viernes, 11 de agosto de 2017

LAS CENIZAS SE LAS LLEVA EL VIENTO ( y I)

       
El inicio del fuego a lo lejos (foto: Toño Alfaro)
       Nadie podía pensar que el incendio del almacén de paja podría tomar ese cariz, ya  había ardido un par de años antes, y había quedado como una gigantesca falla de varios días; pero aunque esta vez había menos paja, las las condiciones del verano de calor y sequedad además de un fuerte viento eran lo preocupante. Tal vez por eso el fuego salto unos 200 metros y empezó quemar campos de rastrojos de cereal y tomillares; el fuego corría pero no podíamos imaginar lo que sucedería más adelante.
         Contemplado desde lo alto de la Costera el incendio era un espectáculo soberbio, entre otras cosas lo considerábamos un problema de otros. Un vecino del pueblo bajo con el tractor y el arado para hacer cortafuegos, los helicópteros sobrevolaban la zona e iban descargando agua, todo parecía controlado, desde el inicio había medios antiincendios, el fuego no estaba en una zona inaccesible y el foco no era muy grande.
        

Se acabó el espectáculo, el fuego cruza la carrera desde la que esta hecha la fotografía anterior, ahora es un problema propio.
      Pero al poco y por el fuerte viento el fuego subió por la Costera y comenzó a cruzar la carretera done estábamos nosotros, se oía el crepitar de las carrascas ardiendo con violentas llamaradas,  y avanzaba por laderas con escasa cubierta vegetal, incluso los rastrojos  sin paja (menos mal que ya se la habían llevado) ardían de forma inimaginable, entonces alguien dijo: el fuego va directo al pueblo. En ese momento el incendio dejo de ser  un espectáculo y se convirtió en un problema propio.     
         Mientras llegábamos al pueblo, iba recordando unas jornadas sobre incendios, en las que uno de los ponentes decía que como había que atender primero a las personas en peligro, después a sus propiedades y dado que a todos nos gusta vivir rodeados de vegetación, cuando se podía atender la foco del fuego este ya había crecido demasiado y dificultaba mucho su control. Por eso la imagen que yo tenia era de algún uniformado que nos indicara que teníamos que hacer; pero al llegar, el pueblo se encontraba lleno de humo, los escasos vecinos en la calle a la espera, pero no llego nadie que nos dijera que hacer.
         El fuego llego a las primeras construcciones, y con cubos y mangueras se comenzó a apagar las primeros llamas, el resto de  vecinos  fueron llegando para ayudar, esquivando el control que evitaba el acceso a la población, al  fuego y al humo.
         Así estuvimos 45 minutos hasta que alguien decidió, en vista que los helicópteros que nos sobrevolaban pero no echaban agua junto al pueblo, bajar a traer (casi capturar) a uno de las brigadas antiincendios. A partir de ese momento llego la ayuda, los helicópteros arrojaban agua junto al pueblo, los miembros de las  brigadas apagaban los focos que rodeaban la población, los bomberos nos explicaron que la tardanza fue por que no podían llegar pues la carretera estaba cortada por el humo, la policía llego para desalojar a los que lo necesitaran pero no había ancianos y los que tenían niños hacia rato que habían marchado, el resto estábamos demasiado ocupados evitando que el fuego llegara la pueblo como para irnos; cuando ya había pasado lo peor, cuando se disipo el humo  un miembro de protección civil nos ofreció mascarillas contra el humo. El pueblo se lleno de uniformados y curiosos que con sus vehículos entorpecían el movimiento de la maquinaria.
 
Al día siguiente, el almacén de paja sigue ardiendo, la zona quemada lo fue en menos de una hora
         Este fuego me ha enseñado varias cosas, con viento el fuego puede avanzar muy rápido, unos 7 km hora calculé yo, incluso en zonas con escaso combustible, no estamos preparados para un evento así si hay continuidad entre la vegetació, (aunque esta sea escasa) y las viviendas, había leña almacenada junto a naves agrícolas con maquinaria y gasoil. Los cambios en el relieve hace que cambie el fuego y con ello su dirección por lo que te puedes quedar rodeado como así nos empezó a pasar. El fuego nos se puede atacar de frente, nosotros tuvimos suerte del viento no cambio de dirección sino otra cosa contaríamos,  pero delante del foco principal se van produciendo pequeños fuegos por las pavesas, eso es lo único que puedes apagar con cubos y mangueras. Y sobre todo las pacas de paja no pueden apagarse, nosotros dedicamos la mayor parte de nuestros esfuerzos y agua (al final se acabo el deposito del pueblo) para intentar apagar dos pacas de paja cercanas, hay que refrescar los alrededores y evitar que el fuego se expanda, esto nos lo dijeron horas después.

         No puedes esperar ayuda inmediata incluso en una población accesible y con efectivos por la zona, parece que las prioridades son diferentes para los vecinos y para el que dirige las labores de extinción. La existencia de hidrantes, había uno solo en el extremo del pueblo, y los cursos para saber que hacer en caso de incendio ayudarían mucho en estas situaciones, pero ha pasado un año y nadie se acuerda de los hidrantes prometidos, las cenizas se las lleva el viento.

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