Fruto alado del arce campestre |
Al
igual que en la polinización, el viento es un medio transporte eficaz para las
semillas y además requiere pocas inversiones pues no hay que pagar al
transportista, pero no todo son ventajas pues es impredecible en cuanto al
momento en que soplara y que dirección llevará, pues no siempre esta es la
adecuada. Para la dispersión por el viento,
hay un serie de limitaciones y la primera es el peso, si la semilla es muy
pesada el viento no tendrá fuerza para moverla, menos aún para transportarla, y
por lo tanto cuanto menos pese más lejos llegará. Esto es lo que hacen las
semillas de las orquídeas y las esporas de los hongos, son tan pequeñas y
ligeras que el viento las trasporta con facilidad. Pero si el peso no se puede disminuir,
lo que hay que hacer es hay que aumentar la superficie para aumentar la
sustentación o simplemente para que el viento tenga donde “agarrarse” y
empujar.
Fruto del tilo |
En las
especies que no cuentan con el factor de la altura como los árboles, las
semillas deben despegar desde cerca del suelo, el planeo aquí no es una
estrategia válida, es mejor desarrollar un sistema a modo de vela que permita
al viento elevarlas y llevarlas lejos. Esto lo realizan muy bien los vilanos de
las flores compuestas como el diente de león.
Semilla de un geranio silvestre |
Pero hay plantas
que no solo usan el viento para transportar, la semilla o el fruto, lo que el
viento mueve es la plata entera. Todos seguro que tenemos en nuestros recuerdos
la imagen de las películas de “vaqueros” en las que en el desierto una bolas,
de ramas, cruzan la pantalla. Estas bolas de ramas no son otra cosa que la mata
de una planta conocida por los agricultores de las zonas secas del somontano y
de Monegros, la capitana. Esta es una planta anual y cuando muere al secarse
las ramas se doblan hacia el interior dándole al conjunto una forma si no esférica,
al menos redondeada, la planta además esta preparada para partirse entre el
tallo y la raíz que la ancla al suelo. Cuando comienzan los vientos de otoño la
planta ya seca es separada del suelo y movida por el viento rodando como una
pelota, hasta que se encuentra un obstáculo insalvable, como pueda ser la valla
de la autovía de Zaragoza donde se acumulan en grandes cantidades, de tal forma
que parece que hacen peligrar el anclaje de las mismas. En las zonas amplias y
despejadas de Monegros los días de cierzo se las ve llegar rodando a gran
velocidad y si en su camino se cruzan con alguna laguna dejan de rodar y el
viento las continúa empujando sobre el agua como si fuera un barco de vela.
Durante el recorrido de la capitana, sus frutos han ido quedando clavados en el
suelo por donde rodaba y de esta forma la planta ha ido dispersando su
semillas, a estas plantas con esta forma tan particular y cinematográfica de
diáspora se las denomina estepicursoras.
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