El ahora último Farallón, al fondo el Potalet y el pico del Midi d´Ossau entre nubes |
El ecólogo González Bernáldez contaba en un
precioso libro como la relación de hombre con la naturaleza tiene que ver con
sus intereses y con su cultura, y que tradicionalmente el bosque es el lugar
donde se encuentra lo malo, seguramente por su falta de visibilidad,
lejanía o simplemente por no estar
civilizado, mientras que el árbol aislado no solo era un elemento positivo,
también tenia nombre propio, y un uso y un valor cultural.
Es el caso de los Faballones, (hayas
grandes) que se encuentran en mitad de las pistas de esquí de Formigal, y que dan
nombre al topónimo: Corona de los Faballones, pistas de los Faballones, incluso
hay un recorrido de tema megalítico con ese nombre, aunque en este caso las
piedras son anteriores a los árboles.
Cuentan los del lugar que estos árboles que
estaba prohibido cortarlos dada su importancia para orientar a los viajeros en
el puerto de Portalet en su paso a Francia. Pero seguramente el mayor valor y
el más cotidiano seria para los pastores y sus rebaños, un lugar donde
guarecerse del sol en los largos días de verano en el puerto.
El hayedo del Pazino acaba de forma rotunda en los pastos de las pistas de esquí, ala misma altitud o incluso inferior |
Pero nadie se pregunta que hacen unas hayas
en mitad de unas pistas de esquí (en una supuesta) alta montaña?. Si
consultamos un altímetro, o las curvas de nivel de un mapa veremos que no están
a tanta altura, unos 1700 metros, y que algo más al sur en las laderas del Pazino
un hayedo las cubre a una altitud y orientación muy parecida. Estos Faballones
están en su sitio, una ladera con vocación forestal ahora ocupadas por un pasto
continuo y unas pistas de esquí. La desaparición del bosque del cual son los
últimos testigos los Faballones es anterior al esquí, seguramente a la minería
de la zona y tendría su origen con la creación de pastos de verano en la Edad Media.
En esta época histórica el rebaño de ovejas tenia una gran
importancia, permitía aprovechar los recursos de un territorio (pasto y agua)
pero a diferencia de los cultivos, en caso de tener que retirarse por las
vicisitudes de la guerra no los dejaban abandonados sino que se los podían
llevar consigo.
Con la conquista del Valle del Ebro por los cristianos ante
ellos se abre un territorio muy adecuado para la ganadería de ovino, pero solo
durante el invierno, el clima seco de este valle imposibilita alimentar durante
el verano a todo el ganado que podía ocuparlo en invierno.
Para suplir esta carencia se ampliaron los pastos
de verano situados en alta montaña, ¿cómo? pues haciéndolos descender con la
eliminación del bosque que se encontraba por debajo de ellos, mediante tala,
fuego y descuaje de las raíces. Este es un fenómeno global al menos en la
vertiente sur de los Pirineos desde el siglo XI; y queda registrado en los
lagos de alta montaña con el cambio de tipo de sedimentos incluyendo restos de
carbón vegetal y cenizas. Aunque también hay leyendas locales que acusan a los
ejércitos de Napoleón en retirada la quema de estos bosques.
Vista general, el hayedo del Pazino a la izquierda y los Faballones en el extremo derecho, a pesar de la distancia la altitud es muy parecida. |
Seguramente lo de dejar algunos árboles
aislados fuese un costumbre habitual, servirían de refugio ante el sol y la
lluvia a rebaños y pastores, y
proporcionarían leña a estos últimos para poder cocinar. Estos árboles
pasarían a ser un elemento destacado en un paisaje continuo de prados ondulados
rodeados de montañas nevadas, y beneficiados con el aporte de nutrientes en
forma de excrementos y orina de los animales refugiados debajo de ellos.
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