La niebla se extiende por el territorio como una aguada sobre el papel, insinuado paisajes soñados. |
Una pasta espesa y grisácea se extiende ante mí, las
formas se insinúan y hasta que no estas encima no se descubre su apariencia
real, es la niebla. La niebla tiene algo estético, es como una aguada donde las
manchas de la tinta china diluida insinúan el paisaje que has soñado, como un
capa de tela traslucida que te hace soñar con el cuerpo que deseas ver, lo
importante no es lo que ves sino lo que quieres ver, como en tantas cosas es la
mente lo que las hace interesantes.
Como estamos en invierno una capa de polvo de hielo,
como una patina que armoniza los colores de una pintura, va cubriendo todo lo
inmóvil que encuentra desde el suelo yermo a la escasa vegetación; los árboles
parece que lo tienen algo mejor, las carrascas con su correosas hojas que
concentran el hielo en el borde de la misma, y los almendros que siempre se
plantan en las zonas elevadas donde menos se acumula el frío, como perdieron
las hojas en otoño ya no tienen que preocuparse por ellas; pero aún quedan días
de helada y niebla hasta que por fin la escarcha de varios días cuelgue sus
ramas y las doble con su peso; los más mayores cuentan de nieblas dorondoneras
(cencelladas ) que han roto las ramas de los árboles. Es un bello espectáculo
pero helador, que se aprecia mejor si vas de paso, de lo contrario si estas
quieto el frío poco a poco va calando en los huesos y tu mente deja de
disfrutar del espectáculo y solo piensa en un poco de calor, incluso llega a desear
la canícula veraniega.
El mar tempestuosamente inmóvil de jirones de vapor |
Son malos días para conducir pero es la única solución
para ver el sol y disfrutar de sus calidos rayos, para ello hay que subir un
tanto en altura por encima de la niebla, estos días creo que son los únicos del
año que me regocijo bajo su calor; aunque con lo que más disfruto es con el
atardecer, ver como el sol radiante que gana en color según pierde fuerza se va
sumergiendo en el horizonte blanco, y en el último suspiro se torna rojizo y su
luz rasante hace que la niebla deje de ser una capa lisa y se transforma en un
mar tempestuosamente inmóvil de jirones de vapor, el “mar de nubes” de las
tierras del interior.
En cuanto se hace la noche el frío que se escondía en
las sombras donde no llegan los rayos de sol invernal se despierta y muerde la
piel expuesta; se acabó el espectáculo, este es el momento de refugiarse, de
volver, la pasta espesa se transforma en un muro, ahora si que la niebla no
tiene nada de estético, la carretera esta mojada y poco a poco empieza a
brillar según se hiela.
Nostoc hidratado entre restos de vegetación |
Pero esta niebla escarchada será una humedad que
aprovecharán muchos seres vivos que viven directamente sobre la roca o sobre el
suelo mineral, incluso antes de que llegue la primavera en el margen entre la
helada y el viento desecante, es la esperanza vital de musgos, líquenes y
algunas “casi plantas” muy primitivas como el nostoc. Digo “casi plantas” pues
el nostoc son colonias de bacterias cianocífeas (algas verde-azuladas), su
aspecto gelatinoso de color pardoverdoso cuando están hidratadas poco tiene que
ver con las costras negruzcas que serán en cuando les de el sol más rato de
debido y nos pasen desapercibidas sobre el suelo yermo. La vida solo entiende
de oportunidades y muchos seres las aprovechan mientras nosotros estemos
embobados en el paisaje estético o con un: “con el frío que hace, donde mejor
se esta es en casa”.
Ver también:
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2013/12/inversion.html
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2013/12/dorondon.html
http://territorioinquieto.blogspot.com.es/2013/12/dorondon.html
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