Las hojas estrechas de este sauce oponen poca resistencia a la corriente de agua durante las crecidas |
Cuentan de un padre y un hijo que al volver
de trabajar del campo tenían que atravesar un pequeño barranco, si a la ida lo
habían hecho sin mojarse por las piedras pasaderas, a la la vuelta como
consecuencia de haber caído una tormenta, estas habían quedado bajo el agua. El
primero en intentar pasar fue el hijo y nada más entrar en el agua la corriente
se lo llevo, el padre gritaba de desesperación y el hijo hacia todo lo posible
por luchar contra la corriente que se lo llevaba, al final se agarro a un sauce
y pudo salir del agua; cuando mojado y magullado se reencontró con su padre
este dijo: “Gracias a dios que te has salvado”, a lo que el hijo respondió:
“Gracias a la salcera , que a dios
bien claras se le han visto las intenciones”.
Bueno este cuento ilustra muy bien el “modo
de vida” de los sauces en los cauces fluviales:
-Colonizan las orillas desnudas e islas de los cursos
fluviales ya que sus raíces se hunden en profundidad entre los guijarros, de
hecho estas no son cilíndricas sino que se adaptan a los espacios que hay entre
las piedras.
-Necesitan suelos muy húmedos, encharcados si las raíces se
pudren por falta de aire (anaerobiosis) son capaces de regenerar las raíces y
los brotes desde la parte no sumergida, e incluso pueden permanecer bajo el
agua mientras dura una inundación sin perecer.
-Oponen la mínima resistencia a la corriente, en la mayor
parte de las especies el tronco es muy corto casi inexistente y de él salen las
ramas finas y flexibles, (por eso son usadas en cestería), sus hojas son
alargadas y en muchas especies estrechas, además son caducas por lo que las
riadas pueden coincidir cuando han caído y oponer menos resistencia aún; y todo
el arbusto cuando la corriente es fuerte se pliega contra el fondo por la
fuerza de la misma, y una vez que cesa se vuelve a erguir por su flexibilidad,
así evita roturas como en otras especies de arbustos y árboles.
-Tienden a reducir la fuerza de la corriente por lo que
facilita la deposición de sedimentos y asegura la orilla de los cauces
fluviales, protegiendo la vegetación que hay tras esta primera línea, de forma
que se puede inundar pero sin la fuerza de la corriente.
Sauce deformado por las violencia de las riadas en este cauce temporal |
A
pesar de todas estas adaptaciones, en grandes riadas la fuerza del agua puede
superar sus resistencia, el agua socaba el sustrato y llegan a desenraizarlos o
a dejarlos cubiertos de sedimentos, también dejan sus copas tan dañas que
quedan ya con una forma aplastada e hidrodinámica; además el impacto de maderas
flotantes y piedras arrastradas por la corriente las arranca hojas y daña las
ramas al arrancar la corteza por lo que estas ramas morirán.
Lo más curioso es que cuando una vez que
han estabilizado una orilla los sauces son sustituidos por especies de mayor
tamaño como los álamos, que los asfixian con su sombra, hasta que una riada los
elimine a ellos y los sauces retornen.
Sauce durante una riada |
Una consecuencia de la existencia de presas
y embalses que regulan los caudales y es la falta de riadas en ese caso los
sauces pueden ser sustituidos por otras plantas como la caña, propias de cursos
lentos y orillas enfangadas, con las cañas el hijo de nuestra historia inicial
no habría tenido donde agarrase, el tallo se rompe con la fuerza del agua y
permanece el rizoma desde donde se vuelve a regenerar.
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