sábado, 22 de agosto de 2015

DE COMO LOS GLACIARES HAN AYUDADO A LA AGRICULTURA DE MONTAÑA



Campos de Betés de Sobremonte, al fondo la morrena cubierta de pinos abierta por el barranco
Abandonamos el fondo del valle del río Gállego y empezamos a subir una empinada carretera que va a una zona que se llama Sobremonte. El nombre parece indicarlo todo y vamos cogiendo altura, parece mentira que alguien quisiera vivir en estas laderas pero cuando llegamos a las poblaciones de Aso, Yosa y Betés vemos que se encuentran en una sorprendente y apacible llanura, ocupada por prados en lo que no hace mucho fueron campos de cultivo de trigo y sobre todo de patatas.

El mayor problema de la agricultura de montaña en el Alto Aragón, en especial la que se realiza en cotas altas, tiene que ver con la temperatura, en concreto con la falta de calor. La mejor zona para la agricultura son los fondos de valle: superficies más llanas al aprovechar las terrazas fluviales, más cálidas por estar a menor altitud, suelo fértil por el aporte de materiales sueltos del río y de los nutrientes desde las laderas; pero a veces los valles son tan angostos que ni hay tanta superficie disponible ni los cultivos reciben todo el sol necesario, y por supuesto la población se encuentra dispersa en pequeños núcleos por las laderas del valle, pues la ubicación de las poblaciones depende de su cercanía a los recursos,
Esquema de los campos de Betés, 1 Betés de Sobremonte 1298 m., 2 morrena glaciar y ermita de Santa Orosia, 3 morrena glaciar, 4 Biescas 876 m.
De esta forma se abancalaron laderas para establecer cultivos, normalmente cereales, y también se aprovecharon terrazas colgadas e incluso explanadas de origen glaciar. Los glaciares (y para que nos hagamos una idea de las dimensiones: el del Gállego llegó a tener unos 30 Km de longitud y, en esta zona, entre 300-400 metros de espesor) transportan una gran cantidad de sedimentos que dejan depositados en forma de morrenas cuando retroceden. Las morrenas laterales llegan a taponar la salida de los valles secundarios, represándolos y formando áreas lacustres donde los sedimentos que transportan los cursos de agua que desembocan en ellos se depositan en forma de finas capas horizontales. La erosión al final acaba por abrir una salida a través de la morrena y entonces la cuenca lacustre se deseca pero queda la llanura de su fondo con los sedimentos ahí acumulados. La consecuencia es una zona apta para el cultivo relativamente llana, de suelo adecuado por ser materiales finos y sueltos, muy interesantes en zonas de montaña donde las pendientes y las rocas dominan; su mayor limitación es el mayor frío por la altitud, pero a cambio estas solanas reciben más horas de sol que el fondo de valle.
Bloque errante del glaciar del Gállego junto a la ermita de Santa Orosia. 


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