viernes, 25 de octubre de 2013

CADUCA

Los días se han ido acortando paulatinamente, y a cambio la noche es cada vez más larga, el sol ya no esta tan alto en el cielo, por lo que poco a poco hemos dejado de pasar calor para empezar a sentir los primeros fríos. A la vez la lluvia se presenta con mayor frecuencia, es el otoño. Aunque hay una característica con la que inevitablemente asociamos esta estación y es el cambio de hoja, cuando los árboles y arbustos de hoja caduca antes de desprenderse de ella nos regalan con una explosión de color.
Paleta cromática otoñal, hayedo-abetal de Oza
Las plantas tiene varias formas de afrontar el frío, algunas lo evitan con un ciclo anual, de manera que en esta época se encuentran en forma de semilla o como tubérculos, rizomas y bulbos bajo en suelo, otras plantas no tiene más remedio que afrontarlo cara a cara dotando a sus partes más sensibles, las hojas, de costosos medios para afrontar el frío. Pero las especies que viven en lugares suficientemente húmedos y han podido pasar el verano activas e incluso creciendo, (a diferencia de las que crecen en lugares típicamente mediterráneos donde la sequía estival impone una pausa obligada), optan por una solución un tanto intermedia.
Amarillo azirón, arce campestre
Como son especies de gran porte, sus troncos, ramas y tallos tendrán que soportar el frío, pero sus delicadas hojas simplemente no estarán cuando llegue este, pues se habrán desprendido de ellas, por eso se dice que son especies de hoja caduca. Las especies caducifolias producen unas hojas sencillas y eficaces, pero no están preparadas ni para la sequedad ni para el frío, por lo que son menos costosas de producir, por lo que no supone una gran pérdida el deshacerse de ellas. Pero antes procuran reaprovechar todos los elementos que tengan valor, la clorofila se degrada y se reabsorbe, al desaparecer esta se hacen visibles otros pigmentos que estaban ocultos por el verde, son los carotenoides que dan a la hoja (y a los frutos) los colores amarillo y naranja, en algunas especies la transición es rápida, pasan del verde al amarillo-anaranjado-marrón casi sin darnos cuenta. En otras especies e incluso individuos, el cambio de coloración es algo muy personal, producen un pigmento, la antocianina, que les da un característico y llamativo color rojo, como en algunos arces, serbales de cazadores y arándanos. El significado de este pigmento no esta claro para los científicos, pues parece contraproducente invertir energías en sintetizar un producto cuando a esa hoja le queda poco tiempo de vida. Por eso se cree que el pigmento rojo protege a la hoja de los rayos UV, ante la carencia de clorofila que era quien la protegía antes, y así permite retirar todos los elementos de la hoja de forma conveniente.
Rojo arándano a la antocianina

Una vez acabada la fase del aprovechamiento, la planta prepara la hoja para su caída, por lo que sella la zona por donde se separada de la rama para evitar la pérdida de humedad. Así las gotas de lluvia o el viento, tendrán la fuerza suficiente para desprender la hoja y que esta caiga al suelo.
Puede parecer que las hojas de los caducifolios son productos de “usar y tirar” pero un vez que la planta no puede aprovecharlas más, en el suelo un ejército de microorganismos, hongos e invertebrados se encargaran de reciclar los materiales que quedan prácticamente solo celulosa, liberar los nutrientes que contiene y que las plantas puedan volver a usarlos.


3 comentarios:

  1. Vaya descubrimiento!
    Muy interesante todo lo que escribes... Me gustó mucho tu libro y me gusta este blog. Muy didáctico. Voy a cotillear por las entradas antiguas y estaré atento a partir de ahora.
    Un cordial saludo,

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  2. Por cierto, que me refiero al libro de "La Senda del Boj". He descubierto que también tenía otro tuyo más antiguo, "Chistau en la memoria". Pero este de "La Senda.." es realmente bueno...

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  3. Siempre es un placer instructivo ver tus fotos y leer tus escritos.

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