La sombra creada por este haya evita la existencia de plantas bajo su copa, en la periferia las hayas jóvenes esperan su momento |
Es cierto que se acabo la lucha entre especies
de plantas, y ya están claras las ganadoras que son los árboles dominantes que
dan nombre al bosque; ahora empieza la
lucha entre ellos, entre los ejemplares de la misma especie.
Ya han pasado
los años de “guardería” en que los ahora árboles dominantes no podían estar a
pleno sol y se aprovecharon de la sombra de arbustos y árboles pioneros; la
estrategia ahora de estos árboles adultos es acaparar la mayor cantidad de luz
posible evitando la sombra de otros árboles y para eso hay que crecer en
altura, desarrollando portes esbeltos, rectos y con copas muy altas, más altas
que nadie. La competencia llega hasta tal punto que incluso se produce en el
propio árbol, las ramas que no reciben
suficiente luz y no pueden ayudar la árbol en la fotosíntesis dejarán de ser
alimentadas y se secarán, de ahí el aspecto de estos arboles troncos pelados
sin ramas y todo el follaje concentrado en la parte más alta. Consecuencia el bosque estará dominado
por unos pocos árboles, seguramente de una sola especie, (habrá otras en las
zonas marginales), y el aprovechamiento de la luz será tal que poca logra
atravesar su copas (incluso menos del 10 % a medio día en verano en un hayedo), por lo que la vegetación del suelo del bosque
se reducirá a unas poca plantas muy especializas, incapaces de vivir fuera del
bosque. En algunas zonas la luz que llega al suelo es tan pobre que no permite
que se desarrolle ninguna planta, solo los descendientes de los árboles
brotados de sus semillas y seguramente mantenidos por sus padres a través de
los hongos del suelo y sus raíces, a la espera de un hueco de luz en bóveda del
bosque. Cuando estos bosques son de
árboles maduros con una sola especie dominante tienen muy baja diversidad y
productividad en especial al nivel del suelo. Y no solo de plantas sino también
de animales pues sino hay hierba, no hay herbívoros por lo que tampoco
encontramos a sus depredadores, en este caso el bosque es solo un lugar de
refugio pero no donde alimentarse.
Falta uno de los tres árboles que crecían juntos y queda patente como se repartían el espacio sus respectivas copas |
Con el tiempo
(algunos cientos de años) y si ninguna perturbación los ha molestado todos los
árboles envejecen la vez, y todos pierden fertilidad por lo que cada vez hay
menos semillas en el suelo del bosque. El paisaje puede ser magníficamente
desolador con impresionantes árboles decadentes, pero la continuidad del bosque
esta en peligro, pues si el bosque es extenso es difícil que lleguen semillas
nuevas. Pensemos en un bosque homogéneo viejo y estable, tiene baja fertilidad,
no hay plantas colonizadoras cerca, si es destruido por un incendio, la
superficie a recuperar será enorme y las plantas disponibles quedaran muy lejos
por lo que será mucho mas largo el tiempo de recuperación.
Este no es un
problema en nuestra península, los bosques viejos son escasos y no ocupan
grandes extensiones, pero en zonas como Norteamérica si ocurre, por lo que
eventos como un incendio se consideran buenos para la regeneración del bosque,
mientras no sean de grandes proporciones.
En estos caso
la naturaleza tiene su propio proceso de autoayuda, si la estabilidad (el
bosque potencial) a largo plazo puede llegar ser un problema cuando ocupa
grandes extensiones hay que evitar esa prolongación en el tiempo y en el
espacio. La naturaleza se muestra como una dualidad, la estabilidad es lo
buscado pero lo contrario la inestabilidad ayuda a mantenerla con capacidad de
reacción.
La
inestabilidad son las perturbaciones, pequeños eventos que elimina pequeñas
zonas arboladas y permiten que siempre existan parches de árboles de diferentes
especies y edades, un mosaico de diferentes tipos de vegetación en diferentes
fases de recuperación del bosque, desde las primeras etapas de vegetación de
sustitución al bosque maduro. Esto hace no solo aumentar la diversidad de
especies sino también el que las especies colonizadoras que ayudan a recuperar
el bosque se encuentren siempre cerca y que encontremos los árboles con un
amplio espectro de edades. Si el bosque es diverso y no homogéneo seguramente
habrán sobrevivido zonas desde donde partan las catastrófico.
Ya se que esto
suena un poco raro pero lo que nos enseña la naturaleza es que las cosas no son
malas ni buenas, todo depende del momento y la cantidad. Hemos pasado de unos
montes sobre explotados, por lo que carecemos de bosques viejos, pero estamos sufriendo
una homogeneización por los matorrales que ocupan enormes extensiones, y esto
no es malo, significa que la naturaleza tiene capacidad de recuperación, pero
en el camino vamos perdiendo diversidad: pastos herbáceos, pequeños campos
agrícolas, dehesas, trasmochos, incluso zonas que han sufrido pequeñas
perturbaciones, todas ellas son zonas de diversidad que vamos perdiendo a
marchas forzadas. De la misma manera que la sobre explotación de los montes fue
homogénea y negativa, tenemos que procurar en su recuperación el perder
hábitats que han demostrado ayudar a la
diversidad, ser sostenibles y útiles, y también la cultura que los creo
y mantuvo.
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