Triton pirenaico escondido bajo las piedras sumergidas |
Llegamos ya a la zona de escarpes de roca y
encontramos una vegetación muy especializada, son plantas que enraízan en las
grietas de la rocas; aquí viven algunas plantas con una distribución muy
restringida, destaca un pariente del ñame (Borderea
chouardii) que vive en una zona muy concreta de un congosto, el de Escales
y en ningún otro lugar del mundo. Otra planta destacable es la oreja de oso, en
los veranos secos la planta se seca y la daríamos por muerta, pero tras un
aguacero revive, sus hojas se vuelven turgentes y retorna el verde de la clorofila
e incluso vuelve a florecer, la reviviscencia es muy rara en plantas con flores siendo más propias de
algunos helechos, musgos y líquenes.
En los rezumaderos aparecen plantas muy
primitivas como musgos, algunos con un aspecto de algas, helechos como el
culantrillo y una planta insectívora, la grasilla, ya que el suelo lavado es
pobre en nitrógeno y la planta lo soluciona atrapando insectos en su hojas
pringosas desde la cuales absorbe los nutrientes proporcionados por el animal. En
muchos lugares el carbonato cálcico disuelto en el agua se precipita al salir
al exterior, a veces son solo chorreras sobre la roca con una pátina negruzca
de algas microscópicas, en otras, favorecidas por la vegetación, forma una roca
porosa, la tosca, que crece con su vegetación particular como los juncos y la
yerba escoba, una gramínea propia de suelos encharcados.
Colonias de algas cianocífeas cubren la roca y le dan un tacto resbaladizo |
Ya en la orilla del agua las plantas están
expuestas a la fuerza de la corriente y a inmersiones durante las crecidas, los
sauces colonizan las orillas de cantos rodados y sus tallos flexibles y hojas
estrechas ponen poca resistencia a la fuerza agua del evitando así el ser
arrancados durante las crecidas.
Bajo el agua, en zonas de remansos,
encontramos un alga con un aspecto que recuerdan pequeños candelabros (Chara sp.), y lo demás son plantas con
flores pero que viven bajo el agua, el tamaño de su hoja depende de su
situación con respecto a la corriente, incluso hay plantas con dos tipos de
hoja, una ancha fuera del agua y otra
muy estrecha para debajo.
Los barrancos son un mundo fascinante donde
en muy poco espacio podemos encontrar estrategias vitales muy diferentes puesto
que las condiciones ambientales cambian mucho en muy poco espacio, a veces
parece un caos organizado donde viven en vecindad plantas de orígenes muy
distantes y requerimientos al parecer muy diferentes, pero aquí encuentran
buenas condiciones para convivir y compartir el territorio. Una isla húmeda y
abrupta que rasga las lomas secas y redondeadas por la erosión de estas
sierras.
La fauna que encontraremos será la propia
del monte o la que aprovecha las paredes de roca como zona de anidamiento, el
caso de buitres y otras rapaces o como lugar alimentación como el treparriscos,
el roquero solitario. Es en el agua donde encontraremos a los organismos más
característicos: los peces como los barbos, madrillas y bermejuelas, y las
truchas, en los cursos de aguas más frías, aunque tienen limitada su presencia
por los saltos de agua que no pueden superar; las anguilas, desde la
construcción de las grandes presas del Ebro, se han convertido en un recuerdo.
Los anfibios necesitan lugares con agua para depositar sus puestas y que sus
renacuajos se desarrollen, la rana común nos ameniza el recorrido con sus
saltos a refugiarse en el agua, y el sapos solo son visibles para realizar sus
puestas de huevos. Tal vez el animal más representativo sea un tritón, el
pirenaico, también presente en las sierras, a diferencia de otros tritones es
eminentemente acuático y aunque lo solemos encontrar en aguas remansadas esta
plenamente adaptado a la corriente: carece de crestas, tiene el cuerpo
aplanado, los dedos terminados en uñas, no flota, todo para poder vivir en el
fondo y no ser arrastrado por la corriente, y necesita de aguas muy oxigenas,
por lo tanto frías y con corriente. Dos reptiles aprovechan el medio acuático,
los dos son dos serpientes inofensivas, una procura confundirnos con su aspecto
de víbora y la otra nos atufa con su olor desagradable si la agarramos.
Los invertebrados son los grandes desconocidos
a pesar de su abundancia, solo destacar en los insectos la estrategia de vivir
en el agua, especialmente como larva, pero ser capaces de volar de adultos para
encontrar nuevos lugares.
Los barrancos son pues un “mundo perdido”,
islas de emoción y aventura, lugares extraordinarios y ricos en diversidad pero
frágiles, no ante sequías o riadas pues son parte de su naturaleza sino ante la
presencia humana; por un lado el exceso de presión física, pero por otro y tal
vez peor, por la parte que tiene de descubrimiento esta actividad que los
barrancos se conviertan en el paisaje invisible de un aquapark.
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