil de ver porque se da en las cercanías de donde
vivimos, como jardines, huertos y zonas despejadas de arbolado. Su tamaño
grande y la coloración llamativa de su opistosoma (abdomen) con líneas
amarillas, blancas y negras facilitan el
verla y le proporcionan el nombre común. Si nos fijamos en las telas, podemos
ver, en alguna, a otra araña más pequeña, de coloración diferente, que se
encuentra en la periferia de las mismas, es el macho. Su función es fecundar a
la hembra propietaria de la tela, esperando el momento adecuado en que esté
receptiva. Antes de iniciar el acercamiento se comunicará con ella a través de
las vibraciones de la tela y se “presentará” para no ser confundido con una
presa. Si va todo bien, la hembra cambiará su posición vertical y cabeza abajo
por una más horizontal, y él se acercará con pequeñas carreras por la tela, de
una forma un tanto nerviosa, porque la hembra en cualquier momento puede
considerarlo una presa y comérselo: antes de empezar la relación, o simplemente
después de la fecundación. Es lo mismo, el macho siempre lleva las de perder en
esta relación. A veces consigue escapar, pero perdiendo alguna que otra pata.
Bolsa con la puesta de esta especie de araña |
En este comportamiento hay una posible
explicación, y es que el macho al alimentar a la hembra con su cuerpo favorece a
la descendencia de ésta, que también lleva sus genes. Vendría a ser una especie
de cuidado paternal resumido en el banquete de bodas. ¡Al fin y al cabo él
“murió de amor”! pero su reducido tamaño no supone más que un aperitivo para la
hembra. La otra explicación más prosaica, es que una vez aportados los genes ya
no tiene función alguna y seguramente morirá de todas formas, ya que está programado
así. En la literatura científica se dice que es por “el esfurerzo reproductivo”.
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